Por: Redacción Revolución
(01 de septiembre, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Coincidieron en
el trabajo de ella, él llegó a la tienda a comprar y desde ese día sus
visitas se hicieron constantes. Su nombre es Ángel de Jesús Castillejos
y es soldado, estaba comisionado a la vigilancia de las instalaciones
del Puente Internacional número Uno, con el tiempo fue ganándose la
amistad de la chica y de ello se produjo una relación formal de pareja.
Ángel le presentó a Edgar, le dijo a la chica que era uno de sus
mejores amigos y también formaba parte de las filas de la Secretaría de
la Defensa Nacional (SEDENA). Ella recuerda que los tres se llevaban
bien y en muchas ocasiones Edgar ocultó alcohol para beber junto con
Ángel, cuando éste se encontraba franco. Después de unos meses la chica
dejó de ver al primero, porque le dijo que sería removido a ciudad
Madero, Tamaulipas, por motivo de unos cursos de capacitación,
ordenados por la SEDENA
Tiempo después Ángel regresó y se pusieron de acuerdo para ir a un
concierto juntos, él le pidió a ella que invitara a alguna otra amiga
ya que los acompañaría Edgar, pero no hubo nadie más quien quisiera ir;
unas horas antes del concierto Ángel le llamó a la joven y le dijo que
le sería imposible asistir, porque le habían dado vacaciones y no las
podía desaprovechar, porque quería ver a su familia que vivía en el
Distrito Federal. Pero aseguró que además de Edgar, iría al concierto
con ellos otro compañero de nombre Roberto Acosta Vargas, le dijo que
no fuera a sentir desconfianza, ya que ambos eran sus amigos y
“personas honorables” que jamás le harían daño.
Aquella noche los tres fueron al concierto y ella se percató que
ambos soldados estaban consumiendo alcohol en exceso, a su vez cada vez
que regresaban del baño parecía que sus reacciones cambiaban, “parecían
como drogados”, explica ella en el testimonio entregado a las
autoridades, al cual ha tenido acceso Revolución TRESPUNTOCERO.
Después del concierto, aproximadamente a las 2:30 de la mañana, le
pidieron a la chica que los acompañara a otro sitio “a seguirla”, a lo
que ella se negó bajo el argumento que tenía mucho trabajo al día
siguiente y no podía desvelarse. Durante el trayecto en el auto que
manejaba Roberto, Edgar seguía insistiendo en ir a otro sitio, y ella
seguía negándose.
De pronto ambos se alteraron aún más y aceleraron la velocidad del
carro, antes de llegar a la calle donde tenían que dejar a la joven,
Roberto y Edgar intercambiaron miradas y se siguieron de frente, ella
pidió que le permitieran bajarse, pero el segundo soldado le puso una
mano sobre el cuello, como buscando ahorcarla, “me presionaban hacia el
respaldo del asiento, entonces intenté abrir la puerta pero tenía
seguro”, afirma la víctima.
Roberto y Edgar reían a carcajadas, le dijeron que no tuviera miedo,
que iban a ir por unas cosas y luego la llevarían a su casa. No fue
así. El exceso de velocidad volvió, mientras Edgar le aseguraba que
para él sería un orgullo que alguien lo acusara de algún delito.
Metros antes de llegar a la puerta del cuartel escondieron a la joven y le advirtieron, “más
vale que te quedes callada o te va cargar la chingada”, después
comentaron entre ellos que esperaban que no hiciera revisión, dieron
sus nombres: “teniente Roberto” y “teniente Edgar”, los dejaron pasar
al interior del cuartel militar Macario Zamora.
Llegaron a una vivienda y la bajaron de forma violenta,
advirtiéndole que debería guardar silencio. Ella se encontraba en shock
emocional y no paraba de llorar, asegura que temía que la fueran a
matar; Roberto la empujó a la cama mientras Edgar la sujetaba de los
brazos, de manera que pudiera estar inmovilizada, mientras le decía “más
vale que te quedes callada o voy a matar a tus papás y a toda tu
familia, te vieron la cara de pendeja, Ángel está casado y tiene un
hijo, es mejor que te quedes callada o te voy a romper el hocico”. Ella afirma: “me quitó la ropa, aunque le supliqué que no me hiciera daño, pero lejos de hacerme caso seguía burlándose”.
Minutos después fue Roberto quien abusó de ella sexualmente. Cuando
por fin pudo por un momento estar libre corrió, pero la puerta tenía
llave, nuevamente la detuvieron y fue Edgar quien volvió a cometer
abuso sexual en contra de la joven, mientras le decía “eres una
pendeja” “.”Yo le respondía que no me lastimara más, pero ambos seguían
burlándose”, asegura la chica.
Minutos después Roberto comenzó a golpearle el estómago y mirándola a los ojos le dijo: “más
vale que hagas lo que te voy a decir si no quieres que a tu familia se
la cargué la chingada, te voy a grabar… si haces una reacción mala te
voy a matar”.
Sacó un celular y comenzó a grabarla, exhibiendo la manera en que la
joven se encontraba desprotegida, ultrajada, humillada, dañada física y
psicológicamente, volvieron a repetir los abusos frente a su cámara en
múltiples ocasiones. Ella asegura “me sentí la peor mujer, asquerosa,
triste, decepcionada, me pregunto cómo pueden hacer eso si ellos deben
de cuidar a los ciudadanos, no he dejado de sentirme humillada”.
Nuevamente durante la agresión sexual, Edgar le decía constantemente
que para él “sería un honor y un orgullo que fueran a su trabajo a
poner una denuncia de violación en su contra”, pero que nadie les iba a
creer, después de un rato, Roberto le tiró la ropa en la cara y le
pidieron que se apurara, porque se iban a ir.
Volvieron a subir a la joven al automóvil y la escondieron, para
después acelerar hasta detenerse en calles cercanas al cuartel, la
bajaron y la volvieron amenazar, ella afirma que Roberto “totalmente
transformado en un psicópata”, le aseguró que si hablaba con alguien
sobre lo que había pasado la iba a matar y la dejaron sola en medio de
la calle y de la noche.
Calló durante mucho tiempo, por miedo, por vergüenza y porque no se
quería “exhibir por nada”. No pensó que pudiera obtener justicia, pero
después de meditarlo denunció ante la Comisión Nacional de Derechos
Humanos (CNDH), y todos sus miedos se hicieron reales por la actuación
del órgano, ya que considera que no hicieron lo suficiente para obtener
una investigación exhaustiva que rindiera resultados a su favor.
Asegura que ni siquiera hicieron lo suficiente para darle el
seguimiento que corresponde al caso y a la víctima, ya que nunca contó
con el apoyo para la atención psicológica, tampoco se sintió confiada
de la jurídica y mucho menos existió la implementación de medidas
cautelares hacia ella y su familia
“Pese a que la CNDH investiga los casos, no está emitiendo las
recomendaciones necesarias con la prontitud que debería hacerlo, este
organismo debe de trabajar con mayor celeridad y cuando hay suficientes
evidencias debe emitir las recomendaciones antes que se hagan los
señalamientos públicos…
La CNDH deja la impresión que reacciona cuando aparecen exhibidos en
una nota de un medio nacional o internacional, como una dependencia que
mantiene estancadas las soluciones a las víctimas, y provoca que
parezca más un órgano que ni previene, ni señala en su momento los
responsables”, asegura a Revolución TRESPUNTOCERO el Presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, Raymundo Ramos Vázquez.
Para Ramos, este tipo de delitos que no cesan y sí se han
incrementado en los últimos años, han sido propiciados en parte por los
poderes ejecutivo, legislativo y judicial, quienes no aplican la ley ni
legislan a pro de la erradicación de estos delitos. “Se necesita que
toda la estructura de gobierno haga su trabajo, aplique la ley, no son
delitos inventados, ni son acusaciones falsas, en su momento hubo una
investigación y la autoridad determinó que sí existía una culpa, pero
aun cuando CNDH investigué y los jueces también, siempre hay una orden
superior que ordena la impunidad, ésa orden superior tiene tinte
militar”.
El Presidente del Comité afirma que todas las Fuerzas Armadas tienen
el mismo poder de control y están por encima del ejecutivo, y explica
que por eso ellos actúan al margen de la ley, “luego cuando se les
acusa se hacen las víctimas, porque ninguna de las estructuras del
aparato de gobierno han cuestionado e investigado por este tipo de
delitos a las fuerzas armadas, en poco tiempo este problema se va a
agravar y va a ser algo que difícilmente se va poder resarcir”.
Asegura que esto confirma que las fuerzas armadas mantienen la idea
que es el pueblo el enemigo y es a quien se debe atacar, es por eso que
ahora se necesitan los pronunciamientos de organismos internacionales
de Derechos Humanos, que hagan las observaciones necesarias y puntuales
para demostrar que en México existe un doble lenguaje: el lenguaje
oficialista y la realidad que representan las víctimas.
El constante abuso sexual, tortura sexual y otros tratos degradantes
hacia las mujeres, por parte de las fuerzas armadas, son hoy altamente
evidentes, aún así el gobierno en turno negó que México padeciera
tortura generalizada, lo cual es la base del cinismo y la impunidad,
cuando, a decir por Ramos, lo primero que se tiene que hacer es dar a
conocer públicamente que existe un abuso de autoridad y que las
injusticias y las no respuestas a los casos, no podrán resolverse si el
gobierno se mantiene supeditado a las órdenes de las Fuerzas Armadas.
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