Por falta de soluciones, desbordamiento de los problemas, madruguete desde alguna parte o por vacío de poder, que en política no existe, el caso es que los tiempos se le achican al sexenio 2012-2018 de Enrique Peña Nieto.
El tema de la sucesión presidencial del 18 en México ya se posicionó. Lamentable —como lo hemos dicho en este espacio—, pero así es. El sistema político priista ya está aceitando
la maquinaria para preparar al relevo de Peña Nieto. ¿Qué tanto el
propio presidente está moviendo los hilos? No se sabe, pero se presume
muy poco.
Ni en eso. Es el caso que en los medios de
comunicación se habla del asunto cada vez con mayor frecuencia. El tema
se impuso sobre todo a razón de los cambios en el gabinete
recientemente oficializados por Peña. Sin la mayor trascendencia, solo
sobresalió el de José Antonio Meade Kuribreña para la Sedesol, en lugar
de Rosario Robles, una secretaría de plataforma.
Se coloca a Meade entre los posibles candidatos, se presume también, porque es de los preferidos
de Washington debido al alineamiento a sus políticas desde su postura
en la Secretaría de Relaciones Exteriores, su encargo previo.
De Aurelio Nuño, se rumora, ha sido colocado en la SEP porque era una exigencia —¡otra vez!— de Washington para destrabar o, mejor dicho, desarticular
el sector educativo con fines privativos; una solicitud tiempo atrás
desde la OCDE, a lo que se habría opuesto Emilio Chuayffet. Una
amenaza, grave, en contra del entramado educativo que a México le ha costado décadas construir.
Luego entonces, a partir de ahora padecerá el acoso por todas las vías
posibles, incluido el desarme tanto del sindicalismo oficial como del rejego agrupado en torno a la CNTE.
Luego entonces, habrá que observar lo que ocurre en lo sucesivo en
estas dos secretarías: Sedesol y SEP, y cómo operan sus titulares. De
Claudia Ruiz Massieu y el resto no se esperan grandes acciones. De
quien sí es del PRI, y su flamante titular Beltrones. Manlio llegó a fortalecer
al presidente mediante los apoyos partidistas. Mas de él tampoco se
espera pudiera llegar al 18 como candidato, puesto que no es del agrado
de los gringos, así sea amiguísimo de casi todos los equipos, o
corrientes —incluso los gobernadores— dentro del PRI y “tenga la piel
gruesa”, como dice.
De la conformación de la Cámara de
Diputados, luego del pasado proceso electoral, no se espera la solución
de grandes enigmas, puesto que habrá línea, eso sí, desde Los
Pinos para sacar las leyes reglamentarias que faltan a las “reformas
estructurales” recientemente aprobadas en el presente sexenio. Ese es,
lo decíamos también, uno de los logros, si no es que el único y más
importante saldo de Peña Nieto.
Otra sorpresa del pasado proceso electoral del 7 de junio 2015, fue el triunfo del candidato independiente Jaime Rodríguez El Bronco,
tras el desdén hacia los partidos políticos por un desgaste ideológico,
político y de propuestas por lo que la sociedad ya no cree. Esta nueva
figura podrá tomar relevancia pronto; es decir en el 18 y uno de los
posibles candidatos podrá ser precisamente El Bronco, razón por la cual habrá que seguirle los pasos en cuanto a resultados.
Solo faltaba que resultase el competidor de Andrés Manuel López Obrador, El Peje,
quien irá por su tercera candidatura bajo el lema de que “la tercera es
la vencida”. Nomás eso faltaría. ¿De dónde podría salir otro gallo?
Salvo que Manuel Clouthier (el hijo de Maquío) en Coahuila, también como independiente, pero no hay más elementos para una evaluación tan temprana.
Por las disputas internas, el PAN no tiene “posibles” con opciones de
volver al poder —luego de los dos sexenios fallidos, de Fox y
Calderón—. Porque además el PRI no volverá a soltar Los Pinos
(¡por cierto que de la “silla embrujada” ya ni se habla!). De otros
como el PRD ni sus luces, porque de la crisis de identidad en la que
andan metidos, más que de conflictos internos, difícilmente se ve cómo
saldrán. Sucesión adelantada… ¡de pena ajena!
Twitter: @sal_briceo
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