La formación de un Sindicato.
Manuel Fuentes
lasillarota.com
Era
la una de la tarde del pasado domingo 30 de agosto y ya había más de
medio centenar de trabajadoras del hogar reunidas para discutir la
constitución de su sindicato.
Marcelina Bautista con un vestido rojo, una de las convocantes y
quién por más de 15 años ha trabajado en este proyecto iba de un lado a
otro, nerviosa, hablando con sus compañeras antes de iniciar la sesión.
No dejaba de sonreír.
Semanas antes había salido una convocatoria para reunirlas. Había
mujeres de todas las edades aunque la mayoría jóvenes, algunas con
niños en brazos, otras de mayor edad, con mayor experiencia, ya que por
muchos años han realizado trabajos en el hogar. Acostumbradas a la
puntualidad la mayoría había llegado antes de la hora convocada,
estaban expectantes del momento de iniciarse su asamblea.
Marcelina tomó el micrófono para iniciar la reunión, en la mesa
principal estaban las mujeres convocantes. Explicó que por muchos años
se ha buscado defender el trabajo en el hogar pero se han enfrentado a
la resistencia de los patrones, a una gran indiferencia del gobierno
por lo que era necesaria la creación de un instrumento propio que
ayudará a capacitar y organizar a miles y miles de mujeres que se
dedican a esa actividad. Mencionó que son más de dos millones de
personas que se dedican a la misma y que se encuentran en total
abandono laboral.
Podía observar, mientras hablaba Marcelina, las miradas atentas de
las mujeres convocadas, que asentían a cada frase que se pronunciaba
por la discriminación de la que han sido objeto por muchos años. Se
pidió que propusieran entre ellas quien pudiera dirigir la asamblea,
una presidenta de debates, una secretaria y dos escrutadoras.
Nombres de varias de ellas se escuchaban y se iniciaba una primera
votación para designarlas. Fueron designados las cuatro personas para
dirigir la reunión, entre ellos un hombre, de los poquísimos en la
reunión. Ana Laura Gaspar, también trabajadora del hogar, fue electa
como presidenta de debates y con mucha seguridad tomó el micrófono para
pedir a las reunidas opinaran la conveniencia de formar un sindicato.
Miraba como varias de ellas levantaban la mano, escuchaba que entre
ellas se decían que era necesario ante tanto desprecio de muchas de las
personas que las emplean. Mencionaron la necesidad de que el sindicato
que se formara fuera nacional. En la sala había mujeres que habían
llegado al Distrito Federal desde los estados de Chiapas, Colima y
Estado de México.
Cuando se escucharon las opiniones para constituirlo en ese momento,
la presidenta de debates mencionó que debía decidirse en voto secreto.
Que la importancia del acto lo exigía.
He estado en muchas reuniones, en constituciones de varios
sindicatos y nunca había observado que se decidiera en voto secreto la
formación de una organización gremial. Estas mujeres estaban dando el
ejemplo a seguir.
Una a una, iban pasando para depositar su voto en una pecera de
cristal, habilitada de urna transparente para depositar su voto. Al
terminar fueron sacando cada papeleta hasta anunciar que la decisión de
las presentes era constituir un sindicato nacional de trabajadoras y
trabajadores del hogar. Muchos aplausos se escucharon y abrazos entre
ellas.
Decidieron constituir también en voto secreto, una secretaría
general colegiada integrada por tres mujeres trabajadoras del hogar:
Marcelina Bautista Bautista, Ana Laura Aquino Gaspar y Esperanza Martha
Leal Morales. Muy pocas organizaciones en México tienen esta forma de
dirección compartida y también es una experiencia que pondrán en
práctica para demostrar su operatividad.
La asamblea constitutiva duró casi cuatro horas, eran casi las 5 de
la tarde y las mujeres que constituyeron su sindicato no se movían, no
perdían ninguna de las acciones ni frases que se discutían. Había
mucha emoción de quienes estábamos en ese lugar.
Rosario Ortiz, una sindicalista de muchos años les tomó la protesta
y les dijo que no aceptaran imposiciones de fuera, que dieran muestra
que puede existir un sindicalismo auténtico para mejorar las
condiciones de cientos de miles de mujeres, que ese sindicato había
sido fruto del trabajo de muchas personas y que ahora era realidad.
En el salón estaban Inés González, la abogada Edith Ramírez, Claudia
Vázquez, Ana Sofía Pablo, Mary Goldsmith entre otras, quienes por
muchas años han acompañado este proyecto, observando todas ellas, en
una mesa de al lado como estas mujeres que se han dedicado a trabajos
del hogar tomaban un decisión tan importante. Organizarse por ellas
mismas y buscar respeto a sus derechos.
Quedan muchos retos en adelante, el más importante, lograr su
registro ante las autoridades del trabajo, convencer que el propósito
fundamental de un sindicato de trabajadoras del hogar es que se respete
la ley para ellas. Un reto que en este país para los gobernantes el
exigirlo es una verdadera insolencia. Que sean tratadas con dignidad,
que se respeten sus horarios, que se les otorgue seguridad social, que
se les pague un salario digno y justo; que se les considere personas
con derechos, que no se les discrimine, que no se les explote y sobre
todo que sean reconocidas y respetadas.
Quedan muchos sueños, muchas esperanzas para convertirlas en
realidad. El primer paso lo han dado, sin duda la organización es el
camino para alcanzar sus metas, como una nueva organización que lucha
por sus derechos laborales nos ha dado el ejemplo de que es posible la
formación de sindicatos democráticos en nuestro país.
Correo: mfuentesmz@yahoo.com.mx Twitter: @Manuel_FuentesM
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