Pedro Echeverría V.
1. Nunca olvidaré que Diego Fernández de Cevallos (PAN) “ganó” un
debate en 1988 donde traicionó a Cuauhtémoc Cárdenas (FDN). Habían
llegado los dos partidos de oposición al acuerdo (escribe Aguilar
Zínser) de sólo atacar a Zedillo del PRI, pero Cevallos se lanzó contra
Cárdenas haciéndolo trastabillar. Eso le encantó a la gente porque “se
puso caliente” y le dio la “victoria histórica” al panista. Es
interesante: si los debates son de chismes, de acusaciones mutuas,
provocan carcajadas, emociones, gritos y aplausos como en el circo; por
el contrario, si se hacen reflexiones “no tiene chiste” porque todas
esas se pueden leer y reflexionar. Quizá deban hacerse todos en el
prestigiado Coliseo de México.
2. A los dos o tres mil lectores de política no nos dicen nada los
llamados “debates” porque desde hace muchos años conocemos cuáles son
las ideologías y programas políticos de los partidos; más aún conocemos a
fondo sus prácticas políticas. No sólo conocemos a José Meade,
candidato del PRI, como funcionario del PAN y del mismo PRI; conocemos
además las funestas actuaciones corruptas dentro del PRI-gobierno de su
padre y de su hermano. ¿Qué puede decir que yo no sepa? Así también
conocemos a fondo a Ricardo Anaya. Aunque no estemos de acuerdo con la
abierta campaña del PRI en su contra, “Ricardito” es un panista que ha
seguido con fidelidad la línea del PAN; y aunque para mí con eso basta,
no podré hacer a un lado su personal corrupción.
3. López Obrador, para mí, es otra cosa muy distinta. Desde que me
enteré de la toma de pozos en Tabasco, de encabezar a los trabajadores y
visitaros en las cárceles, de sus caravanas a la ciudad de México
encabezando a cientos o miles de trabajadores, me pareció un gran líder.
Luego su comportamiento defendiéndose del “desafuero” y plantándose
contra las “reformas estructurales”, pero sobre todo recorriendo todos
los municipios y pueblos del país en cinco o seis veces, me pareció
magnífico. En la izquierda criticamos fuertemente sus alianzas con la
derecha empresarial y política, porque es el mayor peligro a las
posibilidades de que se avance a la izquierda. Pensamos que esas
alianzas podrán frenar cualquier reforma importante.
4. ¿Qué carajos se puede decir en los debates que no sepamos? ¿Se
anunciará acaso que alguno de los presidenciables del PRI o el PAN
renunciará para que uno solo enfrente a López Obrador “porque sigue
siendo un peligro para los avances de los negocios en México”? ¿Se
denunciará públicamente a los empresarios que ponen millones de pesos en
las campañas y se hará claridad sobre las triangulaciones de dinero de
Hacienda a los partidos? ¿Qué tal Odebrecht? La realidad es que si hay
cosas muy escondidas que por acuerdo de partidos se guardan. Pero si en
los “debates” van a repetir lo que todo mundo sabe, no tienen caso. O de
plano, ¿los debates son para los que ignoran todo y por convicción ya
saben que es un distractor para que los negocios sigan adelante?
(11/III/18)
alterar26@gmail.com
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