Bernardo Barranco fue consejero electoral en el Estado de México durante una década, por lo que tiene bases para decir que las elecciones de 2017 en esa entidad fueron “de las más sucias” que se han celebrado en toda la historia del país gracias a los grupos de poder que beneficiaron al primo del Presidente Peña Nieto, los mismos que, considera, están fraguando los comicios federales del 1 de julio.
Igual que en el proceso del Estado de México, actualmente se hace “una utilización indigna de las necesidades de los pobres”, puesto que se usan ingentes recursos de programas sociales para “inducir” a que los más desfavorecidos voten por los candidatos del partido gobernante. El ex consejero agregó que todas estas estrategias, por pequeñas que fueran, son determinantes a la hora de decidir el resultado de una elección tan disputada como fue este caso, en el que Alfredo del Mazo triunfó con 34 por ciento de los votos mientras que la candidata izquierdista Delfina Gómez alcanzó el 31 por ciento.
Por Eduard Ribas Admetlla
México, 14 mar (EFE).- El uso de la Procuraduría General de la
República (PGR) para atacar a candidatos, la utilización de fondos
sociales para inducir el voto y las anomalías en comicios estatales son
algunos de los indicios que, según el ex consejero electoral Bernardo
Barranco, sugieren que se está “fraguando” un fraude en las
presidenciales mexicanas de julio.
Junto con otros siete ex consejeros, Barranco acaba de publicar un libro titulado El infierno electoral en
el que sostiene que el Estado de México celebró el pasado año “una de
las elecciones más sucias que ha habido”, y alerta que los mismos grupos
de poder que orquestaron esos comicios son los que organizarán las
elecciones presidenciales.
Esta entidad federativa que rodea la capital mexicana es la región
más poblada del país, gobernada durante nueve décadas por el oficialista
Partido Revolucionario Institucional (PRI), que el 4 de junio del año
pasado volvió a reeditar su victoria.
“Fue una elección cargada de fraudes”, dijo en una entrevista con Efe
el coordinador del libro, quien avisó de que “el grupo de poder que
operó esas elecciones es el mismo grupo que está en el nivel federal”,
en alusión al Presidente Enrique Peña Nieto.
A Peña Nieto se lo relaciona con el Grupo Atlacomulco, una presunta
agrupación de políticos del PRI y empresarios que “hacen grandes
negocios en tareas políticas”, indicó Barranco, quien fuera consejero
electoral en el Estado de México durante una década.
“El verdadero infierno electoral ya está operándose a nivel del tejido social, en los municipios y las regiones pobres. Ya se está fraguando el proceso electoral”, alertó Barranco tras lamentar que el habitual sainete entre candidatos solo sirve para distraer de lo que realmente importa: un posible fraude.
“La advertencia que hacemos (en el libro) persigue llamar la atención
de algo que puede pasar”, dijo el ex consejero electoral, quien indicó
que ya existen algunos indicios como el “uso faccioso” que hace el
Gobierno para perseguir con la fiscalía al candidato opositor Ricardo
Anaya, investigado por presunto lavado de dinero.
También destacó que el candidato del PRI a la Presidencia, José
Antonio Meade, dijo que “se inspira” en la victoria del PRI en el Estado
de México para ganar las presidenciales, algo que Barranco tildó de
“aterrador” por las numerosas irregularidades que hubo en esos comicios.
De acuerdo con el ex consejero, en esas elecciones “el aparato del
Gobierno se convirtió en un aparato electoral”, que usó toda la
maquinaria estatal, incluida la autoridad electoral, para favorecer al
candidato del PRI a Gobernador, Alfredo del Mazo, quien ganó los
comicios a pesar de que el partido tenía 60 por ciento de desaprobación
en la región.
Tradicionalmente, la mayoría de consejeros del Instituto Nacional
Electoral (INE) de ese estado han sido “comprados” por el poder
político, algo que vivió Barranco, afirmó, cuando le ofrecieron cuatro
años pagados en París para terminar su doctorado.
Sostuvo que en los comicios pasados hubo “una utilización indigna de
las necesidades de los pobres” puesto que se usaron ingentes recursos de
programas sociales para “inducir” a que los más desfavorecidos fueran a
votar por Del Mazo.
“Hubo municipios del sur del Estado de México con un 70 por ciento de participación cuando la media en el estado es del 50 por ciento”, aseguró.
Asimismo, indicó, el oficialismo promovió la participación de
candidaturas independientes que disimulaban su “vinculación con el
poder”, con el único objetivo de atomizar el voto de la oposición.
Pero lo realmente novedoso en esos comicios fue “el uso de métodos
del crimen organizado para inhibir la participación electoral en
regiones con una fuerte oposición”.
Señaló, por ejemplo, las advertencias que se difundieron sobre
posibles tiroteos durante la jornada de las elecciones o la aparición de
centenares de cabezas de cerdo en los colegios electorales.
Todas estas estrategias, por pequeñas que fueran, son determinantes a
la hora de decidir el resultado de una elección tan disputada como fue
este caso, en el que Del Mazo triunfó con 34 por ciento de los votos
mientras que la candidata izquierdista Delfina Gómez alcanzó el 31 por
ciento.
Por todo ello, aunque Meade figura como tercero en los sondeos en la
carrera presidencial, Barranco señaló que “no hay que darlo por muerto”.
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