“Construir el mundo que queremos y necesitamos”
Luego
de tres días de trabajos y fiesta este sábado 10 de marzo concluyó a
las 8 de la noche el Encuentro Mujeres que luchan, cuando al templete
subieron las indígenas zapatistas y la comandanta Miriam para dar un
mensaje a quienes llegaron desde diferentes comunidades y países para
compartir sus experiencias, mirarse, escuchar y conocer las formas de
organización de las otras.
"No te rindas, no te vendas, no claudiques": fue el mensaje y "seguir
vivas y seguir luchando": el acuerdo. Dos ideas que cerraron el Primer
Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de
Mujeres que Luchan que se realizó del 8 al 10 de marzo en el Caracol de
Morelia, en el estado de Chiapas:
Combinando todas las emociones, Alejandra, una joven miliciana se
encargó de pronunciar las palabras recogidas entre las compañeras de los
cinco Caracoles zapatistas: el de Morelia, La Realidad, La Garrucha,
Oventik y Roberto Barrios, lugares de encuentro ubicados en las tierras
recuperadas por el movimiento zapatista de 1994.
Las zapatistas, unas dos mil que asistieron y las que no pudieron
llegar porque se quedaron en las comunidades a cuidar las tierras y las
familias, esperaron varios meses para planear este espacio dedicado a
hablar, reír y llorar, sin la presencia y los prejuicios de los varones.
"Hermanas y compañeras, al final de cada participación encendimos una
vela. Esa pequeña luz es para ti. Cuando te sientas sola, tengas miedo,
cuando la lucha o la vida sean muy duras préndela de nuevo en tu
corazón, en pensamiento y en tus tripas", dijo.
Palabras que cobraron sentido después de hablar con madres de mujeres
desaparecidas en Ciudad Juárez o asesinadas en el Estado de México; con
indígenas violadas en el conflicto armado de Guatemala, con las que son
discriminadas en Marruecos, las que son violentadas en España o con las
olvidadas en Chile y Sudamérica
"Llévala (la luz) a las desaparecidas, asesinadas, presas, violadas,
golpeadas, acosadas y violentada, migrantes, explotadas, muertas.
Llévala y diles que no están solas, que vas a luchar por ellas, por la
verdad y la justicia que merece su dolor. Conviértela en rabia, en
coraje y decisión".
La voz de Alejandra continuó escuchándose en medio de los montes
chiapanecos, frente a unas siete mil mujeres y en presencia de María de
Jesús Patricio, Marichuy, la mujer que hace unas semanas recorrió el
país encabezando la campaña del Consejo Indígena de Gobierno y el
Congreso Nacional Indígena para visibilizar a los pueblos olvidados
durante el proceso electoral de México.
Imaginando utopías, Alejandra dijo que un día empezará el verdadero
trabajo para hacer entender que se necesita que nunca más una mujer, del
mundo que sea, del tamaño que sea, de la lengua y cultura que sea,
tenga miedo; y por eso agregó que tal vez se vuelvan a ver y a estar
juntas para para prender fuego al sistema. "Ese día que será noche vamos
a construir el mundo que merecemos y necesitamos".
Sin abundar a que se refería, dejo por sentado que en algún momento
todas las asistentes que estuvieron en alguna representación, una obra
de teatro, una canción, una charla o un taller, hablaron del sistema
capitalista, de aquel que convierte todo en mercancía, y del sistema
patriarcal que violenta a las mujeres por ser mujeres.
"Y tal vez vas a estar junto a nosotras, cuidando que nadie apague
ese fuego hasta que no queden más que cenizas... Ese día que será noche,
vamos a construir el mundo que merecemos y necesitamos".
Sabedoras de que cada vez que se dice "ya basta", apenas empieza el
camino, como sucedió con el levantamiento armado de 1994 y con la Ley
Revolucionaria de Mujeres de 1993, las zapatistas llamaron a sus
hermanas y compañeras a seguir vivas y seguir luchando: cada quién según
su modo, su tiempo y su mundo.
Un acuerdo sin precedentes por ser tan sencillo como libertario, tan
simple que hizo estallar a las miles de mujeres que asintieron con un sí
prolongado.
La segunda propuesta del colectivo zapatista se hizo reconociendo que
no todas están contra el sistema o que no todas reconocen que sea esta
la causa de la exclusión, por eso acordaron estudiarlo en sus colectivos
para reflexionar si es ese modelo de supuesto desarrollo el responsable
de sus dolores.
Finalmente la tercera propuesta fue con la esperanza de seguir
trabajando por la libertad de las mujeres: organizar un segundo
encuentro el próximo año.
Pero como lo dijo Alejandra, las indígenas no esperan que estas
reuniones sean solo en tierra zapatista o que se queden en el Caracol de
Morelia "Torbellino de nuestras palabras", como se le conoce, sino en
los tiempos y modos de las otras, por eso invitaron a que cada quien
organice encuentros.
Concluidas las palabras y tras la despedida de la comandanta Miriam,
las mujeres del mundo, representadas por emisarias de Canadá, Cuba,
Marruecos, Estados Unidos, Palestina, Argentina y Brasil, entre otras,
entregaron los regalos más simbólicos que encontraron, desde cartas de
solidaridad, obras de arte, semillas para sembrar o incienso hasta las
banderas de sus naciones.
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Altamirano, Chis.-
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