Pedro Echeverría V.
1. Si hubiesen alimentado al tigre, si lo hubiéramos respetado, no
tengo la menor duda de que estuviéramos acariciándolo y jugando con él;
jamás pensaríamos que fuera una amenaza para nadie para mantenerlo
enjaulado y con miles de domadores. Así ha sido siempre: transcurren los
días, los años, las décadas jodiéndolo, sin darle comida y agua, pero
cuidándonos de que no vaya a escapar y desate su furia contra quienes
los han maltratado. Estos días se discute quién lo va a amarrar y
enjaular nuevamente porque López Obrador, el que siempre lo ha domado,
hoy amenaza a los políticos y a los hambreadores de que no está
dispuesto a cumplir con ese vergonzoso papel de frenar, engañar, amarrar
al tigre, cuando lo que se busca es la libertad del mundo.
2. Demetrio Vallejo en 1958-59 llamó a los ferrocarrileros a grandes
huelgas nacionales para lograr buenos salarios y prestaciones; él, en
vez de amarrar a los obreros les dio libertad, pero el gobierno de López
Mateos lo aplastó junto a miles de sus compañeros. Vallejo tuvo que
sufrir 11 años cuatro meses en la cárcel. A partir de ese ejemplo se
piensa que los trabajadores, los estudiantes, los obreros y los
campesinos son tigres muy peligrosos que deben ser muy controlados, por
ello el gobierno siempre ha sometido con mil discursos de los curas, los
profesores, los empresarios, a esos tigres que quieren liberarse. Se
cree que son seres salvajes sin explicación alguna; se olvida que sólo
atacan y matan cuando tienen hambre.
3. En México, pienso también que en el mundo, es obvio que
necesitamos un tigre suelto, con las garras y dientes muy afilados,
rondando alrededor de los negocios empresariales privados y de las
instituciones públicas. Un tigre que obligue a todos los empresarios a
pagar salarios y otorgar prestaciones adecuadas a sus trabajadores; un
tigre que antes de tragarse a los delincuentes –principalmente de cuello
blanco- revise sus propiedades e inversiones para demostrar que ellos
son los causantes de la pobreza y miseria en nuestro país. Así que
cuídense hambreadores porque el tigres no es un perdonavidas; es quien
mejor conoce cómo se mueven los intereses económicos y políticos en
México por ello todo lo que haga será justo. (13/III/18)
alterar26@gmail.com
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