Miguel Concha
Cada 29 de septiembre, durante los
pasados 10 años, la campaña nacional Sin Maíz No Hay País ha celebrado
el Día Nacional del Maíz. La campaña es una articulación de
organizaciones campesinas, defensores de derechos humanos y
colectividades dedicadas al cuidado de los bienes comunes y del medio
ambiente, así como a la defensa de la tierra y de los territorios. Es
una red de redes viva y actuante, que en los pasados 12 años ha
impulsado la soberanía alimentaria y arraigado su presencia mediante
décadas de lucha social por el campo, sus campesinos y comunidades.
La celebración del Día Nacional del Maíz se ha convertido en un día
central para mostrar el relieve que esta planta tiene en la vida de
nuestra nación. Es pertinente recordar que México es el centro de origen
del maíz, en el que se dio un proceso histórico de constitución de lo
que hoy conocemos como milpa: pequeño ecosistema capaz de producir
alimentos suficientes y sustentables para alimentarnos, como maíz,
calabazas, chile, jitomate y demás plantas comestibles que conviven en
ese sistema.
Sobre éste se forjó buena parte del desarrollo histórico de
Mesoamérica y se generó en la región un sentido simbólico, espiritual y
social, imprescindible en la construcción de la vida de pueblos y
comunidades. Durante todos estos años esas celebraciones –que se
caracterizan por revalorizar al maíz como elemento clave para hacer
frente a las crisis que hoy enfrentamos en todas sus dimensiones:
derechos humanos, climática y económica; en pocas palabras, la crisis de
la civilización occidental–, se han multiplicado en muchas partes del
país e incluso en la mayor parte de Centroamérica.
La milpa en su conjunto, con sus maíces diversos, es piedra de toque
y esperanza para transformar a la nación. La diversidad de actores que
han mostrado interés en la protección del grano ha realizado acciones
trascendentes en el campo judicial. Tal es el caso de la Colectividad en
Defensa del Maíz Nativo, conformada por personas y organizaciones
dedicadas a este cultivo, quienes interpusieron una demanda colectiva al
constatar que desde los pasados dos sexenios existió la irresponsable
contaminación de maíces nativos por granos transgénicos. Proceso
judicial de más seis años de trabajo en defensa de nuestros derechos y
por el cuidado de nuestros maíces frente a empresas trasnacionales.
Durante el sexenio pasado la Colectividad enfrentó además el litigio
de instituciones del gobierno en contra de esta demanda. Recién más de
200 personas y 30 organizaciones solicitaron al Presidente un decreto
para asegurar un México sin transgénicos y una política pública eficaz
sobre medidas de bioseguridad (https://bit.ly/2lNEqnm).
En continuidad con estos esfuerzos, saludamos que el Senado haya
aprobado la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo,
así como la declaración del Día Nacional del Maíz cada 29 de septiembre;
lo que hace justicia a esta celebración surgida en la sociedad.
Por otro lado, son indudables los retos que enfrenta la 4T para hacer
efectivos el respeto y protección de los campesinos en un cambio de
régimen, focalizando esfuerzos hacia los pequeños y medianos
productores, el cuidado de la naturaleza y la protección de las más de
64 razas de maíces nativos e infinitas variedades. Organizaciones
sociales y movimientos campesinos seguiremos por ello impulsando el
ejercicio efectivo de nuestra soberanía alimentaria, el rescate del
campo, el ejercicio del derecho humano a la alimentación adecuada, y la
urgente centralidad de la milpa en las políticas públicas del Estado en
torno al desarrollo rural y agrícola. Además de reconocer que en el
actual gobierno se da un lugar importante al campo, enmarcado en un
proyecto de país acompañado de la prohibición de transgénicos.
Resulta muy importante estimular la participación de las mujeres y
las juventudes en este objetivo de rescate del campo y defensa de la
tierra y el territorio. Secretarías, como las encargadas del medio
ambiente, la agricultura, el bienestar social y el desarrollo agrario
tienen el reto de coordinarse entre sí para fortalecer esta estrategia:
incentivar la producción campesina con perspectivas de género y de
juventudes, interseccional e intergeneracional, encaminadas a brindar
buenos y nutritivos alimentos a la población que habita o transita por
el país, así como el cuidado y fortalecimiento de los territorios y la
vida que en ellos surge. Porque de eso se trata, de apostarle a
fortalecer al campo, el cual se abandonó en décadas pasadas, y con
notable celeridad desde la entrada en vigor del TLCAN. Este año no
faltará la celebración del maíz. Mediante diversos actos tendrá lugar
desde las 10 y hasta las 18 horas en el Zócalo de la Ciudad de México.
Desde ahí seguiremos diciendo contundentemente
¡Sin Maíz No Hay País!
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