AMLO, Morena, la derecha y el aborto
Iniciativa en San Lázaro
Cuidar las marchas del 2-O
Bartlett y el
chuchuchú
Dado que llegó al
poder mediante un extraordinario esfuerzo de pragmatismo, que significó
inclusiones y cesiones a grupos de distinto sello ideológico, hasta de
ultraderecha a los que mucho ha atendido, el presidente Andrés Manuel
López Obrador parecería estar en camino de aceptar que avance por la vía
legislativa una propuesta, hecha ayer por la fracción de Morena en la
Cámara de Diputados, que suele encender los ánimos de las tendencias
sociales más conservadoras, la cancelación a nivel nacional del castigo
penal a quienes suspendan su embarazo en una etapa temprana.
Siempre en la mira electoral de sus adversarios, sobre todo del
panismo, López Obrador ha evitado definirse a plenitud respecto a temas
de libertad sexual y de reproducción. Sus cercanos explican que elude
tales asuntos porque su apoyo a ciertas proclamas progresistas le
significarían embates vigorosos de los reaccionarios.
Lo cierto es que una parte del pensamiento político del tabasqueño
embona sin problema con grupos evangélicos y fundamentalistas que están
en contra del aborto en una primera fase del embarazo y del matrimonio
de personas del mismo sexo y la aceptación de sus derechos plenos. De
avanzar la iniciativa morenista planteada ayer (es decir, que no sea una
maniobra que sea
rechazadamás adelante), sería un gesto positivo del mando político nacional a los sectores más liberales de su electorado.
Ya en otras ocasiones han funcionado los mecanismos colectivos
diseñados para contener el actuar de grupos anarquistas o similares. La
presión de los asistentes a manifestaciones y marchas relacionadas con
el obradorismo ha impedido que haya destrozos al menos en las zonas más
visibles de esos actos políticos (en todo caso, los grupos de
encapuchados podían
desahogarseen las lejanías del grueso de los concurrentes). Las comisiones de seguridad de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación también han mantenido a raya a los grupos usualmente vestidos de negro y con el rostro cubierto.
Con la vista puesta en la manifestación conmemorativa de lo sucedido
en 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, y ante
reiterados hechos de violencia política cometidos por grupos feministas
en semanas recientes, los gobiernos federal y de la capital del país han
convocado a los ciudadanos a participar en fórmulas pacíficas y
pacifistas para impedir que se realicen destrozos y actos que suelen
ganar la atención pública, en detrimento del sentido original de ese
tipo de marchas o manifestaciones cívicas. Es de desearse que triunfen
la prudencia y la correcta valoración política durante la primera
conmemoración del Dos de Octubre bajo un gobierno federal que no ha sido
represivo y que, aun revisándolo con sentido crítico, está más cerca de
las aspiraciones planteadas por estudiantes y ciudadanos en 1968 que
del desempeño de los gobiernos priístas y panistas subsecuentes.
No beneficia a Manuel Bartlett Díaz la recurrencia a onomatopeyas
juguetonas para eludir el enésimo tema de polémica fuerte que le rodea,
el de las propiedades inmobiliarias registradas a nombre de su pareja
sentimental y su hijo y no reportadas adecuadamente en su declaración
patrimonial. La postura de ignorar a la prensa, haciendo como que
responde un tema distinto a aquel que le fue planteado (
chuchuchúdijo, imitando el sonido de un tren) no corresponde al cambio de actitudes de los políticos y servidores públicos que proclama Andrés Manuel López Obrador, quien diariamente se somete a la aduana periodística en amplias y multitemáticas conferencias mañaneras.
Al esquivar las interrogantes periodísticas, de manera parecida a lo
que hacían los funcionarios públicos del pasado político al que
enérgicamente perteneció, Bartlett no ayuda a dejar plenamente
esclarecido el tema y propicia la insistencia de los medios en ahondar y
cuestionar. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
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