Débito: la herencia impagable
Un deudor en cada hijo te dio
Para nadie es un secreto
que una de las herencias más onerosas del sexenio peñanietista es la
voluminosa deuda pública y el enorme costo financiero que implica. Sólo
para dimensionarlo, a pesar de que el gobierno de López Obrador no se ha
endeudado, de las arcas nacionales salieron 335 mil millones de pesos
en el primer semestre del presente año para cubrir el costo financiero
del débito heredado, un monto alrededor de 10 por ciento superior al
presupuesto para educación pública autorizado para 2019.
De ese total, sólo al pago de intereses de la deuda –interna y
externa– se destinó cerca de 98 por ciento, es decir, alrededor de 328
mil millones de pesos; el resto se canalizó a cubrir las comisiones
cobradas por los intermediarios financieros.
Lo anterior, si bien es una sangría brutal, únicamente ejemplifica lo
que sucedió en el sexenio de Enrique Peña Nieto, a lo largo del cual se
duplicó el saldo de la deuda del sector público federal, al pasar de
5.3 billones de pesos en diciembre de 2012 a 10.8 billones.
Lo peor del caso es que ese descomunal incremento no se utilizó para
impulsar el crecimiento económico ni mejorar el nivel de bienestar de
los mexicanos, sino para, fundamentalmente, pagar los intereses de la
propia deuda, una dinámica también observada en los gobiernos de Vicente
Fox y Felipe Calderón. En esos dos sexenios, más el de Peña Nieto, el
saldo de la deuda pública se multiplicó por cinco.
En el balance, el gobierno anterior incrementó la deuda del sector
público en alrededor de 5.5 billones de pesos (casi un billón por año de
estancia en Los Pinos), monto que utilizó mayoritariamente para el pago
de los intereses de ese mismo débito.
En esa dinámica, en los seis años de Peña Nieto salieron de las arcas
nacionales cerca de 2.8 billones de pesos (de los 5.5 billones que
aumentó el débito) para cubrir los intereses de la deuda pública interna
y externa, a razón de un promedio anual –en números cerrados– de 500
mil millones. A pesar del voluminoso pago referido, el saldo de ese
débito cerró dicho gobierno en 10.8 billones de pesos.
De acuerdo con la estadística de la Secretaría de Hacienda, a lo largo del gobierno que prometió
mover a México(todo indica que al abismo), los habitantes de este heroico país –incluidos los recién nacidos– debieron pagar, en promedio y sólo por intereses, mil 700 millones de pesos cada 24 horas de gobierno peñanietista.
El incremento sostenido de la deuda externa y la permanente
devaluación del tipo de cambio peso-dólar provocaron que, en moneda
nacional, el pago de intereses de ese débito se incrementara 153 por
ciento: por tal concepto, en diciembre de 2012 se erogaron poco más de
76 mil millones de pesos: seis años después, en diciembre de 2018, el
monto superó 192 mil 300 millones. Y en el cuento de nunca acabar, el
pago de réditos de la deuda interna casi se duplicó en el citado
periodo.
Sirva lo anterior para dar contexto a la información publicada ayer por La Jornada (Dora
Villanueva): “la deuda por habitante creció en las pasadas dos décadas a
una tasa que multiplicó por cuatro el aumento del producto interno
bruto (PIB), muestran cifras oficiales. En 2020 la relación entre el
endeudamiento del sector público y la población del país será la más
elevada registrada hasta ahora: cada mexicano deberá 94 mil 198 pesos.
Analizando un periodo de dos décadas, los datos oficiales exhiben un incremento de 73 mil 436.28 pesos en el endeudamiento por habitante entre 2000 y 2020. En ese mismo lapso, mientras la economía creció en promedio 2 por ciento anual, la deuda lo hizo a un promedio anual de 8 por ciento.
La información de La Jornada detalla que, por el débito
gubernamental, en diciembre de 2000, cuando el mariguanero Vicente Fox
se aposentó en Los Pinos, cada mexicano debía cerca de 21 mil pesos; en
2018, al concluir el sexenio de EPN, el adeudo superaba 84 mil pesos.
Las rebanadas del pastel:
El reciente nombramiento de Manuel Espino es repugnante. ¿Qué necesidad tiene la 4-T de recurrir a este chaquetero profesional?
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