Conmemoran la masacre de Tlatelolco
Los manifestantes guardan un minuto de silencio
por los caídos en 1968
A la demanda de justicia, suman nuevas
exigencias en pro del campo, la salud y la educación
Jóvenes
embozados intentan provocar violencia
Agreden a integrantes del
cinturón de pazy a fotógrafos y periodistas
▲ Cincuenta y un años después,
por fin hay condiciones para cambiar el país, pero nada ha cambiado aún, señaló el Comité 68 en el mitin por el 2 de octubre.
Cincuenta y un años después,
por fin hay condiciones para cambiar el país, pero nada ha cambiado aún. Para conseguir un nuevo modelo nacional se requiere la organización ciudadana. Este fue el punto central en el que miles de personas coincidieron durante la marcha conmemorativa por el 51 aniversario de la represión y la masacre contra el movimiento estudiantil el 2 de octubre de 1968.
Décadas han pasado y la juventud sigue haciendo suyas las calles para
expresar su demanda de transformación y, sobre todo, con el propósito
de exigir justicia por los crímenes del pasado y del presente.
Somos los nietos de los que no pudiste matar, con esta leyenda escrita en una pancarta se podía resumir el sentir de los jóvenes que ayer se sumaron a la movilización que comenzó en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco y concluyó en el Zócalo capitalino.
Como cada año, el Comité 68 encabezó la manifestación del 2 de
octubre, y como cada año también, se sumaron a la marcha miles de
jóvenes universitarios, bachilleres y normalistas, así como integrantes
de organizaciones y movimientos civiles, sociales y sindicales.
Sin embargo, a diferencia de otros años, esta fue la primera
manifestación conmemorativa de la matanza de Tlatelolco que se da bajo
un gobierno que se presenta de izquierda. Por ello cobró aún más fuerza
la exigencia de que el Estado ponga fin a la impunidad.
Unos 10 mil manifestantes, de acuerdo con los cálculos del gobierno
de la Ciudad de México, marcharon por el Eje Central y 5 de Mayo, en
medio de edificios tapiados, cercas y una valla humana denominada
cinturón de paz, integrada por más de 12 mil trabajadores del gobierno capitalino y algunos
voluntarios, hasta confluir en el Zócalo.
Hubo intentos de grupos de jóvenes embozados vestidos de negro por
generar violencia en varios puntos de la movilización. Sin embargo,
salvo dos momentos de tensión (donde hubo enfrentamientos con policías y
detenidos) la marcha transcurrió en relativa calma, debido a que los
encapuchados agredieron a algunos integrantes del
cinturón de pazy a reporteros.
Los primeros contingentes ingresaron a la Plaza de la Constitución
minutos después de las cinco de la tarde y fueron recibidos con el Cielito lindo interpretado por la Orquesta Filarmónica Tosepan, de la sierra norte de Puebla.
Como cada año, justo a las 18:10 horas se guardó un minuto de
silencio en memoria de los caídos en 1968 (la hora en la que se dio la
orden de ataque aquella tarde en Tlatelolco).
En el Zócalo, rodeado por el
cinturón de pazdispuesto por la administración de Claudia Sheinbaum, las consignas se dirigieron contra los ex presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría (señalados como responsables de la matanza del 2 de octubre de 1968) y Enrique Peña Nieto.
Al gobierno actual le tocó muy poco:
Ni Guardia Nacional, ni cinturón de paz.
El nombre del presidente Andrés Manuel López Obrador no se escuchó en las consignas durante la marcha ni en el mitin.
Tampoco le dedicaron críticas ni alabanzas. Pero sí se le exigió
actuar ya para resolver los crímenes del pasado y del presente, y acabar
con la impunidad.
Félix Hernández Gamundi, uno de los líderes históricos del movimiento
estudiantil de 1968 e integrante del Comité 68, afirmó que hace 51 años
se cometió un crimen de Estado contra la juventud mexicana y el pueblo
de México.
Desde ese momento se ha luchado por cambios en el país. Hoy, hay condiciones para transformarlo, pero nada ha cambiado aún. Por eso hay que organizarnos, y debemos hacerlo todos.
Llamó a la organización ciudadana y a tomar en cuenta las lecciones
más importantes que les dejó el movimiento del 68: conocer la
importancia de la unidad, la solidaridad y la camaradería, reconocer el
derecho de los demás, entender al diferente, al diverso, que tanto vale
cada compañera como cada compañero.
Refrendó el compromiso del Comité 68 de luchar contra la impunidad en
la que están los responsables de aquellos hechos y exigió una reforma
del Poder Judicial. Pero a la vez, agregó, hay nuevas demandas: el
rescate del campo, de los servicios de salud, del sistema educativo; en
suma, de crear un nuevo modelo de país.
Eso nadie nos lo va a dar, por eso tenemos que organizarnos.
Foto Marco Peláez
Emir Olivares y Arturo Sánchez Jiménez
Periódico La Jornada
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