Hermosillo, Son. En Hermosillo, Sonora, como en
muchas ciudades de México hay una plaza dedicada a las madres. Se llama
Plaza 10 de mayo y en ella se erige una escultura de María Eugenia
Ramírez titulada: “A la madre” y en cuya placa reza la frase: “Madre,
eterno y sagrado amor”.
Es una plaza bonita,
amplia y limpia, con una sección elevada que sirve como escenario para
espectáculos en donde al centro se ubica la escultura rodeada en el fondo, en
un semicírculo por 17 columnas, todo pintado de blanco, excepto la madre,
figura de un color metálico obscuro.
Es una escultura
monumental que refleja a una mujer sentada y cubierta por una gran prenda que
parece un rebozo que la cubre de la cabeza hasta sus piernas y que no deja ver
completa su cara ni sus ojos que sugieren la vista hacia abajo.
En sus manos
cruzadas, sostiene un rosario por lo que se asume que está orando. Por la
posición de su vestimenta, es imposible adivinar su rostro o imaginar quién es,
su edad, su pensamiento son enigmas que la propia posición de una mujer
escondida bajo la ropa impide descifrar.
Este 28 de septiembre, Día por la despenalización del aborto en
América latina y el Caribe, Hermosillo se vistió de verde en una marcha
sin precedente, donde mujeres jóvenes principalmente, salieron a la
calle a gritar que luchan por la despenalización del aborto en Sonora y
en todo el país.
Por la mañana, un
grupo de feministas de diversas generaciones conmemoramos el día que nos
recuerda que todavía no somos dueñas de nuestro cuerpo, renombrando la Plaza 10
de mayo, por el de “Plaza de la maternidad voluntaria”.
La acción de
conmemoración estuvo acompañada por una petición formal al Ayuntamiento de
Cabildo de Hermosillo para que a través de su cabildo analice y en su caso
apruebe renombrar la Plaza con el nombre propuesto por el grupo de mujeres.
El objetivo es
actualizar en el imaginario de quienes acuden a ese espacio público que la
maternidad hoy se vive no solo en formas diversas, sino de manera distinta a lo
que se pretendía instituir como única forma de ser madre, con abnegación,
sufrimiento, con renuncia al propio ser.
La escultura de la
Plaza 10 de mayo en Hermosillo, nos recuerda que quienes vivimos la experiencia
de la maternidad estábamos obligadas a entregarnos por completo, dando incluso
la vida, por los seres a los que nos debíamos, por el hecho de ser su madre.
Más aún, el 10 de
mayo fue un invento perfecto para que no se nos olvidara que la sumisión y el
sacrificio, también tienen un día de celebración.
Las nuevas formas
de maternar están ausentes en la escultura “A la madre” cuya mirada recuerda la
mujer que calla, que no mira de frente porque ese derecho le ha sido negado.
La que ora porque
su voz solo la puede escuchar el ser sobrenatural en el que está obligada a
creer. Es por ello que en la plaza pública se dejó una pequeña plaquita como
recordatorio de la petición para el Ayuntamiento de Hermosillo.
En la solicitud hecha a la Secretaría del Ayuntamiento, así como a
las comisiones de regidoras y regidores correspondientes, se argumenta
que el concepto de maternidad ha evolucionado como lo ha hecho el marco
jurídico normativo tendiente a garantizar los Derechos Humanos.
En ese nuevo
contexto, la sublimación del hecho de ser madre ha quedado descartada por la
evolución de las propias mujeres, que ha dado lugar a otras formas de maternar,
incluso en forma individual como madres autónomas por voluntad propia.
Se les recuerda
también que el nombre “Plaza 10 de mayo” alude a una fecha instituida para
efectos comerciales por un corporativo de medios de comunicación, que por
cierto, en la actualidad ha sido
rebasado por los medios alternativos, principalmente los digitales.
Empezar
modificando los nombres de los espacios públicos acorde a la nueva realidad de
las mujeres, hará que quienes conviven en éste, reciban el mensaje de cómo es el
contexto actual.
El nombre “Plaza
de la maternidad voluntaria” evoca la consigna que tantas y tantas jóvenes
reclaman en calles y plazas, justo porque es en la reproducción controlada de
las mujeres donde ha estado el principio del cautiverio.
Sin demeritar el
trabajo artístico de la escultora, la cara obscura de esa madre triste de la
Plaza 10 de mayo en Hermosillo se debe iluminar.
Si bien no es
posible modificar la obra, sí lo es mostrar otros mensajes o ¿por qué no?,
colocar otras esculturas que convivan con ésta, que muestren la diversidad de
madres que existimos hoy día.
Pero también es
importante que el elemento voluntad se encuentre presente como el principal
factor para que exista la condición de madre.
Se trata de que ya
no normalicemos más la obligación de ser madre, a pesar de que eso nos
entristezca o disminuya, sino que todas las madres lo sean porque así lo
decidieron.
Se trata de que
quienes vean y acudan a la “Plaza de la maternidad voluntaria” aprendan a
respetar a las mujeres no solo porque son “madres abnegadas”, sino porque son
personas que a veces pueden ser madres y otras no.
La clave del
mensaje es la voluntad para serlo, la autonomía sobre el cuerpo y la
reproducción, como siempre debió haber sido.
Resignificar la maternidad ahora está en manos del cabildo, esperemos.
Escrito por Silvia Núñez Esquer
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