Medina
Mora: renuncia con olor a trópico
Transferencias delatoras
Recambios en la Corte
Téllez, banqueros, grupo Carlyle
No puede desligarse de los nuevos tiempos
políticos, identificables con la marca 4-T, la renuncia de Eduardo Tomás
Medina-Mora Icaza a su asiento de ministro de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. La Unidad de Inteligencia Financiera de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que durante años sirvió para
encubrir embustes y trapacerías de las élites política y económica, está
investigando desde principios de junio del presente año los indicios de
corrupción que podrían derivarse de varias transferencias millonarias
en dólares entre cuentas bancarias relacionadas con el abogado ahora
dimitente.
A reserva de que se formalicen los trámites correspondientes a esta
renuncia, la despedida de Medina-Mora envía un mensaje al resto de los
integrantes del Poder Judicial mexicano: todo acto de corrupción en ese
ámbito será procesado en el Poder Ejecutivo federal con la puntillosidad
que el caso requiera, sin complicidades e incluso, ha de suponerse, con
especial beneplácito en el presidencialismo 4T en cuanto este tipo de
pillerías detectadas y en eventual ruta de consignación judicial
permitirán ir renovando la conformación ministerial de la citada Corte y
colocar a personajes cercanos a la mencionada administración
obradorista.
No es que Medina-Mora fuera el único o el peor ejemplo de corrupción
en ese Poder Judicial tan cuestionado durante años y, en especial, desde
que AMLO arribó a Palacio Nacional. El Poder Judicial, en sus ámbitos
federal y estatales, está plagado de jueces, magistrados y ministros de
peculiar enriquecimiento que está por encima de las percepciones de por
sí altas para quienes ocupan cargos relevantes en esa estructura. Habría
estampidas de pánico si se sometiera a revisión implacable la
correspondencia entre ingresos salariales y propiedades inmobiliarias,
cuentas bancarias, inversiones nacionales o foráneas y tren de vida de
una gran cantidad de funcionarios de esos poderes judiciales.
AMLO plantea que la lucha contra la corrupción no avanzará mientras
se cuente con miembros corruptos del Poder Judicial. Aun cuando las
fallas pueden ser de origen, causadas o sembradas por funcionarios de
las procuradurías de justicia y de las corporaciones policiacas en
especial, lo cierto es que hay una amplia percepción social de que los
juzgadores suelen dejar en libertad a delincuentes a cuenta de sobornos.
Medina-Mora es un ejemplo inmejorable de la colusión entre políticos,
empresarios y jueces. Él fue director del Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (Cisen) con Vicente Fox, quien además lo designó
secretario de Seguridad Pública. Con Felipe Calderón fue procurador
general de la República y, luego, embajador en Reino Unido. Enrique Peña
Nieto lo hizo embajador en Estados Unidos y, posteriormente, entre
impugnaciones varias, ministro de la Suprema Corte, siempre acusado de
conflictos de intereses y de servir a necesidades políticas, no a la
hipotética justicia. Además, fue Medina-Mora uno de los ministros de la
Corte (los otros fueron Luis María Aguilar y Jorge Pardo Rebolledo) que
asistieron a la negativamente famosa fiesta de la desposada hija del
litigante Juan Collado, quien está en la cárcel.
No es dato menor lo referido en esta columna en septiembre de 2015 (https://bit.ly/2AHpN92, donde además se habla de las relaciones con banqueros):
Eduardo Medina Mora ha estado bajo el mando de Luis Téllez, quien fue secretario de Energía con Ernesto Zedillo, como parte de una plantilla tecnocrática transexenal forjada por Carlos Salinas de Gortari. Téllez fue jefe del nuevo titular de la SSP en el Grupo Desc, la firma de la familia Senderos especializada en asuntos inmobiliarios, químicos, alimenticios y de autopartes. Instalado en la oficina del gobierno federal dedicada a la recopilación de información estratégica (el Cisen), Medina Mora habría estado en buenas condiciones de ayudar a su amigo Téllez cuando éste dejó Desc para representar en México los intereses de uno de los más poderosos fondos de inversión trasnacional, el Grupo Carlyle( ) ¡Hasta el próximo lunes!
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