La adquisición a sobreprecio de Grupo Fertinal por Pemex se realizó con plena consciencia de las anomalías que implicaba la operación, que sólo benefició a un puñado de empresarios. Consejeros de Nafin y Bancomext advirtieron que el plan de negocios en el que se insertó la recompra de la empresa de fertilizantes no era sólido y sólo aceptaron financiar la operación, junto con Banco Azteca de Ricardo Salinas, cuando la petrolera se comprometió a pagar el precio inflado y asumió los adeudos de la empresa. Aun así, documentos en poder de Proceso demuestran que Nafin tuvo que torcer sus propias normas para que el plan se llevara a cabo.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso). – El 28 de octubre de 2015, después de asegurarse de que Pemex pagaría hasta el último centavo de los 635 millones de dólares que pedía para comprar Grupo Fertinal, el consejo directivo de Nacional Financiera (Nafin) pasó por alto su propia normatividad y decidió financiar esta operación con dos créditos simples por un monto total de 267 millones 400 mil dólares.
Pemex, entonces dirigida por Emilio Lozoya Austin, utilizó los 635 millones de dólares para comprar las acciones de Fertinal y pagar las deudas que la empresa debía a compañías de Ricardo Salinas Pliego, por un monto superior al que acordaron los consejeros de Nafin.
El acta de la sesión del consejo directivo de Nafin, que Proceso obtuvo mediante solicitud de transparencia, muestra que el organismo aprobó una “excepción normativa” para autorizar el préstamo, ya que “la adquisición de acciones y el refinanciamiento de pasivos no están contemplados en el manual de crédito”.
En el marco de sus investigaciones sobre las irregularidades que rodean el caso Fertinal, la actual administración federal está poniendo la lupa sobre el otorgamiento de estos créditos, sin los cuales Pemex no hubiera contado con los recursos suficientes para comprar la empresa de fertilizantes.
Pese a que varios funcionarios expresaron reservas sobre la viabilidad del proyecto Fertinal, Pemex se hizo garante de dos contratos de crédito, celebrados el 22 de diciembre de 2015: Nafin y el Banco Mexicano de Comercio Exterior (Bancomext) prestaron 507 millones 400 mil dólares en total, y Banco Azteca, de Salinas Pliego, aportó los 127 millones 600 mil dólares restantes. Estos contratos establecían que la empresa de fertilizantes era “solvente” y que sus estados financieros eran confiables.
Sin embargo, los funcionarios de Pemex, Nafin y Bancomext tenían evidencias de que la empresa no gozaba de buena salud financiera y posiblemente había inflado el valor de sus plantas, terrenos y maquinaria, para aumentar el costo de venta.
En una denuncia de hechos que interpuso ante la Fiscalía General de la República (FGR) el pasado 5 de marzo, Pemex no sólo señaló un presunto sobreprecio de 193 millones de dólares en la adquisición de Fertinal; también puso énfasis en que el crédito se otorgó pese a que la empresa estaba “técnicamente en quiebra”.
La abogada de Pemex, Martha Edith Rodríguez Acosta, señaló en la denuncia que posiblemente se cometió un “delito especial previsto en la ley de instituciones de crédito”, el cual establece sanciones de hasta 10 años de prisión y 50 mil días de salario para “los consejeros, funcionarios o empleados de las instituciones de crédito (…) que, conociendo la falsedad sobre el monto de los activos o pasivos, concedan el crédito”.
Por su parte, el pasado 4 de octubre la Secretaría de la Función Pública (SFP) instruyó a los órganos internos de control de Nafin y Bancomext para que “investiguen presuntas irregularidades relacionadas con la participación de dichas instituciones financieras en las operaciones crediticias relacionadas con el contrato”.
Paralelamente, esta dependencia impuso una segunda sanción contra Édgar Torres Garrido, quien fue asesor de Lozoya y director de Pemex Fertilizantes, y como tal firmó el contrato de compraventa de Grupo Fertinal. Hasta la fecha la SFP ha sancionado a Torres Garrido con 3 mil 820 millones de pesos de multas y dos inhabilitaciones de 15 años.
Varios exfuncionarios que participaron en los consejos de Pemex, Bancomext y Nafin explicaron a Proceso que Lozoya y servidores públicos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) -entonces a cargo de Luis Videgaray Caso- insistían en comprar Fertinal, ya que la instrucción venía de “arriba”, es decir, de la oficina del entonces presidente Enrique Peña Nieto.
El argumento oficial, coincidieron los exconsejeros, fue que el “rescate del campo” -mediante la producción de fertilizantes- formaba parte de las promesas de campaña de Peña Nieto, quien lo plasmó en su Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.
Las cuentas no cuadran
Pemex no gastó los recursos de los créditos como lo acordó el Consejo Directivo de Nafin. En su reunión de octubre de 2015, este organismo estableció que Grupo Fertinal y la petrolera destinarían “hasta 280 millones de dólares” para adquirir las acciones de la empresa y “hasta 355 millones de dólares” para reembolsar las deudas que la empresa debía a Banco Azteca y Arrendadora Internacional Azteca (AIA), ambas de Ricardo Salinas Pliego.
A la par, este magnate controlaba 29% de acciones de la empresa mediante sociedades de papel instaladas en Suecia y Bélgica, como se documentó en el número 2229 de la edición impresa de Proceso.
En el contrato de crédito del 22 de diciembre de 2015 se planteó que Fertinal debía 260 millones 939 mil dólares a Banco Azteca y 99 millones 430 mil dólares a AIA, es decir que su deuda hacia las empresas de Salinas Pliego se elevaba a 360 millones 369 mil dólares.
Sin embargo, Pemex terminó pagando 203.5 millones de dólares para las acciones y 406 millones 894 mil dólares para liquidar las deudas de Fertinal con Banco Azteca y AIA; es decir, 46 millones 524 mil dólares más que lo acordado en el consejo de Nafin.
Según la Auditoría Superior de la Federación (ASF), AIA cobró el monto extra. De esta suma entregó 620 millones 400 mil pesos (equivalentes a 33 millones 532 mil dólares) como dividendo “en efectivo” a los accionistas de Fertinal, el cual se repartió a través del fideicomiso F470 abierto en Banco Azteca. En el contrato de crédito, el pago del dividendo aparece mencionado como “Compromiso Azteca”.
Si se resta el pago del dividendo, AIA cobró 13 millones de dólares más que el monto que le adeudaba Grupo Fertinal. El destino del sobrante se desconoce. En un cuestionario que Proceso envió a Grupo Salinas el pasado 30 de octubre se le pidió explicar por qué AIA recibió este monto. Hasta el cierre de esta edición no había respuesta.
Según la ASF, Fertinal destinó además 18 millones 180 mil dólares del crédito en el pago de “intereses”, en el capital de trabajo y en “honorarios y comisiones”, que no estaban previstos en el contrato ni durante la reunión del consejo directivo.
Respaldo a un crédito riesgoso
Un exconsejero de Pemex afirma a Proceso que Carlos Roa Rodríguez, excoordinador de asesores de Lozoya, cabildeaba para que los integrantes del Comité de Estrategia e Inversiones aprobaran la compra de Fertinal. Univisión, por su parte, documentó en junio pasado que Lozoya presionó personalmente a los funcionarios para que el proyecto se concretara.
El Consejo de Administración de Pemex, entonces presidido por Pedro Joaquín Coldwell, dio luz verde a la compra de Fertinal en su sesión del 22 de mayo de 2015, a pesar del voto en contra del consejero independiente Carlos Elizondo Mayer-Serra.
Un exservidor público de Nafin reveló a este Proceso que funcionarios de la SHCP se acercaron al banco de desarrollo y le pidieron que otorgara el crédito directamente a Pemex Fertilizantes: aseguraron que, según el plan de negocios de Pemex, la subsidiaria reembolsaría los créditos gracias al “flujo operativo” que generaría Fertinal, ya que la empresa dejaría de pagar los intereses de 20% que le cobraban las empresas de Salinas Pliego.
Sin embargo, según la misma fuente, el plan de negocios de Pemex respecto a Fertinal estaba mal diseñado y basado en proyecciones irreales, por lo que “no pasó ni la prueba de la risa”: sostiene que Nafin se negó a otorgar el crédito en condiciones tan riesgosas.
El Consejo de Administración de Pemex se reunió de nuevo el 26 de octubre de 2015. Aprobó un precio de 635 millones de dólares para comprar Fertinal y absorber sus deudas, pero también decretó que la petrolera se haría “solidaria” del crédito y que pagaría esos pasivos en caso de que Fertinal no generara ingresos suficientes.
En otras palabras: los 635 millones de dólares invertidos en la compra de Fertinal se convirtieron en deuda pública asumida por Pemex.
Ya con el respaldo de Pemex, el crédito se volvió “sólido” para Nafin, pues independientemente de que el proyecto no era viable, resultaba imposible que la petrolera incurriera en falta de pago.
Aun así, durante la sesión del Consejo Directivo de Nafin del 28 de octubre, el consejero Jesús Alán Elizondo Flores -entonces funcionario del Banco de México- pidió una garantía extra para confirmar que Pemex aseguraría las 145 amortiguaciones del crédito.
En otra sesión (la 901 extraordinaria) que se llevó a cabo el 13 de noviembre de 2015, el Consejo de Administración de Pemex autorizó una carta de crédito “irrevocable y reinstalable” para pagar las deudas “cada año mientras permanezca vigente la obligación garantizada”, es decir, hasta el último pago, programado para el 28 de enero de 2031.
El pasado 8 de agosto Pemex testó las partes de las actas de la sesión 901 referentes a Fertinal, con el argumento de que “la información forma parte de una carpeta de investigación que se integra en la FGR y su divulgación puede impedir u obstruir las funciones que ejerce el Ministerio Público Federal”.
Sin embargo, la ASF dio pormenores de la reunión en un informe publicado en enero pasado: según ese documento, se exhibieron “inconsistencias” en los “valores mínimos y máximos de la operación” y se planteó la necesidad de renegociar el precio de compra “con base en el capital de trabajo negativo de la empresa”.
Exfuncionarios que participaron en los consejos de Nafin y Bancomext subrayan que los bancos de desarrollo no perdieron dinero a raíz de los préstamos, pues las mensualidades del crédito fueron pagadas puntualmente, en detrimento de Pemex.
Y es que Pemex Fertilizantes no tiene con qué reembolsar: hasta la fecha vende sus químicos por un precio inferior a lo que gasta en producirlos, y acumula 12 mil 685 millones de pesos de pérdidas operativas desde su creación -en septiembre de 2015-, según los informes financieros de la petrolera consultados por Proceso.
Este déficit se suma a los 8 mil 916 millones de pesos perdidos en las adquisiciones de Agro Nitrogenados y Grupo Fertinal, como lo reportó la ASF en enero pasado.
Según la ASF, todos los indicadores financieros de Pemex Fertilizantes se encuentran al rojo vivo. Tiene actualmente un patrimonio negativo por 5 mil 44 millones de pesos y la situación -agravada por los bajos precios del amoniaco y el creciente costo del gas- “puede generar dudas sobre la posibilidad de que la entidad siga funcionando normalmente”.
Pérdida garantizada
Pemex compró Fertinal con un precio inflado. La petrolera pagó 203.4 millones de dólares por las acciones; sin embargo, una auditoría posterior a la compraventa evaluó en 15 millones de dólares el precio real de los activos, lo que implica un sobrecosto de 193 millones de dólares (Proceso 2208).
Según la ASF, entre 2007 y 2013 la empresa llevó a cabo cuatro “revaluaciones” del precio de sus terrenos, edificios y maquinaria, gracias a las cuales añadió 690 millones de dólares al valor de sus activos. Sólo en la revaluación de diciembre de 2013 disparó con un plumazo el valor de sus activos en 461 millones de dólares: pasaron de 682 a mil 127 millones de dólares.
Una auditoría financiera que realizó el despacho Grant Thorton a la empresa en marzo de 2014 muestra que Fertinal incrementó la “vida útil” de su maquinaria y su planta -por 211 millones de dólares- y aumentó en 250 millones de dólares el valor de sus terrenos.
Para pactar el precio de compra de Fertinal, Pemex se basó en un informe de “due diligence” de PriceWaterhouseCoopers, el cual retomó las cifras de la revaluación: según dicha auditoría, cuyo contenido fue revelado por la periodista Peniley Ramírez en Univisión, el valor contable de los activos fijos que sirvió de base para la compra se estableció en mil 71 millones de dólares.
En su informe, el auditor Carlos Silva señaló que “no es común que el valor de la maquinaria se revalúe varios años, ya que no hay razones aparentes para que aumente el valor de estos activos. En caso de no reconocer la revaluación de activos, la compañía reportaría un capital negativo, lo cual seguramente afectaría su capacidad para solicitar créditos”.
El consejo directivo de Nafin estaba al tanto del estado financiero de Fertinal: en su sesión del 28 de octubre de 2015 le pidió a Pemex que le entregara “las proyecciones financieras finales presentadas en relación con la razonabilidad del precio final de la adquisición de Fertinal”, así como los “avalúos actualizados” de la empresa y una “capitalización” confirmada por un “auditor independiente”.
Durante la gestión de Lozoya al frente de Pemex, el programa de Peña Nieto para el “rescate al campo” mediante la producción nacional de fertilizantes pasó por la compra de las empresas Agro Nitrogenados -a Altos Hornos de México, de Alonso Ancira Elizondo- y Grupo Fertinal.
Ambas operaciones implicaron pérdidas millonarias para la petrolera y se encuentran bajo investigación por presuntos actos de corrupción. Ambos casos fueron financiados en parte con créditos de Nafin y Bancomext, cuyos consejos de administración presidía Videgaray.
Jacques Rogozinski Schtulman dirigió Nafin a lo largo de la administración de Peña Nieto. Hace 27 años, en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, Rogozinski dirigía la Unidad de Desincorporación de Entidades Paraestatales de la SHCP, entonces encabezada por Pedro Aspe Armella.
Al frente de esta unidad, Rogozinski dividió Fertimex -entonces la empresa nacional de fertilizantes- y vendió al sector privado las dos sociedades que nacieron de la escisión: la sociedad que tenía la planta en Coatzacoalcos se convirtió en Agro Nitrogenados, mientras que la empresa que controlaba la mina de Baja California y la planta de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, terminó llamándose Grupo Fertinal.
Este reportaje fue publicado en el número 2245 de la edición impresa de Proceso del 10 de noviembre de 2019
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