2/13/2020

Hablemos de intelectuales



Varios intelectuales vinculados a Morena se pronunciaron en torno a lo que percibieron como desviaciones del partido en el gobierno y que suponían una ruta antidemocrática: ausencia de debate, de difusión y expresión pública de los grandes problemas locales y nacionales, así como una organización parecida a la de los partidos tradicionales.
En esa ruta, dice Armando Bartra, no hay que buscar culpables. Tiene razón, pero no se puede dejar de señalar responsables: su dirigencia, en primer lugar (se supone que fue elegida para dirigir a Morena hacia otros fines y con otros medios a los empleados por quienes fueron desplazados, menguada ya su legitimidad, por la mayoría en Morena). Pero no quedan excluidos de esa responsabilidad los propios funcionarios y quienes desempeñan cargos de representación popular. Responsables son, también, los órganos de dirección intermedios y, al final pero no menos, la base partidaria de Morena.
En una mesa organizada por el Centro de Orientación Política 5 de Febrero, (COCF), organización derivada del Centro de Orientación Sindical 5 de Febrero integrada por obreros de lo que fue la Fundidora Monterrey, participamos varios miembros de antiguas y de la actual militancia partidaria. Jesús Ibarra se refirió a los cambios sociales que están teniendo lugar en los protagonistas de la base productiva ligados a los avances tecnológicos, y las modificaciones sistémicas a que pueden dar lugar. Algo parecido a lo que ocurrió como efecto de la revolución industrial en los siglos XIX y XX. Y aquello en lo que pueden desembocar: un nuevo modo de producción y de relaciones sociales. Mientras esto exponía el físico matemático, yo pensaba en los avances electorales y en el discurso socialista que acompañan la campaña del demócrata de izquierda Bernie Sanders en Estados Unidos.
Bernardo Bátiz, con toda la experiencia política que tiene y como uno de sus teóricos destacados, se refería a la figura de Severiano Olivo, el obrero fundador del COCF, a partir de las páginas escritas en su memoria (el evento tenía el propósito de rendirle un homenaje póstumo) por la maestra Josefa Elisa Hérnández. De la lectura que hacía de la vida de este hombre, que participó activamente en las campañas electorales de Andrés Manuel López Obrador, Bátiz subrayaba su tesón en insistir sobre la necesidad del cambio de gobierno. Y concluía en la idea de defender al gobierno de la 4T pues, decía, no fue producto de un solo hombre, sino de muchos como ese ex obrero que traducía sus convicciones a la acción y a la actividad organizativa. Al final es la causa de todos los mexicanos, decía el que fuera en otro tiempo un trabajador siderúrgico.
Bátiz también se refirió a la oligarquización que puede generarse, como tendencia, en los partidos políticos, según la observación de Robert Michels ( Los partidos políticos y Democracia y oligarquía). Ya Maurice Duverger –de los clásicos sobre el tema– convirtió en casi una maldición para este tipo de organizaciones su pronta conformación oligárquica.
¿Cómo un partido puede evitar que sus decisiones democráticas, si las hay, sean convertidas por sus dirigentes elegidos por ellos en una camarilla que no atiende al mandato de la mayoría de sus miembros y que usa los votos que le dieron para fines personales o de grupo? Pues precisamente impulsando el debate sobre sus propios problemas, sobre los de la comunidad en la que actúan y, por supuesto, sobre los grandes problemas nacionales. Tales debates no pueden tener sino un carácter político. Suponen una convocatoria, un orden del día, un quorum, un reglamento de intervenciones, votación sobre las propuestas y, claro, cumplimiento para que toda su membresía lleve a la práctica las resoluciones correspondientes (que es lo que casi nunca ocurre).
El pronunciamiento de los intelectuales de Morena se produjo porque ese método para preservar y potenciar la democracia estaba ausente en Morena, si bien registra aún una inercia a pesar de que hubo un cambio en su dirigencia –aún por consolidarse–.
Ese pronunciamiento fue significativo. La influencia de los intelectuales, desde aquellos que participaron en la Enciclopedia, obra que propició la revolución francesa, ha sido permanente en la historia política de Occidente. No siempre han producido, ni tampoco se lo han propuesto, cambios con un sentido de renovación y mejoramiento de la sociedad. Con recordar a los científicos porfirianos es suficiente para concluir que ellos también apoyan y justifican causas contrarias a la libertad y a la justicia. Pero si un partido se crea para defender causas justas, favorables a la libertad y con ideas para auspiciar procesos democráticos, y hay un grupo de intelectuales que influye para que esas causas se sostengan y afinen, esto ya promete un horizonte distinto no sólo para el partido con el que se identifica, sino para la generalidad de los mexicanos y sus expectativas.
Los poderosos no se van a dejar, pero nosotros tampoco ...Nosotros, el pueblo, no estamos vencidos, decía don Severiano Olivo. Habrá que esperar de los intelectuales un oído receptivo a sus palabras.

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