2/13/2020

Universidad Autónoma de la Ciudad de México



Como señalamos en la entrega anterior, el pasado mes de enero, un negocio privado de nombre Centro de Estudios Educativos y Sociales (CEES) publicó un documento de 35 páginas con el pretensioso título Análisis de Desempeño de Universidades Públicas Estatales en México (sic). La lectura de este documento permite afirmar que ese título es un engaño, ese supuesto análisis no es sino un artero juicio sumarísimo de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
Con base en ese análisis, el diario Reforma publicó dos escandalosas notas (una titulada Sale cara la UACM y los alumnos no rinden y la otra Salen peor evaluados tras pasar por la UACM); estas notas y el análisis en que se fundan, difaman a esta universidad y afectan los intereses de sus maestros, sus trabajadores y sus estudiantes.
El análisis no valora que la calidad de los académicos de la UACM tiene otros indicadores, distintos a los grados académicos. Por ejemplo, entre sus académicos, dos que no tienen ni siquiera licenciatura han sido merecedores del Premio Nacional de Ciencias y Artes, entre otras numerosas distinciones, y otros muchos profesores de la UACM han sido merecedores de reconocimientos y premios de prestigiadas instituciones académicas.
Los analistas del CEES tampoco registran la proporción de profesores con maestría y especialidades (que es muy alta en la UACM). Pero, sobre todo, nadie con un conocimiento mínimo de pedagogía confía en que la calidad de la educación (de cualquier tipo o nivel) está determinada por los grados académicos del profesorado. En suma, la base para sustentar su juicio de la calidad de la educación en la UACM es insustancial.
Los economistas del CEES añadieron, a su argumento en contra de la calidad de la educación en la UACM, los resultados de un examen de comprensión de lectura a un pequeño grupo de estudiantes de esta universidad, acerca del cual no proporcionan la información mínima para juzgar su seriedad y validez, y cuyos resultados son inverosímiles. Esta indagación la realizaron aplicando la famosa prueba Enlace que la propia SEP canceló en 2013 por sus serias fallas técnicas y operativas y por los perjuicios que causaba.
La mala fe del CEES se hace evidente también, por ejemplo, cuando juzga como una deficiencia el que la UACM atienda una alta proporción de estudiantes con más edad que la teórica (18 a 24 años), cuando explícitamente la UACM se fundó con el propósito de atender el complejo reto de dar especial atención a esa población que no tuvo o no ha tenido la posibilidad de estudiar en un tiempo normal.
Su argumento del alto costo de la UACM tampoco es concluyente. Manejan información imprecisa y repiten falsedades que ya han sido señaladas en otros momentos. Para aclarar este punto y otros, busqué al director del CEES, pero se ha negado a contestar, lo cual pone en evidencia su intención de desprestigiar a la UACM sin interés mínimo por conocer la verdad.
Es tramposo decir, como lo hace el CEES, que dividiendo el presupuesto asignado a la UACM entre el número de titulados se obtiene el costo por titulado. En primer lugar, los productos de una universidad no son solamente los titulados. No hay espacio para abundar sobre un asunto tan complejo, pero quien quiera acercase a la verdad, debería asomarse a los planteamientos que se hacen sobre este tema en el libro Mejorando la medición de la productividad en educación superior (Improving Meassurement of Productivity in Higher Education), publicado por The National Academies Press de Estados Unidos (National Research Council, Washington, DC 2012).
El verdadero interés del CEES es arremeter contra los programas de López Obrador (y expresamente lo señalan los economistas del CEES en su panfleto), específicamente contra las llamadas Universidades para el Bienestar Benito Juárez, argumentando que éstas y la UACM responden a un mismo modelo concebido por el actual Presidente de la República y que la UACM es un fracaso. Este es también un señalamiento tramposo. Intencionalmente confunden la gimnasia con la magnesia. Tanto la UACM como las universidades Benito Juárez coinciden en que buscan dar atención preferente a los sectores de la población que no han tenido oportunidad de realizar estudios superiores, pero allí termina la semejanza.

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