2/09/2020

Coronavirus: Cuba en la lucha contra la epidemia

Editorial La Jornada 

La industria biotecnológica cubana desarrolló el antiviral Interferón alfa 2B recombinante (IFNrec) para combatir las infecciones virales que afectan a los pacientes de VIH, las hepatitis de tipo B y C, la papilomatosis respiratoria recurrente, el condiloma acuminado, además de distintos tipos de cáncer. Ahora, la Comisión Nacional de Salud de China ha seleccionado al IFNrec para combatir la epidemia de coronavirus 2019-nCOV que apareció en la ciudad de Wuhan a finales del año pasado y que hasta ayer había dejado 722 muertes y más de 34 mil personas contagiadas.
Aunque será necesario esperar para que los datos permitan establecer el nivel de efectividad del interferón cubano en comparación con otros tratamientos para el 2019-nCOV, resulta significativo que en esta coyuntura, declarada emergencia internacional por la Organización Mundial de la Salud el 30 de enero, se considere el potencial curativo de un medicamento generado por las investigaciones cubanas en el sector, y producido desde el 25 de enero en la planta de ChangHeber, en la provincia de Jilin, de propiedad mixta entre la nación caribeña y el gigante asiático.
El uso del IFNrec para frenar este mal obliga a preguntarse acerca de cuántas soluciones a los acuciantes problemas que enfrentan las sociedades contemporáneas se quedan sin ser descubiertas o difundidas debido al criminal bloqueo económico, político y mediático impuesto por Washington a Cuba desde hace seis décadas. Si se atiende al hecho de que los avances científicos y tecnológicos actuales son producto de la asociación entre investigadores procedentes de todo el mundo (una consecuencia inevitable de la complejidad y los costos alcanzados por la investigación de vanguardia), queda claro que las asfixiantes restricciones impuestas a la isla afectan no sólo a sus propios ciudadanos, sino al conjunto de la comunidad internacional, la cual podría beneficiarse de las probadas capacidades del pueblo cubano para enfrentar la adversidad.
No está de más señalar que uno de los primeros beneficiados del levantamiento del bloqueo podría ser la población estadunidense de escasos recursos, la cual afronta la cruel paradoja de vivir en el país con la más poderosa industria médica y farmacéutica del mundo, pero encontrarse excluida del acceso a los servicios de salud debido a las prohibitivas tarifas de los seguros médicos. Para ejemplificar lo anterior, basta con poner la vista en el millón de pacientes que cada año cruza la frontera sur para recibir en México los tratamientos que les resultan simplemente incosteables en su país.
Desde una perspectiva más amplia, la aplicación del medicamento cubano en China es un recordatorio de los beneficios de la cooperación internacional tanto como una advertencia acerca de las potenciales pérdidas que padece el conjunto de la humanidad cuando un Estado poderoso se arroga la facultad unilateral de excluir del concierto de las naciones a uno de sus miembros.

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