Palabra de Antígona
Sara Lovera
México,
D.F., 11 may. 13. AmecoPress.- A lo largo de la historia cada avance de
las mujeres se obstaculiza, se frena. Conseguir un derecho, un avance,
una ley a favor de las mujeres en ocasiones significó homicidio,
encarcelamiento o escándalo. De la decapitación de Olimpia de Gauges,
durante la Revolución Francesa por exigir los derechos ciudadanos de
las mujeres, al escándalo de prensa en México porque mujeres de poder
se reunieron a celebrar los 50 años del voto, habían sumado más de 200
años.
Hoy estar en la vida pública está relacionado con la violencia feminicida, que incluye violencia política en los partidos.
La única
manera de atemperar el golpe, conseguir un pequeño cambio, ser
escuchadas y discutir cara a cara con los distintos poderes, sólo ha
sido posible cuando las mujeres se organizan, se juntan, hacen
comunidad o grupo por un objetivo preciso.
En México
tenemos una larga tradición en ese sentido, de los primeros dos
Congresos Feministas en 1916, donde como se dice ahora, se hizo una
primera agenda política por las mujeres, a decenas de otras instancias,
frentes, agrupaciones de obreras, campesinas y claramente feministas
desde finales del siglo XIX, nos hace certificar que así es. La
historia no miente.
Un ejercicio
fundamental ha sido poner por encima de diferencias -en todos los
tiempos ha habido diversos feminismos- objetivos claros y concretos.
Hoy de cara a
una reformulación de los obstáculos a manos llenas. La intentona
sistemática para ver cuando quitan el derecho al aborto en el Distrito
Federal; cómo hacen para desestimar el asesinato de mujeres con tipos
penales innecesarios que tienden a dificultar, aún más, el proceso a
los responsables de la violencia y la disminución de presupuestos a los
institutos o secretarías de las mujeres en diversas entidades del país,
quieren acorralarnos de nuevo.
Y lo más grave
es que no nos quieren escuchar. Por ello es tan importante que ya esté
en marcha el Noveno Encuentro Feminista Nacional, que se realizará en
Guadalajara, Jalisco la última semana de octubre.
Lo que anima
es la claridad de la convocatoria. Se trata de llamar a todos los
feminismos, de que las mujeres que así se sientan, organizadas,
independientes, militantes, académicas e inspiradoras se reúnan para
analizar qué está pasando con los derechos adquiridos y todos los
pendientes; que ahí se avance en las estrategias y se profundice la
vinculación, palabra oenegenera pero precisa: tender puentes, lazos,
juntarse positivamente.
Se trata de plantear ideas, discutir, acordar y disentir con otras.Estos encuentros permiten seguir adelante.
¿Y para qué un
encuentro? Para pensar juntas y discernir sobre cómo actuar y cómo
organizarnos, una práctica casi abandonada o simplemente individual.
Hoy se trata de construir fuerza política para enfrentar el nuevo golpeteo que avecina.
Es importante,
porque hoy más que nunca efectivamente se puede retroceder, aunque
parezca hipotético para muchas personas. Ya hemos visto cómo los nuevos
gobiernos disminuyeron sin pena ni gloria la representación femenina en
sus gabinetes; que suponen que con tantas leyes, las mujeres llegamos a
la cima y no se explican qué más queremos.
Lo cierto es
que hay grandes pendientes, probablemente ligados a la calidad de
nuestra exigua democracia; el problema gravísimo de la economía y los
millones de mujeres pobres; el tema del ejercicio de los derechos
inscritos, frenados día a día, desde la discriminación laboral hasta
los asesinatos impunes y las violaciones cotidianas a los derechos
humanos de las mujeres.
Bienvenido el
Noveno Encuentro. Seguro que ya en todo el país las mujeres feministas
están listas para dialogar y discutir en un espacio libre, no cercado
por la tentación del discurso, las miles de hojas de ponencias
magistrales, sin conocer toda la realidad de millones de mujeres.
Oírse, oírlas, tomar nota que entre la política, la ley y la realidad
es inmensa. Sería bueno eso, hacer un encuentro donde no se dividan por
temas ya sabidos y estudiados hasta al cansancio y se discuta cuál la
estrategia, cómo armar la fuerza y cómo comunicar a todas las
mexicanas.
Veremos…
Foto: Archivo AmecoPress.
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