67 Festival Internacional de Cine de Cannes
Leonardo García Tsao
Mónica Bellucci a su paso por la alfombra roja de la cinta Le meraviglie, de la italiana Alice RohrwacherFoto Reuters
Cannes, 18 de mayo.
El domingo es un buen día para disfrutar un western y el actor Tommy Lee Jones en The homesman, su segundo esfuerzo como realizador tras Los tres entierros de Melquíades Estrada (2005),
ha conseguido una satisfactoria aportación al género, que parece volver
a la vida aunque sea de manera artificial (el festival también exhibió,
en función de medianoche, otro western titulado The salvation, dirigido por el danés Kristian Levring).
La acción se sitúa en Nebraska en 1854, cuando Mary Bee Cuddy
(Hilary Swank), una solterona poco atractiva, se ofrece de voluntaria
para transportar a tres mujeres vueltas locas a un hospicio en el más
civilizado Iowa. Para eso recluta a la fuerza a Briggs, un malviviente
desertor del ejército (el propio Jones), a quien salva de morir
ahorcado. La película es, pues, la crónica de ese viaje penoso por
tierras áridas e invernales. Aunque de convencional resolución, la
aventura ofrece algunas sorpresas –un grupo de indios pawnee se conforma con el obsequio de un caballo, por ejemplo– y las acciones del protagonista tienen poco de heroísmo.
En un género de dominio masculino como el western es
también inusual que se enfatice el drama de ser mujer en ese contexto
tan agreste. Las tres mujeres trastornadas –que permanecen a lo largo
de la historia en un estado semicatatónico– lo han sido porque no han
aguantado la penuria de la vida pionera. Y la misma Cuddy acaba por ser
una víctima de no pertenecer a un medio social más amable.
Jones dirige con un buen sentido del espacio, bajo un ambiente casi
siempre ominoso, auxiliado por la notable fotografía del mexicano
Rodrigo Prieto, que sobresale en secuencias iluminadas por lo que queda
del resplandor crepuscular, o las llamas de una fogata. The homesman no será un western que haga época, pero se agradece en comparación con la segunda película en competencia.
Le meraviglie (Las maravillas)
es también el segundo largometraje de la italiana Alice Rohrwacher, una
insustancial realización sobre una familia que vive apartada de la
civilización en la región central de Umbria; el punto de enfoque es la
mayor de cuatro hijas, llamada presuntuosamente Gelsomina (Alexandra
Lungu), la consentida del germano padre (Sam Louvyck), un tipo de trato
bruto que, seguro de la proximidad del fin del mundo, se concentra en
la fabricación de miel a través de un sistema rudimentario. A pesar de
su marginación, las niñas ansían participar en un programa de concursos
que visita las provincias y es conducida por una celebridad (Mónica
Bellucci).
De tono y espíritu impresionista –que en algo me recordó a la mexicana Los insólitos peces gato
(2013), de Claudia Saint-Luce–, la película deja muchos cabos sueltos
sobre la relación entre los personajes: las dos hijas menores son
apenas lindas figurantes, no se explica exactamente el papel de una
chica que parece vivir con la familia, ni tampoco se justifica el
desempeño de un joven delincuente rehabilitado. Le meraviglie
es simpática a ratos, pero uno sospecha fue objeto de una promoción de
última hora y subida a la competencia, tras haber sido seleccionada
quizá para Una Cierta Mirada.
Con un par de excepciones –la británica Mr. Turner, la turca Winter Sleep–la programación ha dado la impresión, hasta el momento, de haber sido armada con desesperación.
Por cierto, hoy fue, por coincidencia (?) el día del cine argentino, pues se exhibieron, casi al mismo tiempo, El ardor, de Pablo Fendrik (en función especial); Jauja, de Lisandro Alonso (en Una Cierta Mirada), y Refugiado, de Diego Lerman (en la Quincena de los Realizadores). Al fin que ni queríamos.
Twitter: @walyder
No hay comentarios.:
Publicar un comentario