México,
D.F., 14 dic. 15. AmecoPress/SEMlac.- La cifra se dice fácil, 46 por
ciento de las mujeres ha sufrido, al menos una vez, algún hecho violento
a lo largo de su vida, pero la cifra es equivalente a decir que cada
cinco segundos en México una mujer sufre algún tipo de violencia. La
violencia que viven las mujeres en la edad adulta se inicia en edades
tempranas, señala Nashely Ramírez, coordinadora general de Ririki
Intervención Social.
La especialista
en Investigación Educativa y Ejercicio de la Docencia aseguró que las
mujeres que comienzan a vivir la violencia en sus casas y en las
escuelas aprenden a vivir con la violencia.
"Las niñas
aprenden desde el principio, en muchas ocasiones en sus casas, la
violencia; ellas ven la violencia ejercida hacia las madres y de las
madres hacia ellas, y tienen un espacio, el de la escuela, que en lugar
de contrarrestar esos mensajes los fortalece", señala Ramírez.
De acuerdo con
el Informe Nacional sobre Violencia de Género en la Educación Básica, la
única investigación que ha realizado la Secretaría de Educación Pública
en 2009, la escuela es el espacio donde se aprenden y reproducen las
relaciones sociales entre los géneros y la violencia de género porque se
establecen relaciones de desigualdad entre niñas y niños.
El informe
revela que las niñas son víctimas de distintos tipos de agresiones
físicas: 29 por ciento de primaria y 22 por ciento de secundaria
refieren que les han jalado el cabello; 4,4 por ciento de las niñas de
primaria y 3,4 por ciento de secundaria han recibido puñetazos; a 15 por
ciento de las niñas de primaria y 9,4 por ciento de secundaria les han
dado de patadas.
A la par,
cientos de videos que circulan a diario por las redes sociales son
testigos claros de la forma en que se reproducen los hechos violentos y
las relaciones desiguales entre el estudiantado, que agravan la
violencia ejercida y vivida, señala Ramírez.
Mientras, las políticas, acciones y programas dirigidos a mejorar la convivencia escolar han demostrado ser un fracaso total.
"Son acciones
que no logran disminuir la violencia en las escuelas, no solo entre las y
los alumnos, sino de las personas adultas hacia las y los alumnos; y
hay que señalar que, en el caso de las niñas, lo que ha aumentado es la
intensidad en que se extiende la violencia usando las redes sociales.
"Se tiene el
acoso sicológico, afectaciones, agresiones y discriminación en el
espacio escolar, y encima se hace público muy rápidamente, lo que tiene
un impacto mayor en las víctimas, sobre todo en las niñas", expresó.
Nancy M. no fue
protagonista de un video, pero sí de un acoso constante no solo entre
sus compañeras, sino entre sus compañeros de escuela.
Hoy estudia el
cuarto semestre de sicología en la UNAM, es una activista convencida de
que la educación en las escuelas debe cambiar y cuenta su historia,
iniciada en el sexto de primaria, último año que no solo fue una
pesadilla, sino donde aprendió a ser víctima de la violencia.
"Todo empezó
con insultos, me decían gorda, panzona, fea, sobre todo las niñas; pero
luego comenzaron los niños a insultarme y, cuando pasaba por los
pasillos, me levantaban la falda.
"Me decían:
’vea sus grandes nalgas’; un día incluso me detuvieron entre varios
compañeros y me alzaron la falda en el salón, y las niñas solo se
reían", refiere.
Después de los
insultos, comenzaron a esconderle sus pertenencias y los maestros no
intervenían. "Cuando mi mamá fue a reclamar, fue peor, porque recuerdo
que la maestra me paró frente al salón y preguntó a todos mis compañeros
quiénes eran los que me estaban molestando y les dijo que mi mamá
estaba muy molesta, que no quería oír ningún otro reclamo", relata
Nancy.
Cuenta que
pasaron como dos semanas sin que nadie la molestara, pero un día, en el
recreo, en el cual pasaba la mayor parte del tiempo sola, se le
acercaron dos niñas y dos niños y le preguntaron si su mamá seguía
molesta.
"Como no les
contesté, pues me paralizaba el miedo, me comenzaron a dar de
cachetadas, primero las niñas y luego ellos; una me jaló del cabelló y
me pidió que le pidiera perdón.
"Les pedí
perdón de rodillas", relata. Faltó mucho a la escuela, todas las semanas
tenía una enfermedad o un pretexto para no ir; a veces, cuenta Nancy,
llegaba hasta la puerta de la escuela y no entraba, salía corriendo al
parque; otras veces se quedaba con la señora de la tienda, frente a la
escuela ubicada en el centro de la ciudad de México.
Así sorteó
Nancy la primaria; en secundaria fue mudo testigo de la realidad;
difícilmente hablaba, casi no participaba en las actividades deportivas
ni de grupo. Era una niña solitaria; lo mismo que en el bachillerato,
donde conoció a Ramiro.
"De verdad que
estaba enamorada, pues fue el único que me apoyaba, incluso me defendía
de los demás, mi vida de verdad cambió, por un tiempo, porque después él
comenzó con los insultos, los gritos, las bofetadas y las patadas.
"Terminé en el
hospital, adolorida, con dos costillas y la nariz rotas porque le
reclamé que estaba coqueteando con una de mis compañeras".
Nancy es una
víctima recuperada de las garras de la violencia, como ella dice.
Después del hospital su mamá la llevó a un grupo de ayuda sicológico.
"Recobré mi
fuerza interior, mi autoestima, aprendí a relacionarme como igual con
los demás, y no desde mi condición de mujer maltratada, porque se
convierte en un síndrome", explica.
Dice que en su casa nunca vio a su madre ni a su padre golpearse o insultarse, la violencia la aprendió en la escuela.
"En la escuela
aprendí y padecí a personas que agreden, que maltratan, que son
violentas, que ofenden, que golpean. Aprendí que era mejor quedarme
callada porque nunca me salieron las fuerzas para defenderme y, cuando
me enamoré, me relacioné de la misma manera", añade.
Las cifras de
diversas encuestan muestran que, conforme avanzan en edad, el porcentaje
de mujeres que experimenta agresiones físicas aumenta.
En las
Encuestas Nacionales sobre Exclusión, Violencia e Intolerancia en las
Escuelas de Educación Media Superior, 27,9 por ciento de las mujeres
reportan haber sufrido agresiones físicas en la escuela.
Además,
aumenta. Esa encuesta, aplicada en 2013, revela que el número de
estudiantes de bachillerato que señalan haber sido insultadas en la
escuela aumentó de 22,8 por ciento en 2007 a 26,8 por ciento; que las
mujeres jóvenes que refieren haber sido golpeadas pasaron de 6,7 a 7,5
en los años de referencia.
La encuesta más
reciente, de 2013, indica que 25,3 por ciento de las mujeres ha sido
rechazada por sus compañeros, 34,9 por ciento ha sido ignorada; y frente
a cualquier hecho de violencia entre los estudiantes, 40,9 por ciento
de las alumnas refiere que sus profesores nunca o casi nunca
intervienen, mientras 28 por ciento ignoran cualquier hecho de violencia
entre los estudiantes.
Durante el
noviazgo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Violencia en las
Relaciones de Noviazgo, 15 por ciento de las jóvenes revela que ha sido
víctima de la violencia física, 76 por ciento de la violencia sicológica
y 16,5 por ciento vivió violencia sexual.
"En las
escuelas se establecen las primeras relaciones de noviazgo y se
perpetúan las dinámicas de convivencia centradas en la violencia", dijo.
Ramírez lamentó
que los datos sobre la violencia en las escuelas no estén actualizados y
las encuestas que se han realizado no se vuelvan a replicar, salvo la
de educación media superior, que dejó de hacerse en 2013.
Foto: Archivo AmecoPress.
Estas cifras de violencia en la esc. Y en el pais son escalofriantes,dignas de un estado fallido, y nuestras autoridades que estan haciendo ?
ResponderBorrarEstas cifras de violencia en la esc. Y en el pais son escalofriantes,dignas de un estado fallido, y nuestras autoridades que estan haciendo ?
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