12/09/2015

Tomasa y Wendy, una historia de migración, deportación, cárcel y reencuentro


   XI Caravana de Madres Centroamericanas

Luego de cinco años de búsqueda, Tomasa, quien vino a México con la XI Caravana de Madres Centroamericanas en Busca de sus Hijos Desaparecidos, consiguió rencontrarse con su hija Wendy, migrante hondureña que pretende cruzar la frontera de Estados Unidos para recuperar a sus hijos. 

La mañana de este lunes, las integrantes de la Caravana se dispersaron en un jardín de esta Ciudad de México, con el retrato de sus hijas o hijos desaparecidos colgando del cuello y revelaron sus historias a la prensa, en un afán por “llamar al milagro”  de encontrarlos con vida, como dijeron en entrevista con Cimacnoticias.

Junto a los retratos viejos, unos tomados  el último día que estuvieron juntos, otros durante la última celebración o cuando eran más jóvenes, Tomasa Gómez Ramírez relató cómo hace cinco días se rencontró, gracias a esta caravana, con su hija Wendy Suyapa Mencía Ramírez, de quien no sabía nada desde el 2010.

El  cuatro de diciembre, en Coatzacoalcos, Veracruz, los medios de comunicación locales presenciaron al interior de una catedral el encuentro entre la madre de 53 años y la hija migrante de 36, quien no ha podido regresar a Honduras porque no logra reunirse con sus dos hijos que están en Estados Unidos.

En entrevista, Tomasa explicó que en el 2007 Wendy salió de su país en busca de un mejor trabajo que le permitiera dar una vida más digna a sus hijos menores de edad.

Años después, la policía estadounidense la detuvo por no tener  documentos regulares y la encarceló por cinco años. En ese tiempo, el padre de los niños –que también migró a aquel país, pero que no vivía con Wendy– pidió a la abuela de los niños que los mandara con él.

Inmediatamente después de salir de prisión, Wendy fue deportada. Al llegar a Honduras descubrió que sus hijos habían sido enviados a territorio estadounidense y decidió regresar por ellos. En menos de un mes la mujer volvió a cruzar la frontera hacia México, de nuevo fue deportada y aun así volvió a migrar.

En ese último viaje, en el 2010, Tomasa sólo recibió una llamada de Wendy que le decía que estaba bien (sin decir dónde) y prometió llamarla después, pero ya no lo hizo.

Luego de  más de cinco años de no saber nada de su hija y  de escuchar rumores sobre asesinatos y secuestros de migrantes, la mujer decidió venir en esta Caravana a México para buscar a su hija.

Tomasa la encontró hace cinco días. Tras un abrazo largo y nervioso, Wendy le dijo que durante su intento por cruzar al país del norte para recuperar a sus hijos lo perdió todo, incluso los números telefónicos, que fue víctima de asaltos y agresiones, y que ahora era mesera en Veracruz.

También le confesó que añora regresar a Honduras, por ahora sólo piensa en la necesidad de volver a reunirse con sus hijos y arreglarles su documentación  para   regresar a vivir junto a ella en su país de origen.

Tomasa asegura que entiende la insistencia de su hija en ir por sus hijos y le aconseja: “así como he luchado yo por vos, así vas a luchar vos por tus hijos”.

“Me siento feliz porque ya la encontré, una se siente alegre y llora de alegría porque su hija está viva y no muerta”, dice Tomasa. Yo le digo a las madres que están acá que agarren fuerzas y que sigan adelante que a sus hijos lo van a encontrar”.

En sus once caravanas, las madres han conseguido la reunificación de más de 250 personas migrantes con sus familias.


CIMACFoto: Anayeli García Martínez
Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Cimacnoticias | México, DF.- 

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