Por: Carolina Romero
(07 de diciembre, 2015.Revolución TRESPUNTOCERO).- El Centro de
Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) ha emitido un estudio donde
analiza los primeros resultados de la reforma laboral implementada por Peña Nieto: el empleo para los jóvenes disminuyó.
Por otro lado, el estudio reveló que hubo una desaceleración en la creación de puestos de trabajo y hubo un repunte en la creación de empleos informales.
En general, el informe no anuncia ningún cambio real ni significativo en cuanto al crecimiento de empleos.
Y es que durante la última década, los empleos a los que, sobre todo la población joven se enfrenta, son mal pagados y sin prestaciones de ley. Cerca de 700 mil empleos con sueldos de más de cinco salarios mínimos desaparecieron de 2005 a 2015. Mientras que los empleos de hasta dos salarios mínimos aumentaron un 35%, según información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Es decir, si bien hay creaciones de empleos, las condiciones de estos son precarias. Y no habiendo de otra, los jóvenes tienen que aceptarlas.
Hace unos días, cuando Peña Nieto alardeaba sobre las cifras del Inegi sobre el incremento en las cifras de empleos, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (Cien) del Tecnológico de Monterrey, sostuvo que “La gran mayoría de los empleos generados no son “dignos”, entendidos como aquellos que “otorgan a los trabajadores condiciones adecuadas, tales como un ingreso salarial que les permita satisfacer sus necesidades, que les conceda seguridad en términos de salud y que también permita una jubilación honorable”.
Por otro lado, en materia de género, se siguen presentando las mismas dificultades; las mujeres siguen ganando menos que los hombres.
Los frutos de las reformas peñistas son amargos para los jóvenes de este país.
Por otro lado, el estudio reveló que hubo una desaceleración en la creación de puestos de trabajo y hubo un repunte en la creación de empleos informales.
En general, el informe no anuncia ningún cambio real ni significativo en cuanto al crecimiento de empleos.
Y es que durante la última década, los empleos a los que, sobre todo la población joven se enfrenta, son mal pagados y sin prestaciones de ley. Cerca de 700 mil empleos con sueldos de más de cinco salarios mínimos desaparecieron de 2005 a 2015. Mientras que los empleos de hasta dos salarios mínimos aumentaron un 35%, según información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Es decir, si bien hay creaciones de empleos, las condiciones de estos son precarias. Y no habiendo de otra, los jóvenes tienen que aceptarlas.
Hace unos días, cuando Peña Nieto alardeaba sobre las cifras del Inegi sobre el incremento en las cifras de empleos, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (Cien) del Tecnológico de Monterrey, sostuvo que “La gran mayoría de los empleos generados no son “dignos”, entendidos como aquellos que “otorgan a los trabajadores condiciones adecuadas, tales como un ingreso salarial que les permita satisfacer sus necesidades, que les conceda seguridad en términos de salud y que también permita una jubilación honorable”.
Por otro lado, en materia de género, se siguen presentando las mismas dificultades; las mujeres siguen ganando menos que los hombres.
Los frutos de las reformas peñistas son amargos para los jóvenes de este país.
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