Los números de la desigualdad: Hasta 2014, las
85 personas más ricas del planeta tienen la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad;
Bill Gates, por ejemplo, si quisiera agotar su fortuna gastando 1
millón de dólares al día, tardaría 218 años. Asimismo, de 2009 a 2013,
el
número de millonarios pasó de 10 a 13.7 millones de personas, detalla el reporte.
Pero la
desigualdad económica no es inevitable, ni natural o necesaria,
es el resultado de “elecciones políticas deliberadas”.
“Es
posible revertir la desigualdad. Las normas y sistemas que han dado
lugar a la actual explosión de la desigualdad tienen que cambiar. Son
necesarias medidas urgentes que equilibren la situación, a través de la aplicación de
políticas que redistribuyan el dinero y el poder de manos de las élites a las de la mayoría de la población”, de acuerdo con Oxfam.
Las claves para lograrlo
Pero, ¿qué se necesita para combatir la desigualdad? Según el informe de Oxfam, los ejes son los siguientes:
- Hacer que los gobiernos trabajen para los ciudadanos y hagan frente a la desigualdad extrema
Esto implica que los
gobiernos hagan a un lado los intereses de las grandes empresas
y se centren en la voluntad del pueblo; esto debe ir acompañado de
acuerdos mundiales y estrategias nacionales. Compromisos concretos:
un objetivo post-2015 dedicado a erradicar la desigualdad extrema en
2030; comisiones nacionales de desigualdad; divulgación pública de las
actividades de lobby; libertad de expresión y libertad de prensa.
- Fomentar la igualdad económica y los derechos de las mujeres.
La
política económica debe hacer frente a la desigualdad económica y a la discriminación de género. Los compromisos concretos: compensación por el trabajo de cuidados no remunerado;
acabar con la brecha salarial entre hombres y mujeres;
igualdad entre hombres y mujeres en cuanto a los derechos de herencia y
sobre la tierra; recoger datos para evaluar los efectos de la política
económica en niñas y mujeres.
- Pagar a los trabajadores un salario digno
Elevar
los salarios mínimos hasta convertirlos en “salarios dignos” y
protección del derecho de asociación y de huelga de los trabajadores.
- Distribuir la carga fiscal de forma justa y equitativa
Trasladar
la carga tributaria del trabajo y el consumo al patrimonio, el capital y
las rentas derivados de dichos bienes; transparencia sobre los
incentivos fiscales; aplicar impuestos nacionales sobre el capital y
explorar la posibilidad de un impuesto mundial sobre la riqueza.
- Subsanar los vacíos legales en la fiscalidad internacional y las deficiencias en su gobernanza
Creación de un nuevo organismo mundial de gobernanza para cuestiones fiscales;
elaboración de informes públicos esglosados por país; registros
públicos de los beneficiarios reales; intercambio multilateral y
automático de información fiscal, también con los países en desarrollo
que no puedan proporcionar esa información; acabar con el uso de
paraísos fiscales, a través de una lista negra y de sanciones; hacer que
las empresas tributen en función de su actividad económica real.
- Lograr servicios públicos gratuitos universales para todas las personas en 2020
Eliminar las tarifas a usuarios; cumplir con los compromisos de gasto;
dejar de conceder subvenciones públicas a la prestación de servicios sanitarios y educativos por parte de empresas privadas, y revisar las ya existentes; excluir los servicios públicos y los medicamentos de los acuerdos de comercio e inversión.
- Establecer una base de protección social universal
La
protección social reduce la desigualdad y garantiza la existencia de
una red de seguridad que protege a las personas más pobres y
vulnerables. Dichas redes de seguridad deben ser universales y
permanentes. Entre los compromisos concretos que deben realizarse están:
servicios universales de atención y cuidado de niños y personas
mayores; ingresos mínimos garantizados a través de subvenciones
universales por menores a cargo, prestaciones por desempleo y pensiones.
- Destinar la financiación para el desarrollo a la reducción de la desigualdad y la pobreza, y fortalecer el pacto entre la ciudadanía y sus Gobiernos
La
financiación para el desarrollo, si se dedica a apoyar el gasto
gubernamental en bienes públicos, puede contribuir a reducir la
desigualdad, además de mejorar la rendición de cuentas de los Gobiernos
ante sus ciudadanos. Entre los compromisos concretos que deben
realizarse están: incrementar la inversión de los donantes en servicios
públicos gratuitos y en la movilización de los recursos domésticos;
evaluar la eficacia de los programas en virtud de su manera de apoyar a
la ciudadanía para que ésta haga frente a la desigualdad, así como en
términos de promoción de la participación democrática.
- Modificar
el sistema mundial de investigación y desarrollo (I+D) y de fijación de
los precios de los medicamentos para garantizar el acceso de todas
las personas a medicamentos adecuados y asequibles
El informe completo:
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