Ecología humana & Igualdad de género
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“Alcanzar la igualdad de género y empoderar a las mujeres no sólo es lo correcto, sino que es un ingrediente fundamental en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y la malnutrición”, aseguró hoy el Director General de la FAO, José Graziano da Silva. |
Al intervenir en un evento de alto nivel
coorganizado por la FAO, la Comisión Europea y la Presidencia eslovaca
de la Unión Europea, en colaboración con el Fondo Internacional de
Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y
ONU-Mujeres, Graziano da Silva añadió que “las mujeres son la columna
vertebral de nuestra labor en la agricultura”, indicando que suponen el
45 por ciento de la mano de obra agrícola en los países en desarrollo,
porcentaje que alcanza el 60 por ciento en algunas zonas de África y
Asia.
Estas cifras subrayan la importancia de garantizar que las
mujeres rurales cuenten con igualdad de oportunidades, según el Director
General de la FAO
“Todo es cuestión de oportunidades. Las
evidencias demuestran –dijo- que cuando las mujeres cuentan con
oportunidades, los rendimientos en sus explotaciones aumentan y también
sus ingresos. Los recursos naturales se gestionan mejor. Mejora la
nutrición. Y los medios de subsistencia están más protegidos”.
Por
este motivo las mujeres rurales son actores clave en el esfuerzo para
lograr todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero especialmente
el ODS2, liberando al mundo del hambre y la malnutrición”, explicó
Graziano da Silva
Hambre cero: imposible sin contar con las mujeres
El
Comisario europeo de Cooperación Internacional y Desarrollo, Neven
Mimica, señaló a los participantes del evento que: “a menudo se dice que
si educas a una mujer, educas a toda una generación. Lo mismo ocurre
cuando empoderamos a las mujeres en cualquier ámbito, no sólo con el
acceso al conocimiento, sino también a los recursos, la igualdad de
oportunidades y dándoles voz”.
Sin embargo, las estadísticas actuales sugieren que el mundo no está alcanzando este objetivo, según Mimica.
“Sabemos –dijo-que los rendimientos agrícolas aumentarían en casi un tercio si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres. Como resultado, habría hasta 150 millones menos de personas hambrientas en el mundo. Y sabemos que los niños tienen perspectivas de futuro mucho mejores cuando sus madres están sanas, y cuentan con recursos económicos y formación. Especialmente durante los primeros mil días de la vida del niño”.
“Sabemos –dijo-que los rendimientos agrícolas aumentarían en casi un tercio si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres. Como resultado, habría hasta 150 millones menos de personas hambrientas en el mundo. Y sabemos que los niños tienen perspectivas de futuro mucho mejores cuando sus madres están sanas, y cuentan con recursos económicos y formación. Especialmente durante los primeros mil días de la vida del niño”.
“Si
queremos de verdad poner fin a la pobreza y al hambre de una vez por
todas, necesitamos ampliar todos nuestro apoyo a las mujeres de las
zonas rurales. Como forma de invertir en las familias, en nuestras
comunidades, en nuestras sociedades y en el futuro de nuestro planeta”,
dijo el Comisario de la UE.
Cerrar la brecha de género
Gabriela
Matecná, ministra de Agricultura y Desarrollo Rural de Eslovaquia y
actual Presidenta del Consejo de la Unión Europea, señaló por su parte
que “la brecha de género impone costes significativos a la sociedad, en
términos de pérdidas de producción agrícola, seguridad alimentaria y
crecimiento económico”.
Aunque casi la mitad de la mano de obra
agrícola del mundo es femenina, señaló, las mujeres poseen menos del 20
por ciento de las tierras de cultivo. Al mismo tiempo, el 60 por ciento
de las personas que padecen hambre crónica en el planeta son mujeres o
niñas.
Sin embargo, “cuando las mujeres se ven plenamente
involucradas, los beneficios pueden verse inmediatamente: las familias
están más sanas y mejor alimentadas; sus ingresos, ahorros e inversiones
se incrementan. Y lo que es cierto de las familias, también lo es para
las comunidades y, a largo plazo, para el país entero”, añadió Matecná.
Trabajar juntos hacia un objetivo común
En
el evento de hoy en la sede de la FAO participaron también
representantes de otras organizaciones de la ONU, que pusieron énfasis
en la importancia de erradicar la desigualdad de género y empoderar a
las mujeres con información, capacitación, tenencia y acceso justo a los
recursos y a los servicios de apoyo agrícola, nutricional y a la salud.
“Cuando
se invierte en un hombre, se invierte en un individuo. Cuando se
invierte en una mujer, se invierte en una comunidad”, afirmó el
Presidente del FIDA, Kanayo F. Nwanze.
“Estamos viendo una y otra
vez que la igualdad de género abre las puertas para que comunidades
enteras fortalezcan su seguridad alimentaria y nutricional y mejoren su
bienestar social y económico”, dijo, añadiendo que “empoderar a las
mujeres rurales es en realidad empoderar a la humanidad”.
“Sólo
facultando a las campesinas podemos aprovechar el potencial de los
sistemas alimentarios globales. Apoyarles es esencial para crear
resiliencia, lograr empresas más sólidas y progresar en la seguridad
alimentaria a largo plazo “, señaló en su intervención Denise Brown,
Directora de Emergencias del PMA.
Por su parte, la Directora de
Programas de ONU-Mujeres, Maria Noel Vaeza, recordó que eliminar las
brechas de género en la agricultura “puede proporcionar múltiples
dividendos para el desarrollo, incluyendo la igualdad de género para las
mujeres rurales, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza,
una mejor gestión del clima y sociedades en paz.”
Datos clave
•
En los países en desarrollo, las mujeres representan el 45% de la mano
de obra agrícola: desde un 20% en América Latina hasta el 60% en zonas
de África y Asia.
• En los países en desarrollo de África y la
región de Asia y el Pacífico, las mujeres suelen trabajar entre 12-13
horas más que los hombres por semana.
• En todas las regiones, las
mujeres son menos propensas que los hombres a poseer o controlar la
tierra, y sus parcelas suelen ser de peor calidad. Menos del 20% de los
propietarios de tierras en el mundo son mujeres.
• Si las
agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, el
número de personas hambrientas en el mundo podría reducirse hasta en
150 millones, gracias a los aumentos de productividad.
• Las
mujeres reinvierten hasta el 90% de sus ganancias en sus hogares, dinero
que se destina a nutrición, alimentos, atención médica, escuela y
actividades generadoras de ingresos, ayudando a romper el ciclo de la
pobreza intergeneracional. Ecoportal.net
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