Inercia económica hasta 2021
Venezuela y el 89 constitucional
Distintos organismos
financieros internacionales y regionales pronostican un menor
crecimiento económico para México, aunque sus recortes resultan mínimos
si se les compara con la tendencia inercial que ha mantenido nuestro
país en los pasados 36 años, durante los cuales el avance anual promedio
se desplomó de 6 a 2 por ciento.
Para 2019, tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco
Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
coinciden en que dicho crecimiento sería ligeramente inferior al
pronóstico oficial, en torno al 2 por ciento, tendencia que se
mantendría en la primera mitad del actual gobierno.
Sobre este punto el Instituto para el Desarrollo Industrial y el
Crecimiento Económico –de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes–
advierte que lo anterior no es menor, ya que es fundamental el
crecimiento económico para darle sostenibilidad a los proyectos
económicos y sociales propuestos por la nueva administración. La teoría
del crecimiento económico es la rama de la economía de mayor
importancia, ya que pequeñas diferencias en la tasa de crecimiento,
sostenidas durante largos periodos generan enormes diferencias en los
niveles de ingreso por habitante y con ello impacta en el desarrollo
económico y social de las naciones.
En este sentido, la relevancia del crecimiento económico es un
aspecto indiscutible, su consecución permite generar mayor riqueza en
los países y, por tanto, con las políticas adecuadas, impactar
positivamente en el bienestar de las personas. Para lograrlo se debe
tener claridad sobre cuáles son los factores que determinan el
crecimiento económico para conseguir el aumento sostenido de la riqueza
en la economía, su respectiva distribución y así una mejora en la
calidad de vida de las personas.
Durante el gobierno de Peña Nieto, en el Plan Nacional de Desarrollo
2013-2018 se fijaron metas de crecimiento económico que no fueron
alcanzadas, por lo que el país mantuvo un desempeño económico inercial.
Para 2018 la economía mexicana debería crecer a un ritmo superior a 5
por ciento, pero al no atender los mecanismos estructurales que limitan a
la economía nacional, el resultado se estima en menos de la mitad.
En término generales, el crecimiento económico depende de la
acumulación de capital físico y humano, es decir, de la inversión
productiva, y la educación y capacitación del personal ocupado; de igual
manera, influye un contexto institucional propicio para el desarrollo
de un ambiente adecuado de negocios, como el estado de derecho, la
seguridad y normatividad. Adicionalmente, un elemento fundamental, que
aporta al desarrollo de la economía, es el desarrollo tecnológico, la
innovación y con ello su incidencia en la capacidad productiva.
En este sentido, el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 (que en
breve presentará el gobierno de López Obrador) deberá contemplar la
ejecución eficaz de políticas públicas encaminadas a resolver los
rezagos estructurales para revertir el escaso crecimiento económico en
el país y con ello mitigarlos problemas sociales de México. Los
programas sociales son relevantes e insustituibles, pero insuficientes
para lograr un desarrollo social incluyente y sostenible.
Las rebanadas del pastel
Sobre la decisión mexicana en torno a la coyuntura
venezolana, (artículo 89 constitucional, fracción X) son facultades y
obligaciones del Presidente de la República “dirigir la política
exterior (…) y en la conducción de tal política, el titular del Poder
Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la
autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución
pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la
fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los
Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la
protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y
la seguridad internacionales”. Actuar en sentido contrario sería violar
la ley.
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