Violencia, causa principal del embarazo en niñas y adolescentes mexicanas
Cd. de México, 22 ene. 19. AmecoPress/SemMéxico.- La
Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que para 2014, en el
mundo, la tasa de fecundidad en adolescentes entre 15 y 19 años fue de
49 nacimientos por cada mil mujeres. Sin embargo, las proporciones no
son iguales en todo el mundo, 95 por ciento de los nacimientos de madres
adolescentes ocurren en países de bajos y medianos ingresos.
Datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA,
2013) señalan que América Latina y el Caribe es la única región del
mundo en la que los partos en menores de 15 años de edad se han
incrementado.
En 2016, una quinta parte de los nacimientos en México son de niñas y
adolescentes embarazadas, el doble de la proporción mundial. En este
país, ese año, se registraron 11 mil 808 nacimientos entre niñas de 10 a
14 años. La violencia sexual es una causa constante en los embarazos en
niñas y adolescentes.
De acuerdo con “Violencia sexual y embarazo infantil en México: Un
problema de salud pública y derechos humanos” investigación realizada
por IPAS México, la violencia sexual es una causa constante en los
embarazos en niñas y adolescentes.
En México, de cada 10 mujeres, cinco han enfrentado violencia
emocional, cuatro violencia sexual y tres violencia física; 3.5 por
ciento de las mujeres casadas o unidas deciden si usa o no algún método
anticonceptivo y solo 4 por ciento decide cuándo y cuántas hijas e hijos
tener. (INEGI, 2017)
Los embarazos en niñas y adolescentes pueden ser resultado de
violencia sexual que se concreta a través de: a) coerción sexual, es
decir, sin uso de violencia física, pero con amenazas, aislamiento,
control financiero y/o abuso emocional; b) abuso sexual infantil: cuando
se involucra a la niña o adolescente en una actividad sexual que no
comprende o no es capaz de consentir, ocurre con manipulación; o c)
violación: relación sexual forzada por medio de violencia física o
moral.
Además, en contextos de violencia estructural se dan prácticas
nocivas como las uniones tempranas: 11.7 por ciento de las menores de
edad que se unieron reconocen que fueron obligadas por estar
embarazadas, las robaron o fue mediante un arreglo monetario (ENDIREH,
2016). Un 93 por ciento de las adolescentes tuvieron su primer
acercamiento sexual entre los 5 y los 9 años, pero solo 2.8 por ciento
reconoce este hecho como violencia sexual, el resto no tiene los
elementos para reconocerlo; 8 de cada 10 agresores son conocidos de las
víctimas; 67 por ciento son familiares (ENDIREH, 2016) pero sólo 10 por
ciento de las agresiones son denunciadas.
Datos de las actas del registro civil, consultados por IPAS México,
arrojan que 70 por ciento de las niñas y adolescentes de entre 10 y 14
años que tuvieron una hija/o, el padre tendría entre 18 y 78 años. Se
trata de casos de violencia sexual contra niñas y adolescentes que
tienen como consecuencia un embarazo donde los padres y agresores les
triplican la edad y que son conocidos cercanos a las víctimas.
Los riesgos durante el embarazo para la salud de las niñas y
adolescentes son mayores que en otros rangos de edad: las complicaciones
relacionadas con el embarazo, el parto o el puerperio son dos veces
mayor entre mujeres menores de 19 años que entre aquellas que se
embarazan después de los 20 años; tienen más probabilidades de sufrir
padecimientos como la eclampsia, anemia, hemorragia postparto y
endometritis puerperal que las adolescentes mayores de 15 y el riesgo de
mortalidad infantil es 50 por ciento mayor para hijos de madres
adolescentes en comparación con mujeres mayores de 20 años (OMS, 2014).
Además de implicaciones emocionales y sociales e impactos en sus
proyectos de vida como: rezago educativo, desigual acceso a
oportunidades de desarrollo, barreras para obtener un empleo que
implique mayor formación académica y experiencia.
A pesar de que en México, la Norma Oficial Mexicana 046 (NOM 046)
proporciona directrices para ofertar anticoncepción de emergencia a
mujeres víctimas de violación, así como la consejería y servicios de
Interrupción Voluntaria del Embarazado en todo el país, es más probable
que niñas y adolescentes retrasen la búsqueda de atención, por lo que es
frecuente que interrumpan el embarazo en etapas más avanzadas, que
recurran a personas no calificadas, que empleen métodos inseguros y que
pospongan la búsqueda de atención médica en caso de complicaciones que
suelen ser más frecuentes y severas.
Así, el embarazo en niñas y adolescentes constituye violencia de
género que conlleva otras violaciones a sus Derechos Humanos como como
el derecho a la integridad, a la salud, a la información, a la
autonomía, al acceso a la justicia y a una vida libre de violencia.
En México, el número de nacimientos en niñas de entre 10 y 14 años se
han incrementado progresivamente desde 2003, alcanzando su cifra más
alta en 2016, con 11 mil 808. En 2017 se registraron nueve mil 463
nacimientos entre la misma población (INEGI. Estadísticas de natalidad).
El estado de México ocupa el tercer lugar a nivel nacional en número
de nacimientos de niñas de 10-14 años, con 763 casos, el tres por ciento
del total de nacimientos en 2017 (28,619 casos). Representando el ocho
por ciento del total nacional. Después de Jalisco, con 793 casos y
Chiapas con 781. Y por encima de la media nacional ubicada en tres por
ciento.
Los municipios con mayor número de casos en 2017 son: Ecatepec de
Morelos con 53 casos, Naucalpan de Juárez con 51 casos, Chimalhuacán con
42 casos y Chalco con 35. (INEGI: Estadísticas de Natalidad
(Nacimientos registrados en las oficialías del Registro Civil en las
distintas entidades del país, así como consulados en el extranjero,
2017).
Según la OCDE, México ocupa el 1er lugar mundial en abuso sexual
infantil. 1 de cada 3 niñas/os en México sufre abuso sexual. En el
Estado de México, solo en 2017, 2,916 niñas de entre 10 y 14 años fueron
atendidas en las unidades de la Secretaría de Salud por causas de
violencia física, sicológica y sexual. (SALUD/DGIS; Cubos dinámicos de
información sobre Lesiones y Causas de Violencia, 2010-2017).
Aunque en términos generales, nuestros Códigos Penales establecen una
edad a partir de la cual se reconoce la capacidad de una persona para
consentir una relación sexual. Esta edad varía entre los 12 y 15 años.
Lo anterior significa que, toda relación sexual con persona menor de la
edad que marque el código respectivo se considera equiparable a la
violación y, por lo tanto, sancionable penalmente (delito de violación
equiparada).
El estado de México es la única entidad del país que reconoce que las
relaciones entre menores de edad pueden no ser consecuencia de
violencia o abuso por alguna de las partes. El artículo 273 establece
que: a) si la persona ofendida (víctima) es menor de 15 pero mayor de
13, b) dio su consentimiento para la cópula y no lo modificó, c) existe
una relación afectiva con el “inculpado” y; d) la diferencia de edad no
es mayor a cinco años entre ambos, no se considera violación equiparada.
Es decir, el Código Penal del estado no sanciona las relaciones
sexuales entre menores de edad, pero mantiene la protección especial a
las menores.
Para poder alcanzar la meta 2030 y el compromiso de erradicar los
embarazos en menores de 15 años, es necesario asegurar la implementación
de acciones específicas (a nivel del sector salud, educación y
procuración de justicia) para identificar y atender situaciones de
violencia sexual detrás de cada embarazo en este grupo etario. Así
mismo, la aplicación de las Normas de Salud y de protocolos de
protección de víctimas de violencia sexual, incluyendo el acceso a
servicios de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Foto: SemMéxico,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario