Tragedia en Tlahuelilpan
El huachicoleo suplantó al narcotráfico
Los fallecidos y heridos son el eslabón más débil dentro del robo de combustible, afirma la autora de 4 libros sobre corrupción en Pemex
▲ Imagen de la tragedia en Tlahuelilpan, Hidalgo. La escritora Ana Lilia Pérez opina que debe analizarse a fondo qué circunstancias llevaron a la gente a estar en la toma clandestina, a pesar del riesgo que corrían.
Foto Afp
Sanjuana Martínez
Periódico La Jornada
Domingo 20 de enero de 2019, p. 8
La tragedia ocurrida en una toma clandestina de combustible en el municipio de Tlahuelilpan, Hidalgo, donde murieron 76 personas y 70 resultaron heridas, fue una tragedia anunciada.
Así lo afirma la periodista y escritora Ana Lilia Pérez, autora de cuatro libros sobre la corrupción en Pemex y el robo de combustibles: Los fallecidos, los heridos: esta gente es el eslabón más débil dentro de la estructura del robo de combustible.
En entrevista con La Jornada, la autora de El cártel negro: cómo el crimen organizado se ha apoderado de Pemex, advierte que en muchas comunidades de México grupos criminales obligan a los ciudadanos a participar en el robo de combustibles y se debe investigar si éste fue el caso de la tragedia de Tlahuelilpan.
“En muchas comunidades hay presión de grupos criminales para que la gente participe en el robo de combustibles. Hablé con una mujer que está pidiendo asilo político en Estados Unidos por esto: es el primer caso de asilo por huachicol. Ella va huyendo de su pareja que es un huachicolero en Guanajuato”.
Añade: Son distintos efectos sociales del crimen del robo de combustibles. Pero también se tiene que analizar en el contexto a quiénes conviene que continúe esta práctica. Quien menos gana en esto es la gente de las comunidades que va a recoger el combustible que queda.
Explica que la negligencia que hubo durante los últimos sexenios para atender el problema ha dado como resultado el aumento de víctimas: A medida que creció el robo de combustible, de ser una práctica hormiga a volverse el principal botín del crimen organizado, también se vinculó a muchas comunidades como un efecto letal. Este es el rostro más vulnerable y vulnerado de todo el espectro criminal.
Decenas de víctimas
La periodista, que ha publicado numerosos reportajes de investigación sobre la corrupción de funcionarios de Pemex y de miembros de los gobiernos recientes, afirma que antes de las de Tlahuelilpan ha habido decenas de víctimas más por el robo de combustibles.
Hay muchas otras víctimas de los últimos años, como trabajadores que denunciaron lo que estaba ocurriendo todos estos años y fueron desaparecidos; trabajadores siniestrados por negligencia y no les dieron la indemnización debida. Cuando permiten operación criminal en esta industria están jugando con la vida de los trabajadores.
Califica como injustas estas pérdidas humanas: Esta escena de Tlahuelilpan se repite en muchas zonas del país, pero ahora es más lamentable por el número de víctimas. Esto ha escalado del nivel de violencia al de tragedia por la pérdida de vidas humanas. Sin embargo, no es la primera vez.
Añade: Cuando hay manipulación de válvulas muere gente, y en esta zona de Hidalgo ya había precedentes de tomas clandestinas. Esto es el resultado del cúmulo de negligencia y encubrimiento a este delito que creció involucrando a las comunidades. Esa era una toma clandestina y manipulada. Cuando se hace una toma, primero la ordeñan y a la vez se convoca a gente de las comunidades para que participe en el robo. En Puebla, por ejemplo, se le cobra a la gente por entrar a recoger combustible, como un peaje, como un derecho de piso, para llevarse lo que queda de una toma clandestina.
Consideró que primero debe hacerse la investigación a fondo: Habrá que saber quién hizo previamente la toma y las condiciones en las cuales esta gente se suma a la sustracción ilegal de combustible. Es muy triste y descorazonador porque la gente sabe que están incurriendo en algo ilícito, pero además que es un riesgo para ellos mismos. Es una actividad de alto riesgo y los trabajadores, para acercarse a una instalación o a sellar una toma, usan equipos de protección.
–¿Quién es el responsable de esta tragedia?
–Cuando se habla de responsabilidades habría que ser muy cuidadosos en hacer juicios de valor. Primero se requiere un peritaje. Eso dará la causa de raíz. El opinar sin esos resultados es irresponsable. Lo que hay que ver son los escenarios, las circunstancias. El resultado determinará el nivel de responsabilidad de cada uno, desde quienes hacen la toma, en las circunstancias que se hizo y lo que provocó el siniestro.
–Algunos culpan a las personas que estaban robando.
–Tampoco es así. Tenemos las condiciones en que estaba esta gente, que en muchas zonas está obligada a trabajar para grupos del crimen organizado. Es una realidad. Y también el tema de la pobreza.
–Se responsabiliza al Ejército, que ahí estaba y no actuó.
–No se puede hacer un juicio tan reduccionista y señalarlos porque no actuaron: se tienen que analizar las circunstancias. Y el gran problema es todo el contexto que se tiene en esas comunidades. El huachicolero llegó a suplantar al narcotraficante. En muchos casos es lo mismo. En Guanajuato, por ejemplo, las drogas las controlan los mismos huachicoleros. Se requieren estrategias integrales dentro de la cultura de la legalidad. Ésta no se puede exigir cuando el ciudadano tampoco está dispuesto a ser legal.
Era una tragedia anunciada, tan anunciada que previamente en ordeñas y tomas mal manipuladas ya había habido muertos. Un ducto es una instalación de alto riesgo. Por eso está prohibido construir, manipular o excavar en torno a ductos. Si están manipulando la toma mientras sale el chorro y están ahí, por supuesto que se corre un riesgo tremendo. ¿Qué circunstancias llevaron a la gente a estar ahí? Eso es lo que debe analizarse a fondo. ¿Fue su propia circunstancia de pobreza a pesar de saber que se corre riesgo, o bien, participaron por presión del crimen?
Afirma que todas las tomas clandestinas son coordinadas: Todo está perfectamente coordinado. Se llama y dicen que van a cargar, y se organiza todo porque se sabe que habrá una sustracción y que va a llegar la gente. Hacen el anuncio. En este caso no sé si fue así.
–¿Pudo ser accidente o atentado?
–Se tendría que revisar. Eso le tocará a las autoridades y los peritajes. Nadie puede descartar nada en estos momentos, hasta que ofrezcan las pruebas de la investigación.
–¿A los propios huachicoleros les convenía que hubiera una tragedia?
–No puedo opinar al respecto. Es muy delicado. Lo que sí creo es que hay una resistencia muy grande para abandonar este negocio, porque les resultó más redituable que el de las drogas.
Huachicoleros de cuello blanco
La periodista, que lleva más de 20 años investigando la corrupción interna de Pemex, publicó su primer libro sobre este tema en 2010: Camisas azules, manos negras. El saqueo de Pemex desde Los Pinos, y fue tirando del hilo de la investigación en los siguientes sexenios.
“El robo de combustible viene desde Carlos Salinas de Gortari, y luego, con Ernesto Zedillo, en una intensidad mayor empieza a crecer dentro de la industria petrolera. El ordeñar barcos, pipas, era algo del entorno petrolero. Pero con Vicente Fox empieza la modalidad de toma clandestina, con Felipe Calderón ésta crece más, pero empieza la incorporación de cárteles de la droga en el negocio”.
Añade: “Es cuando los Zetas empiezan a operar mucho en la sustracción de la cuenca de Burgos y en el golfo, en tomas clandestinas. Y hay una mayor penetración desde las estructuras de sustracción y distribución de combustible. Se fortalece el mercado negro. Y siguen las tomas al alza; ya con Enrique Peña Nieto empieza la incorporación de gente de las comunidades en estas actividades. A medida que crece la participación de la sociedad, el mercado crece y demanda más mano de obra”.
–¿Por qué el mercado negro fue creciendo afuera cada vez más?
–Porque había empresarios del sector que estaban entrando como compradores del mercado criminal. Transportistas, contratistas que eran copartícipes de estas actividades, y en vez de que Pemex investigara se les permitían estas prácticas. Todo fue creciendo porque se podía hacer, por la impunidad.
–¿Y los huachicoleros de cuello blanco?
–Eso es muy importante. El problema tiene que solucionarse y para ello es necesario investigar, detener y atender el delito de cuello blanco, porque es parte de esta estructura criminal, y que se les detenga, que sea ejemplar la justicia. Que no se mire a los eslabones débiles sino a las estructuras de raíz, y eso incluye la criminalidad de cuello blanco. Tenemos que asumir que este es un problema de Estado y cada uno de nosotros debemos ser parte de la cruzada contra el huachicol, es una tarea de toda la sociedad. Sin tintes políticos y necesariamente atendiendo el delito de cuello blanco”.
La solución, de todos
La periodista que hizo la revelación de los contratos que el ex secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño recibía de Pemex mediante prácticas de tráfico de influencias y conflicto de intereses, considera que la solución al robo de combustibles involucra a toda la sociedad.
El ciudadano necesariamente tiene que ser parte de la solución a un problema que afecta a todo el país y a la economía. La gente puede pensar que llena su garrafón y tiene un extra, pero al hacerlo están poniendo en riesgo su vida y están afectando a todo el país. El delito del robo de combustible nos impacta a todos socialmente, afirma.
Su libro más reciente es Pemex RIP. Vida y asesinato de la principal empresa mexicana, y advierte que este negocio se convirtió en más redituable para el crimen organizado: Tienen a gente del sector oficial. Saben que desde dentro de Pemex hay esta participación y hay un mercado negro que está conformado también dentro del mercado formal. Saben que las drogas son ilegales y venderlas también. En el combustible pueden disfrazar este robo con el mercado legal, esto lo vuelve más redituable. Es un Pemex paralelo. Es la criminalidad organizada con la mejor organización que se puede tener.
Y concluye: Hoy, México está de duelo por estas 76 personas que murieron en circunstancias injustas; injusticia, en el contexto social de cómo se dejó que se llegara a esto. ¿Cómo se permitió que la gente otorgue prioridad a llenar un garrafón de gasolina en lugar de pensar en su propia integridad? ¿Cuándo llegamos a esto?: cuando desde los gobiernos se permitió que la criminalidad se apoderara de las estructuras gubernamentales.
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