Piden que la UNAM no se deslinde de su responsabilidad
A
casi dos semanas del asesinato de Aideé Mendoza Jerónimo, quien el 29
de abril recibió un impacto de bala en su salón de clases en el Colegio
de Ciencias y Humanidades Oriente (CCH) de la UNAM, parece como si nada
hubiera pasado. El plantel reabrió sus puertas el 6 de mayo para la fase
de los exámenes finales de este semestre.
Al ingresar a la institución, el personal de seguridad echa un
vistazo superficial a las credenciales del estudiantado que se apresura a
entrar. “A la gente no le importa. Me siento enojada y triste”, dice en
entrevista María, una joven que por seguridad se reservó su identidad.
“Uno piensa: me voy a meter a la escuela para estar segura. Pero también
adentro te asaltan, te pueden matar”.
María junto con otras estudiantes es parte del colectivo “Rosas
Violentas del Oriente”, colectivo que denuncia la inacción de las
autoridades escolares para garantizar seguridad y cuestiona cómo se
manejó la emergencia que llevó a la muerte a la estudiante.
La joven asegura que el director del plantel, Efraín Peralta
Terrazas, actuó con negligencia en dos momentos: Durante la atención
médica a Aidée después de recibir el impacto de bala, cuando estaba en
clases de matemáticas. Y al no asumir la responsabilidad integral con la
víctima y la comunidad estudiantil.
En el CCH Oriente ni siquiera se ha ofrecido atención psicosocial a
las estudiantes. “Sólo algunas y algunos profesores abordaron el tema,
por unos cinco minutos antes de empezar la clase”, dijo María.
Otra integrante del plantel, que pidió el anonimato indicó que han
observado que en la escuela faltan materiales para atender a personas
heridas durante emergencias médicas y que el personal no está
debidamente capacitado para actuar en estos casos.
Además, el colectivo no cree que las autoridades universitarias
llamaran a una ambulancia de manera inmediata, como afirmaron en un
comunicado publicado el 5 de mayo. En éste, el CCH Oriente explicó que
la atención médica se tardó porque “primero llegó una ambulancia de la
Alcaldía de Iztapalapa que no contaba con el equipo necesario”, y luego
llegó una segunda del ERUM que trasladó a Aideé al hospital del ISSSTE
Zaragoza, donde falleció.
“No vimos una ambulancia, sólo vimos el ERUM”, dijo Sofia, otra
estudiante. Ella, como otras alumnas reiteró que la bala fue disparada
antes de las tres de la tarde. Sin embargo, la dirección ordenó
desalojar a las y los estudiantes hasta las cinco, a pesar de los
rumores sobre un ataque en el plantel. Es más: “De tres a cinco, ¡dieron
otra clase en el mismo salón!”, dijo indignada Sofía.
Para Sofia la dirección del CCH y de la UNAM se quieren deslindar de
su responsabilidad en el caso. Muestra de eso, dice, son las
declaraciones que hablan del “sensible fallecimiento” de la estudiante y
que indican que fue un accidente, aunque nos sabe con certeza qué pasó.
La Procuraduría General de la Ciudad de México (PGJ), por su parte,
se ha contradicho y ha filtraciones información a los medios de
comunicación, por ejemplo, sobre el rango de distancia y la dirección
del disparo. La procuradora capitalina, Ernestina Godoy Ramos, sólo ha
dicho que la bala fue un proyectil 9 milímetros, exclusivo de las
fuerzas armadas.
Apenas el 8 de mayo, el abogado de la familia Mendoza pudo ver el
expediente por primera vez. Así lo declaró la tía de Aidée, Gilberta
Mendoza, en una manifestación enfrente de la PGJ el jueves 9 de mayo,
aunque prefirió guardar silencio sobre el contenido. Ella cree en que la
Procuraduría “está trabajando”, pero dice estar “confusa” sobre las
informaciones incongruentes.
Víctor Caballero, integrante de la Coordinación de Familiares de
Estudiantes Víctimas de la Violencia, dijo que las distintas versiones
del asesinato indican que “tienen algo que ocultar”. Además, agregó: “La
universidad nunca se involucra; hasta que el movimiento estudiantil le
exige que haga un comunicado”.
Por eso, demandó un mecanismo que obligue a las autoridades
universitarias a preservar medios de prueba y a aportar informaciones
verídicas y verificables en relación de los casos.
Las estudiantes dicen la estrategia del CCH Oriente parece ser no
hablar del caso. “Hagamos un esfuerzo los alumnos y profesores para que
las actividades académico-administrativas se lleven a cabo con
normalidad, sin soslayar el profundo dolor que nos aqueja”, dice un
comunicado publicado por la institución.
CIMACFoto: Sonia Gerth
Por: Sonia Gerth
Cimacnoticias | Ciudad de México
No hay comentarios.:
Publicar un comentario