Hasta ahora no han
rendido frutos los enormes esfuerzos de la derecha mexicana en pos de
mermar el respaldo popular a las ideas y a las políticas del presidente
López Obrador. Los conservadores han utilizado todos los recursos a su
disposición para descalificar y hasta satanizar el incansable trabajo y
los indiscutibles logros del primer mandatario.
En ese
catálogo de recursos están incluidas mentiras, exageraciones, intrigas,
insultos, ocultamientos, tergiversaciones, encuestas amañadas. Y todo
esto de manera masiva, con el concurso de buena parte de los medios de
comunicación tradicionales y de las redes sociales reaccionarias.
Se trata de una estrategia que quiere ser integral y omnipresente
para convencer a la ciudadanía de que son equivocadas las decisiones
políticas y económicas de López Obrador. Lo mismo si el tema es la
cancelación del aeropuerto de Tezcoco que la construcción de la
refinería de Dos Bocas. E igualmente si se trata de la creación de la
Guardia Nacional o de la abrogación de la mal llamada reforma educativa
de Peña Nieto.
Podría decirse que estamos en presencia de una
especie de guerra psicológica que busca dominar la mente de los
ciudadanos y, al mismo tiempo, paralizar las obras del gobierno.
Pero esa guerra psicológica ha fallado en ambos frentes de batalla.
No ha conseguido apoderarse de la mente de los mexicanos ni ha logrado
atemorizar al Presidente. Y es indudable que una gran parte del mérito
en la derrota de esa guerra psicológica se encuentra en la estrategia de
comunicación social de López Obrador condensada en las diarias
conferencias de prensa conocidas popularmente como las mañaneras que son
vistas y oídas por millones de personas, tanto en vivo como en las
innumerables repeticiones por días y días a través de las redes sociales
más populares y apreciadas.
Frente al faccioso pesimismo
descalificador y satanizador de locutores, comentaristas, analistas,
lectores de noticias, encuestadores y yutuberos de derecha, la gente, el
público, el pueblo tienen ante sí el optimismo razonado y razonable del
capitán del navío que con sencillez, calidez y serenidad convoca a
todos, todos los días, a sumarse al esfuerzo transformador, al esfuerzo
productivo, al esfuerzo anticorrupción.
Por ello puede
afirmarse que las mañaneras constituyen una auténtica revolución en la
comunicación social. La segunda gran conquista del obradorismo luego de
la derrota electoral del neoliberalismo el 1 de julio de 2018.
Blog del autor: www.economiaypoliticahoy. wordpress.com
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