Luis Hernández Navarro
El fantasma de Carlos
Jonguitud Barrios vaga libremente por las instituciones educativas de
San Luis Potosí. Joel Ramírez Díaz, quien fue secretario particular del
cacique sindical del magisterio entre 1972 y 1989, es el actual titular
de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (Sege).
No es que el ingeniero Ramírez tenga una idea muy clara sobre las
cuestiones pedagógicas. Su única experiencia previa en la enseñanza
pública fue su chamba como secretario del gobernador Jonguitud Barrios.
Eso sí, antes de estar al frente del ramo fue dirigente del PRI y
diputado.
Como líder del otrora invencible partidazo, el ingeniero Ramírez anunció:
Vamos a asumir el compromiso de los priístas de todos los tiempos, a seguir transformando positivamente la vida de los mexicanos, transitando de la revolución política a la evolución social.
De su mentor heredó la proclividad a la mano dura. Como si fueran
terribles criminales, no dudó en aventarles patrullas y fuerza
metropolitana a 50 maestros de inglés a los que cesó.
Su relación con el SNTE es magnífica. Apenas hace unos días le reconoció a las secciones 26 y 52 de la gremial
un compromiso renovado, moderno y con gran cercanía a la base.
El suyo dista de ser un caso único. A mil 250 kilómetros de
distancia, en Baja California Sur (BCS), despacha Héctor Jiménez
Márquez, una figura con vocación partidaria similar a la del potosino,
pero bajo las siglas del PAN.
Como si tuviera el don de la ubicuidad, en 2018, no obstante ser
titular de la Secretaría de Educación en la entidad, fue parte de la
comisión encargada de organizar la renovación del comité nacional blanquiazul.
Se justificó aduciendo que era “un nombramiento honorario […] no es un
tema que interfiera, porque no te genera jornadas o un horario de
trabajo”.
Tampoco vio problema en que su hijo, Ángel Jiménez, percibiera el
pago simultáneo de dos plazas: una en la ciudad de La Paz, y otra en
Loreto. La Contraloría del estado concluyó que no había nepotismo en el
caso, pero cesó a Alba Priego, la responsable de la contratación de
Ángel.
El profesor Jiménez lleva años haciendo política en las filas del
PAN. Fue su dirigente estatal, diputado local y delegado de la Sedesol.
Su relación con el sindicalismo oficial es tan buena, que el encargado
de tomarle protesta y entregarle su nombramiento como secretario de
Educación fue el líder del SNTE en BCS, Mateo Casillas.
Luis Arturo Cornejo Alatorre es el secretario de Educación de
Morelos, entidad gobernada por Morena y el PES. Él es un político de la
vieja guardia. Más que sobre educación, de lo que sabe es de grilla.
Saltimbanqui consumado, fue, entre otras muchas cosas, subsecretario de
organización nacional del PRI, secretario de elecciones del partido
Convergencia y subsecretario de Gobierno del panista Rafael Moreno Valle
en Puebla.
Fue director de administración del Instituto Nacional de Solidaridad,
el espacio de capacitación de los cuadros salinistas. Allí manejó
millones de pesos de programas que no tenían control presupuestal ni
rendición de cuentas. Del salinismo saltó al zedillismo.
En los primeros cuatro años de esa administración fungió como
subdirector del área técnica del Capfce, donde administró un presupuesto
millonario para construir escuelas en todo el país. Curiosamente él es
abogado. A diferencia de los delegados de esa área era el único que no
tenía título de ingeniero. Las cuentas que entregó fueron pésimas. Él,
todos los gerentes que coordinaba y varios desligados fueron
inhabilitados y multados.
En el mismo cuadro de honor ocupa un lugar destacado Alberto Frutis
Solís, el perredista que despacha en la Secretaría de Educación del
Estado de Michoacán (SEE). Aspirante a la alcaldía de Morelia y a la
dirección estatal del sol azteca, cuenta con triple plaza: una como
titular de la SEE, y otras dos magisteriales (en total: 101 mil 416
pesos). La secretaría a su cargo hizo algunos malabares verbales para
justificarlas.
En la Cámara de Diputados, Xóchitl Leyva lo denunció por presupuestar
en 80 pesos la cajita (del tamaño de una pizza mediana) donde se
reparten los útiles escolares, cuando en realidad cuestan 12 pesos.
Desde que él está al frente de la institución, las universidades
patito han crecido exponencialmente, utilizando incluso infraestructura
de escuelas públicas. La colección de autos de lujo en los que se mueve
es de antología (https://bit.ly/2q1z6OS). Y, como si le faltaran condecoraciones, ha sido acusado de utilizar su puesto para pedir favores a cambio de empleo (https://bit.ly/319tAGZ).
El SNTE no controla la educación en los estados como en el pasado.
Pero no está manco. Basta ver a Jaime Torres Merlo, el titular en
Colima. Fue secretario general de la sección 6 del gremio. De allí saltó
a las instituciones educativas, con apoyo del cacicazgo local. Fue
director de Educación Básica, secretario técnico de la Secretaría de
Educación, estuvo en la dirección de Planeación Educativa, hasta que se
sacó el premio mayor: fue designado titular del ramo.
Además del sueldo de 59 mil 627 pesos mensuales que percibe al frente
de la secretaría, cobra 14 mil pesos como director de primaria y otros
10 mil 965 como maestro de grupo.
En Educación: la rectoría del Estado (https://bit.ly/2MBiQf8)
documenté la forma en que grupos empresariales y de ultraderecha
capturaron, en muchas entidades, las secretarías de Educación locales.
Como puede verse en este recuento, los partidos políticos en los estados
no cantan mal las rancheras.
En prácticamente todo el país, los lobos manejan los gallineros
educativos. ¿De verdad alguien cree que con ellos se puede echar a
caminar una Nueva Escuela Mexicana (sea ésta lo que sea)?
Twitter: @lhan55
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