La privatización de los
bienes públicos fue (y sigue siendo en otras latitudes) el rasgo
esencial y definitorio de la política económica neoliberal. Pero hubo
otros también muy lesivos para la economía nacional y popular. Como los
tristemente célebres programas de ajuste ordenados por el FMI (Fondo
Monetario Internacional).
Éstos incluían entre otras medidas el
incremento de impuestos altamente regresivos, la desmesurada alza de
los precios de los energéticos (los llamados tarifazos), el fin de la
garantía estatal del pago de las pensiones y la confiscación de éstas
por medio de las afores, así como el aumento de la edad de jubilación.
Con la llegada de López Obrador y la Cuarta Transformación se
acabaron las privatizaciones, los aumentos de impuestos y los tarifazos.
Y hace unas horas el jefe del Ejecutivo acaba de anunciar la derrota de
las pretensiones neoliberales y tecnocráticas, encabezadas por el
secretario de Hacienda, Arturo Herrera, de aumentar la edad de
jubilación de 65 a 70 años. “Mientras yo sea Presidente, dijo categórico
López Obrador, no habrá aumento en la edad de jubilación”. ¿Hace falta
buscar otras explicaciones para el permanente y creciente respaldo
popular al gobierno de López Obrador?
No, no hace falta
buscarlas porque están a la vista. En primer término el fin del permiso
presidencial para robar, lo que conlleva la destitución, la persecución
penal y el encarcelamiento de notorios personajes de la corrupción
institucionalizada. ¿Cómo no va a ser bienvenida entre la población la
salida de la Suprema Corte de ese modelo de corrupción que es Eduardo
Medina Mora?
Para atacar a López Obrador la derecha no posee
municiones. ¿Va a defender a Medina Mora? Al contrario. Ya están
apareciendo los deslindes públicos de la oligarquía respecto del
siniestro personaje.
La decisión presidencial de cortar de
cuajo la propuesta de Arturo Herrera de aumentar la edad de jubilación
ha sido una clara evidencia de la inutilidad de colocar en el equipo de
López Obrador caballos de Troya. Herrera está siguiendo los perversos
pasos de su antecesor en Hacienda Carlos Manuel Urzúa, otro lobo
neoliberal con piel de oveja obradorista. Otro Lenín Moreno agazapado a
la caza de una oportunidad para volver al pasado neoliberal.
A
un político tan sagaz como López Obrador no pueden escapársele estas
iniciales muestras de traición. Es claro que Herrera trae escondido
entre las ropas el puñal asesino. ¿Tú también, Bruto?
Blog del autor: www.economiaypoliticahoy. wordpress.com
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