Ciudad de México. Cuando hablamos de problemas que
afronta la sociedad mexicana, la violencia derivada del incremento del
crimen organizado y la corrupción ligada a ella son los constantes. No
hay alguien en la sociedad que no confirme que esa es una de las graves
problemáticas, sin embargo desde las instituciones se ha olvidado la
necesaria alianza y conciliación entre la sociedad y las instituciones
policiales encargadas de la protección y la prevención de los riesgos,
recuperar la confianza mutual.
Hay fundadas razones para
desconfiar. Es cierto.
Por un lado, históricamente hay
elementos suficientes para que la sociedad desconfíe de las instituciones
responsables de la seguridad ciudadana, bajo un enfoque obsoleto de seguridad
pública y sin tener claridad hacia todos los niveles sobre lo que implica en
cambio de paradigma, la proximidad social y la planeación en forma conjunta con
la ciudadanía está aún muy lejos de ser una realidad. Solo se limita al cambio
de nombre en algunas ciudades.
Esto no sería un tema de agenda prioritaria
y especialmente de este espacio de reflexión de no ser porque transversalmente
atraviesa todas las políticas públicas de prevención de la violencia feminicida
y la violencia de pareja, pues son las instituciones encargadas de procurar la
seguridad y velar por la integridad de las personas las que pueden brindar
medidas de protección efectivas en los municipios y en los núcleos más pequeños
de población.
Lo cierto es que es claro que no
existe un enfoque transversal que permee todos los niveles y que haga efectivo
el principio constitucional de prevenir la discriminación, y la violencia como
una forma grave de discriminación que afecta el derecho de las mujeres y las
niñas a una vida libre de violencia.
Hasta que la prevención de la
violencia sea un eje transversal y el enfoque que atraviese la manera de
entender y de hacer seguridad ciudadana, hasta entonces podremos aproximarnos a
tener realmente medidas que incidan en los números de la violencia contra las
mujeres y las niñas.
Una de las razones es porque la
formación policial sigue sin visualizarse como un eje de garantía para el
acceso al derecho a la seguridad, y por otro lado porque como es sabido el
debilitamiento de las policías frente a otras instituciones, bajo los
argumentos de la corrupción la falta de profesionalización y la desconfianza
ciudadana, son los mismos elementos que hoy día afrontan esas supuestas
soluciones.
Es inaudito que se pretenda ofrecer
una solución con una Guardia Nacional en la que el requisito de ingreso es
“nivel primaria o secundaria”, cuando eso es justamente lo que se ha
cuestionado a las policías, el bajo nivel profesional, los bajos salarios y por
supuesto la falta de profesionalización.
Pero también la falta de visión
gubernamental para diseñar intervenciones que sumen la profesionalización a las
estrategias de reconciliación entre la sociedad y las policías que afrontan el
desgaste, la falta de credibilidad y con ello el adelgazamiento de las
instituciones que tienen en sus manos la tarea de la prevención del delito
mediante la colaboración y la alianza ciudadana.
Escuchar a las policías hoy día da
una idea acerca de las problemáticas que viven, no solo por los bajos salarios,
la desilusión y la falta de capacitación profesional que les garantice un
adecuado procedimiento frente a los casos de violencias, como fuimos testigos
en el video del policía que dispara a quemarropa contra un hombre armado con un
cuchillo, también es evidente que no existe una vinculación estratégica entre
las instituciones de atención a la violencia contra las mujeres, las Alertas de
Violencia de Género y el diseño de mecanismos de prevención de la violencia
mediante valoración de riesgo.
En tanto, se sigue pensando que la
facilitación y el trabajo con policías consiste básicamente en justificar los
tiempos y obtener las constancias, cuando en la realidad hay escaso
conocimiento sobre el uso de la fuerza y los mecanismos para la prevención de
la violencia por la falta de vinculación entre todas las instituciones para el
seguimiento efectivo de los casos en los que se solicitan medidas de protección
para las mujeres cuyas vidas están en riesgo por la violencia.
CIMACFoto: César Martínez López
No hay comentarios.:
Publicar un comentario