Por Joyce Chimbi
NAIROBI, 14 nov 2019 (IPS) -
Cada día, en los países del Sur en desarrollo 20 000 niñas y
adolescentes dan a luz, lo que se traduce en que 7,3 millones de
nacimientos anuales son de madres menores de 18 años, mientras que las
complicaciones del embarazo y el parto siguen como la mayor causa de
muerte de este grupo de mujeres.
Con esos datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas
(UNFPA) como contexto, las jóvenes que participaron en la 25
Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD25),
clausurada este jueves 14 en Nairobi, clamaron porque se atiendan a
plenitud de sus derechos sexuales y reproductivos.
Nacida mucho después de que esos derechos se consagrasen entre los
compromisos de la primera CIPD, celebrada en 1994 en El Cairo, Michelle
Simon, de 18 años, y Botho Mahlunge, de 19, ambas de Botswana, lamentan
que todavía se esté lejos de cumplirse con derechos como el que tienen
las niñas y adolescentes a inscribirse y permanecer en la escuela.
“Cuando tenía 13 años comencé a notar la conexión entre las niñas que
quedaban embarazadas y las que abandonaban la escuela”, dijo Simon a
IPS, en la última jornada de la cumbre de tres días en la capital
keniana.
En muchos casos se trataba de escolares muy brillantes, pero pese a
ello nunca volvieron a las aulas, por lo que ella comenzó entonces “a
hablar sobre la necesidad de la prevención de los embarazos a esa
temprana edad”.
Simon dice que 25 años después del plan de acción de la primera e
histórica CIPD, conocido como la Promesa de El Cairo, “la situación es
muy triste porque aquellos que deberían protegernos nos han fallado. Los
padres ni siquiera pueden cerrar la brecha generacional entre ellos y
sus adolescentes”.
La joven botsuanesa critica que los padres han abandonado sus
obligaciones en manos del sistema educativo y de la sociedad. “¿Dónde
está la responsabilidad de los padres con respecto a la salud de sus
hijos adolescentes?, se preguntó.
Para Simon, en la era de la tecnología de la información, la salud
sexual y reproductiva de los y las adolescentes no debería ser lo
problemática que es. “No podemos escondernos detrás de la cultura y
decir que la nuestra es una sociedad conservadora”, aseguró.
“La cultura evoluciona y debe hacerlo para que pueda reflejar los problemas que enfrentamos”, dijo.
Mahlunge, por su parte, considera que el fracaso en educar a los
jóvenes sobre la sexualidad “es la razón por la que muchas niñas quedan
embarazadas e infectadas con el virus del VIH/sida”.
A su juicio, la exclusión de las jóvenes en las zonas rurales del
debate sobre salud y derechos sexuales y reproductivos también tiene la
culpa de la falta de avances para las niñas y adolescentes del ejercicio
de sus derechos al respecto.
“Las jóvenes en las zonas rurales son completamente vulnerables.
Están muy lejos de la poca información y servicios disponibles para las
jóvenes en las zonas urbanas”, observó Mahlunge.
El keniano Denis Otundo, de la Red de Adolescentes y Jóvenes de
África, dijo a IPS que la Conferencia de Nairobi ha sido una gran
oportunidad para producir un gran avance hacia la concreción de esos
postergados derechos.
El joven activista señaló que no hay razones para el estigma asociado
a proporcionar a los adolescentes una educación sexual integral en
muchos países africanos.
“Esta Cumbre ha sido muy clara sobre lo que hay que hacer. A los 15
años o antes, las adolescentes deben recibir información sobre
sexualidad. El objetivo es proporcionar la información correcta, en el
momento adecuado para que los adolescentes puedan tomar decisiones
correctas”, sentenció.
Otundo dijo que esa información debe incluir habilidades “sobre cómo
decir no al sexo porque es parte de la promoción de la salud de las
adolescentes. También se trata de capacitarlas para identificar todas
las formas de violencia, enseñarles sobre los canales disponibles para
denunciar la violencia y cómo reportarla”.
Los expertos del UNFPA, la agencia de las Naciones Unidas
organizadora de esta y las anteriores CIPD, sostienen que si las leyes
apoyan el derecho a la salud sexual y reproductiva de las adolescentes,
estas tendrán herramientas para retrasar su debut sexual y tomar
decisiones acertadas sobre cómo manejar su sexualidad.
Recordó que ante la falta de acceso a una información adecuada, los y
las jóvenes recurren a sus iguales adolescentes para obtener esa
información, lo que resulta negativo para ellos y para sus sociedades.
Osamu Kusumoto, director ejecutivo de la Asociación Asiática de
Población y Desarrollo, puso los anhelos de los jóvenes en perspectiva
al asegurar que la capacidad de los países para acelerar y cumplir los
compromisos de la CIPD25 va a depender en gran medida de que los países
inviertan en ellos.
“Los embarazos no planificados son un gran problema en los países en
desarrollo. Cuando tienes una gran población de jóvenes embarazadas
mientras deberían estar en la escuela, esto también es un problema para
la economía”, afirmó a IPS.
Eso se observa en Kenia, el país anfitrión, donde las estadísticas
del UNFPA muestran que muchas niñas tienen embarazos repetidos antes de
llegar a los 18 años.
Hasta una de cada cinco niñas dan a luz antes de los 18 años,
mientras que una actividad sexual sin el apropiado conocimiento y
protección coloca a las niñas y adolescentes de entre 15 y 19 años ante
un riesgo particular de contraer el VIH, el virus de inmunodeficiencia
humana provocador del sida.
El experto Kusumoto subraya ante problemas como estos sobre la
importancia de que tanto las acciones como las inversiones aborden los
problemas más acuciantes de los jóvenes. De esta manera, pueden
permanecer en la escuela y adquirir las habilidades necesarias para
participar en la economía.
“Los adolescentes han estado en el corazón de la Conferencia. Todos
los compromisos que se han hecho, de una forma u otra, afectan a los y
las adolescentes”, dijo el keniano Otundo.
El activista recordó que esos compromisos deben tener en cuenta que
las adolescentes son las más afectadas por la violencia sexual y de
género, y las prácticas nocivas que incluyen la mutilación genital
femenina y los matrimonios infantiles.
En esa dirección se orientan al menos parcialmente los aliados del
sector privado de la CIPD, que decidieron aportar fondos para reactivar y
acelerar la Promesa de El Cairo mediante un Plan Internacional.
Allí se asignan inicialmente 500 millones de dólares para mejorar
antes de 2025 la salud y los derechos sexuales y reproductivos de niñas y
adolescentes.
“Hablo sobre embarazos no deseados y violencia contra las jóvenes.
También hablo sobre la necesidad de permanecer en la escuela porque creo
que esto es lo que necesitamos para acelerar que se cumpla con la
promesa que se nos hizo incluso antes de que naciéramos”, planteó la
botsuanesa Simon.
Su compatriota Mahlunge llamó a los jóvenes se encuentren donde se
encuentren y sean de donde sean a “participar, dialogar y activarse”
para forzar a los gobiernos que cumplan sus compromisos en otorgarles
plenamente los derechos sexuales y reproductivos.
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