Mensaje desde Bolivia
Frenar opciones populares
Golpismo de exportación
Tragicomedia en Morena
No hay que confundir lo policial-militar
con lo electoral. Y no hay que utilizar eufonías o atenuantes: en
Bolivia se consumó un golpe de Estado desde una fase de amago del jefe
de las fuerzas armadas de ese país que, de no haber sido atendida por
Evo Morales, habría significado el uso abierto y extremo de las armas.
Un golpe que fue la culminación de un proceso de exacerbación de ánimos
sociales y de retos y amenaza final de mandos policiacos y militares a
partir de un litigio electoral.
Los ingredientes clásicos del intervencionismo extranjero combinado
con la incitación y magnificación de discordias internas que podrían
haber encontrado salida, por ejemplo, mediante la convocatoria a nuevos
comicios que ya había anunciado el propio presidente de la república
antes de ser forzado a declinar (a riesgo de una confrontación
mayúscula, sangrienta) por las
sugerenciasdel comandante en jefe de las fuerzas armadas, Williams Kaliman, y del comandante general de la policía boliviana, Yuri Calderón.
El mensaje, sin embargo, no es meramente local. Es un mensaje de
respuesta rápida desde centros de poder continental y mundial que ven
con gran recelo la restitución política y electoral de la corriente de
izquierda, con diversos matices, que había tenido una notable y
unificada presencia en años pasados y, luego de un aparente retorno
vigoroso de las opciones de derecha, está siendo rebasada, en diferentes
niveles y profundidad, en una parte de Sudamérica y… en México.
La apresurada conjunción de factores golpistas en Bolivia (medios de
comunicación, grupos empresariales, élites policiacas y militares,
injerencia estadunidense) puede ser vista también a la luz de lo que
sucede en México. Un gobierno de centroizquierda, con tintes derechistas
y religiosos, y marcada propensión a la defensa y beneficio de los
sectores más desprotegidos de la sociedad, enfrenta la intención
desestabilizadora de los grupos de poder que se sienten desplazados y
maltratados. Como en Bolivia, hay medios de comunicación, grupos
empresariales, élites policiacas y militares e injerencia estadunidense
que buscan agravar la problemática natural de un país en variopinto
proceso de cambio. Vale leer y entender lo que ha sucedido en Bolivia
porque, sin mucho encubrimiento, es un mensaje redactado originalmente
en inglés.
En el partido que debería ser sustento del presidente López Obrador
se vive una tragicomedia que al parecer durará largo tiempo en
cartelera. Ayer hubo una reunión del consejo nacional de Morena,
convocada por la presidenta de este órgano, Bertha Luján, quien a la vez
aspira a dirigir el comité nacional de ese partido. Yeidckol Polevnsky,
quien actualmente hace como que preside al morenismo (es secretaria
general en funciones de presidenta, afectada por un largo desgaste que
le ha restado autoridad política) no asistió a tal reunión de consejo y
prefirió organizarse una conferencia de prensa en la que anunció su
propósito de seguir como directiva hasta en tanto no se encuentre una
salida política a la crisis de la que ella es corresponsable de
principalísimo nivel.
Además, se pretende reformar los estatutos para establecer como mecanismo de selección de candidatos las famosas
encuestasque han significado y significan la abolición de mecanismos democráticos para elegir dirigentes municipales, estatales y nacional, en aras de esos métodos de supuesta validación demoscópica que, en la realidad mexicana, sólo significan la validación de la voluntad de quienes controlan tales procedimientos, sean varios o uno solo.
Y, mientras de gira en Yucatán el presidente López Obrador ha
recibido las primeras muestras fuertes de oposición al Tren Maya, lo
cual obligará a realizar consultas populares verdaderas, con reglas
institucionales y no a mano alzada ni con formalidades insuficientes,
¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
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