11/14/2019

México SA de Carlos Fernández-Vega


Industria nacional: de mal en peor

Bolivia: Jeanine, marioneta golpista

El sueño industrializador del México preneoliberal terminó en pesadilla y ese sector va de mal en peor; de hecho, está en la lona, cada día más dependiente del exterior y sin visos de mejoría ante la ostentosa falta de una política pública que lo reactive y lo considere como lo que es: estratégico para la economía nacional.
En este sentido, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) analiza la situación en el sector, y de su análisis se toman los siguientes pasajes. Va, pues.
El sector industrial de México acumula 12 meses de caídas consecutivas. Por ello, es innegable que la industria nacional se encuentra en su tercera recesión del siglo XXI. ¿Qué debería aplicarse ante dicha situación? Una política industrial contra cíclica. ¿Por qué no se hace? El presidente López Obrador ha reiterado que no cree en que la mejor política industrial es la que no existe. No obstante, parece que la directriz del titular del Poder Ejecutivo no es suficiente: México sigue aplicando la lógica de un modelo económico que no considera estratégico al sector industrial.
El costo social, económico y de desarrollo para el país sigue acumulándose por la tercera cadena de retrocesos más grande durante el siglo XXI en el sector industrial: entre 2008 y 2009 se acumularon 18 meses con tasas anuales negativas: entre 2001 y 2002 fueron 20 meses con variación negativa; hasta el momento se acumulan 12 caídas (octubre 2018-septiembre 2019). Un aspecto por resaltar es que la actual fase de precarización industrial muestra que el problema es estructural, no coyuntural ni de origen externo.
En la práctica, se sigue confiando en la mano invisible del libre mercado y se confunde la política comercial de firma de tratados con una verdadera política industrial integral. Ante ello, es evidente que, al menos en el sector industrial, el modelo neoliberal tiene plena vigencia. En consecuencia, existe una alta probabilidad de que se sigan acumulandolos resultados negativos: en septiembre pasado la actividad industrial retrocedió 2 por ciento; 1.7 por ciento en los primeros nueve meses del año y 1.8 por ciento en lo que va del sexenio (el más bajo en los primeros 10 meses de los últimos tres gobiernos).
Hasta el momento la causa de la recesión industrial es interna: la construcción cayó 4.9 por ciento en los primeros nueve meses de 2019; la minería lo hizo en 6.5 por ciento. El efecto de la desaceleración de las manufacturas en Estados Unidos sólo ha comenzado a reflejarse en los últimos tres meses. Su mayor afectación está por venir.
Entonces, sin un programa contra cíclico y una política industrial integral, México puede registrar una cadena de retrocesos más prolongada en el sector. La recuperación dependerá de un cambio estructural en materia de política económica.
Las rebanadas del pastel
Acabáramos. En el lenguaje de los fascistas bolivianos al golpe de Estado lo denominan reposicionamiento de la legalidad constitucional y para dar fe de su dicho usurparon la Presidencia de la nación sudamericana e impusieron, mediante un procedimiento totalmente ilegal y anticonstitucional, a una marioneta (teñida de güera y con aires de raza aria) de los milicos y del gobierno gringo. Se trata de la impresentable senadora Jeanine Áñez Chávez (una suerte de Lilly Téllez boliviana, pues ambas son derechosas, ex conductoras de televisión y a las dos les regalaron un escaño) que llegó al poder una vez constatada la aceptación de dicho procedimiento por la Fuerzas Armadas y la Policía Nacional (léase por los golpistas), según su propio dicho. Todavía no se entera de que cuando ya no les sea útil, los milicos la mandarán directamente al Altiplano o al Chaco, con todo y Biblia (el 14 de abril de 2013 tuiteó lo siguiente: sueño con una Bolivia libre de ritos satánicos indígenas; la ciudad no es para los indios, que se vayan al Altiplano o al Chaco). De ese tamaño es el reposicionamiento de la legalidad constitucional.

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