Hermosillo, Son. La Fiscalía General de Justicia del
estado de Sonora, informó al finalizar la audiencia ante el juez de
control, que se dictó una sentencia de 45 años de prisión, 61 mil pesos
de multa y 82 mil pesos como reparación del daño moral, contra Juan
Armando Rodríguez Castro, feminicida de la historiadora Raquel Padilla
Ramos.
El ahora
sentenciado aceptó el procedimiento abreviado, por lo que el caso se resolvió
en la primera audiencia.
El feminicida
aceptó su responsabilidad en la privación de la vida de la historiadora del Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien era su pareja sentimental,
por sentirse inferior a ella. El feminicidio fue perpetrado el 7 de noviembre
pasado, en la comunidad de El Sauz, en Ures, Sonora, lo cual quedó documentado
en la causa penal 2986/2019.
La fiscalía abundó
en que fue un testigo menor de edad quien describió en entrevista anticipada
que fue él quien presenció cuando el agresor se encontraba sobre la víctima
infligiendo heridas con arma punzo cortante.
Fue éste quien
pidió ayuda a elementos de la Secretaría de Seguridad Pública quienes lo
detuvieron en flagrancia, cuando hería hasta 45 veces a la víctima, según la
comunicación de la fiscalía.
El sentenciado se
había producido algunas heridas con la supuesta intención de privarse de la
vida, por lo que fue trasladado al Hospital General del Estado para recibir
atención médica, en donde al ser dado de alta, se le ejecutó orden de
aprehensión y fue llevado al juez para recibir su sentencia.
Una gran despedida
para una gran persona
El investigador
del INAH en Sonora, Alejandro Aguilar Zéleny, quien fue compañero de trabajo de
Raquel Padilla Ramos, explicó que desde que se enteraron los yaquis de Loma de
Bacum del feminicidio, quisieron ver la posibilidad de llevarla para allá para
despedirla con ellos, pues “mucha inteligencia, tiempo, muchos años, le dedicó
a los peritajes antropológicos para defender los derechos de ellos”.
Finalmente
pudieron venir a Hermosillo a despedirla con cantos y rezos que son parte de lo
que ella defendió como patrimonio cultural inmaterial de la tribu.
La despedida-homenaje
consistió en rezos y responsos apropiados para la ocasión por la tribu yaqui.
Le dejaban rosarios tradicionales, la bendecían con la virgen de Loreto.
Son cantos
especiales en latín por herencia de los jesuitas y como parte del proceso de
despedida de una gran persona.
También estuvieron
presentes los danzantes de matachín, que representan a los soldados de la
virgen, un ejército simbólico ritual en la tradición y que da reconocimiento a
personajes de los pueblos yaquis, en este caso por su labor de estudio, por
académica, por darle otro sentido la historia.
“La historia no es
solamente la que hacen los académicos, sino la que hacemos todos los días toda
la gente, es lo que hacen los pueblos luchando por su tierra”, explicó el antropólogo.
Y de alguna manera
es todo lo que representan el agua bendita, los rezos, los cantos, el son de
pascola, que le tocaron, y la manera tan respetuosa en que santiguaron su
féretro, donde le desearon un gran descanso.
Para ellos esto no
termina aquí, explicó. “Le seguirán rezando su novenario, su cabo de año, y en
este caso sus compañeras y compañeros del INAH agradecen la presencia de los
yaquis tanto de Loma de Bacum, como de otros pueblos, los yaquis de Hermosillo
en donde también tuvo alguna labor y relación profesional”.
“Es una despedida
para una gran mujer, que no debió morir, no debió morir así, y como debemos
todos, especialmente los hombres, aprender que vivas las conocemos, vivas las
queremos, vivas las protegemos”, dijo.
El homenaje-
despedida yaqui es parte del cariño y reconocimiento a Raquel Padilla como integrante
de la familia yaqui.
Por ello le
otorgaron su vestimenta, la invitaban a sus ceremonias, le permitían entrar a
sitios donde normalmente los yoris no tienen entrada, porque se dieron cuenta
de la profundidad y veracidad de sus palabras realizando distintos peritajes
antropológicos en la defensa contra el acueducto que pretende robarles el agua
a los yaquis.
También apoyó la
lucha contra el gasoducto que es un negocio extranjero que no da mayor
beneficio a la tribu yaqui, y que sin embargo, ha sido motivo para dividirlos,
para hablar mal de ellos, para cuestionar su justo derecho de la protección de
los recursos naturales, de la religiosidad y las tradiciones de los yaquis.
“Todo esto que se
va en este momento tan triste, tan doloroso. Una gran académica, ejemplar y
sobre todo con una gran juventud, con un gran vigor y con muchos proyectos en
camino”.
Coraje e
indignación, les causa que una persona integrante de la etnia yaqui sea quien
la privara de la vida. “Es un yaqui que no respetó la tradición, para mí es un
‘torokoyori’ (traidor), una persona que no valora su cultura”, expresó Aguilar
Zéleny.
“No sólo le quita la vida a una gran mujer, una antropóloga, una
historiadora, sino que le quita la vida a una gran aliada de los yaquis,
especialmente el heroico pueblo de Loma de Bacum, nos duele, nos llena
de indignación”, finalizó.
CIMACFoto: Silvia Núñez Esquer
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