3/05/2020

Columnas y opinión del periódico La Jornada



Al cierre de 2018, el Fobaproa (hoy renombrado como IPAB) tenía pasivos por mil millones de pesos, según su propio balance auditado. En su nacimiento –admitieron muy sonrientes sus creadores, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón–, asumió deudas privadas por mil 200 millones de dólares mediante un sórdido pacto prianista. Transcurrieron cuatro sexenios, incluyendo los de Fox y Peña Nieto, y no pagaron la deuda. Paradójicamente aumenta por la forma truculenta en que fue aplicado el esquema financiero. Supongo que al presidente López Obrador le da nausea aprobar que se utilice dinero del presupuesto para seguir abonando el rescate bancario, cuando desde la oposición fue su principal oponente. Pero no hacerlo afectaría los ahorros de los trabajadores, porque mañosamente las Afores han adquirido buena parte de los bonos IPAB. El tema ha vuelto a tener actualidad ante la situación crítica que enfrenta la economía por el coronavirus y el desplome en el precio del petróleo. Ya se escuchan voces en el sentido de que el gobierno debe rescatar a líneas aéreas como Aeroméxico e Interjet, que ya pasaban por una difícil situación financiera desde antes que estallara el problema sanitario. Conviene recordar dos fórmulas que propusieron en su momento –es decir, antes de que el Fobaproa fuera formalizado– ante la crisis financiera. Son de mercado. Una, del financiero (ya fallecido), Manuel Espinosa Yglesias, fundador de Bancomer: los banqueros deberían pagar con sus bienes sus deudas, no endosárselas al gobierno. Dos: Carlos Slim propuso que el Estado debería facilitar a los banqueros líneas de crédito para que solventaran la situación, que tendrían que pagar, pero no asumir sus deudas. (Un esquema parecido siguió Estados Unidos que salvó de la quiebra a empresas como General Motors). Una combinación de ambas fórmulas podría aplicarse hoy, pero de ninguna manera otro Fobaproa.
No más Fobaproas... 
El pueblo de Mexicali derrota a la cervecera
Embajador Landau a Calderón: no politicemos todo
Ganó el pueblo
Mexicali tiene un horario distinto al de la Ciudad de México: dos horas más temprano. Por lo tanto, no tengo los resultados finales de la consulta ciudadana que se realizó el sábado y el domingo para decidir si debe permitirse que continúe la construcción de la planta cervecera Constellation Brands. Sin embargo, los resultados del viernes indicaban que los mexicalenses votaron en contra. Tienen una razón inobjetable: la planta va a quitarles agua para el consumo humano. En cualquier lado del mundo el agua es un producto esencial para la vida, pero para aquella comarca es de vida o muerte, primero, por las altas temperaturas del verano y luego por ser una zona agrícola. Aparentemente los permisos otorgados a la empresa están manchados de corrupción y metieron las manos tanto funcionarios panistas, priístas y del Verde Ecologista. Hoy rugirá el presidente de Coparmex, Gustavo de Hoyos, contra el gobierno federal… si pierden la votación, como parece que sucederá. Fue un error de Constellation Brands tomar como defensor a un personaje sin fuerza local que no ha podido ser gobernador de la entidad.
Coparmex ya quiere quitar a AMLO
Hasta a la cárcel, él y Olga
Aprovechan tema de coronavirus
Calderón, rebatido por Landau
Como si la entrada en vigor de mayores formas de aislamiento social a causa del coronavirus fuera en realidad un banderazo político de salida, la derecha partidista y empresarial se ha lanzado en busca no sólo de erosionar sino incluso abiertamente de destituir al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ya en curso el tramo final de la llamada fase uno, en transición acelerada hacia la siguiente etapa, que será más delicada y controvertida, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), dirigida por Gustavo de Hoyos (presunto aspirante a ser candidato presidencial en 2024), se ha adentrado en pantanos políticos mayores al promover la versión de que el actual presidente de la República y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, podrían ser destituidos e incluso encarcelados a causa de no haber dado cumplimiento a la instrucción de un juez de distrito de Baja California que ordenó garantizar protección contra el coronavirus a los partícipes en una consulta pública sobre la construcción o no de una controvertida cervecera en Mexicali.
La Coparmex y su dirigente De Hoyos han aprovechado la ocasión para, además de sembrar en el terreno mediático la sensación de que puede ser botado de su cargo el presidente López Obrador, abonar el terreno de la desconfianza empresarial, pues el fondo del alegato patronal es que con la consulta sobre Constellation Brands, cervecera larga y fuertemente impugnada por defensores del agua y de derecho colectivo, se incrementa el nerviosismo de inversionistas y se aleja la posibilidad de más proyectos importantes en el país.
Desde otro flanco, pero en la misma embestida, Felipe Calderón Hinojosa creyó encontrar dardos indirectos a lanzar contra López Obrador en unas palabras de Joe Biden, precandidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos: En tiempos de crisis, un presidente debe calmar y confortar, mostrar el camino con mano firme, y proveer un faro de esperanza al pueblo estadunidense. Donald Trump es incapaz de hacer eso. El embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, cada vez más metido en la política mexicana, le reviró al citado Calderón: En tiempos de crisis, un ex presidente no tiene por qué meterse en la política de otro país. Ahora más que nunca nos toca trabajar juntos. No politicemos todo, por gracias a Dios.
El exabrupto (uno más) de Calderón Hinojosa se produce mientras en Estados Unidos continúa el proceso contra Genaro García Luna, quien fue virtual vicepresidente policiaco del país mientras el entonces panista habitaba Los Pinos. Calderón asegura que él nada supo de las andanzas supuestamente criminales de quien le acompañó durante todo el sexenio.
En ese agitado contexto, destaca el reconocimiento que ha hecho López Obrador de que una crisis económica se avecina a causa de los procesos masivos de contagio por coronavirus. En un tono sin la carga integral de optimismo que ha mantenido en otros momentos, el político tabasqueño aceptó que algunos proyectos podrían no llevarse a cabo, aunque aseguró que los esenciales de su programa sexenal continuarán adelante.
Gastos desmesurados, resultados catastróficos
De 2005 a 2018, las autoridades gastaron 3.5 billones de pesos en seguridad y justicia. En ese mismo lapso, el número de delitos creció 135.7 por ciento, pasando de 14 millones a 33 millones de casos anuales, de los cuales, 99 de cada 100 quedaron impunes. ¡Nunca se ha gastado tanto; nunca nos ha ido peor!
La razón de esta tragedia estriba en que el sistema político y la mayoría de sus dirigentes han tenido como prioridad fundamental: gastar a manos llenas porque en ese derroche está el botín que los une y que los fortifica, a costa de una población indefensa y manipulada que sólo ha sido el pretexto para lograr ese saqueo aniquilante y criminal.
Todo ello se comprueba con el crecimiento desmesurado de organismos que en nada han resuelto los problemas que deberían haber atacado; como ocurrió en el caso de la Agencia Federal de Investigación (AFI) de la extinta Procuraduría General de la República, que tuvo que ser desmantelada por su corrupción.
Lo mismo pasó con la Policía Federal, que también acaba de ser disuelta. Igual sucedió con el personal que contrataron masivamente y que ha fracasado notoriamente.
En cuanto a los exámenes de control de confianza, estos resultaron otro fiasco; mientras que los subsidios a estados y municipios se utilizaron principalmente para enriquecer a sus gobernantes y para fomentar la delincuencia electoral; y, si alguien lo duda que revise lo que se derrochó y lo que se robaron en Veracruz y en Chihuahua, con los dos Duarte.
De poco o nada sirvieron 15 mil 500 millones de pesos que se gastaron en capacitar a policías, agentes del Ministerio Público y peritos, cuyos resultados cada día han sido peores; en tanto, se encubría ese fracaso con una constante publicidad sobre las actividades de academias y sistemas de capacitación y profesionalización, que generaron grandes negocios particulares, de cómplices y amiguitos.
Con los controles y la fiscalización oficial, lo único que se pudo obtener fue el crecimiento burocrático de un Sistema de Seguridad obeso e inútil, ya que nunca se confrontaron las inversiones con los resultados tan negativos; ni hubo sanción efectiva para todos esos evidentes fracasos.
Paulina Fernández Christlieb, estímulo y ejemplo
¡Ecce homo! y elección del INE
Una ingrata sensación de fracaso, de inutilidad, de acongojante frustración, me sobreviene cuando un acontecimiento natural, inevitable, me enfrenta a una nueva, pero inapelable realidad. Qué diferente es el estado anímico cuando este lamentable hecho fue precedido por una serie de acciones que, si bien no influirían en su, ya dije, impostergable acontecer, sí quedarían registradas como actuares humanos, consientes, voluntarios y plenos de afecto y solidaridad que lo descargan a uno de una carga que en justicia no nos corresponde.
Seguramente estos renglones suenan confusos e incomprensibles, pido disculpas por ello, pero es que son reflejo de mis convulsos sentimientos del momento, de mi añejo desagrado personal, de mis lejanos remordimientos que, sin siquiera terapia ni sicoanálisis, he podido, digo yo, superar.
En una tempranera hojeada a La Jornada, casi me salto la esquela que informaba el fallecimiento de Paulina Fernández Christlieb. Regresé la hoja y busqué, esperanzado, mi error por la rápida lectura.
No sé qué fue primero: el resuello exigente que te ahoga, las rodillas que crujen y te desploman, o esa contracción del bajo vientre que te enrosca y achica. La esquela era un hecho y, ante lo inevitable, brotó el dolor de la impotencia (¿habrá otro mayor?).
Como todo ser humano que recibe el duro golpe de la noticia de la desaparición física de un ser querido, me invadió una profunda pero egoísta tristeza y, como suele suceder, los lamentos fueron sobre mí mismo.
¿Y ahora qué voy a hacer? Paulina me había ofrecido algunas entrevistas exclusivas, obviamente por el medio de comunicación que compartíamos, pero también por la confianza que implica el reconocimiento de ideas y principios que a las personas las transforman de amigos en camaradas. Me ofreció su ayuda para trabar contactos (que requieren aval y confianza), a fin de que escribiera crónicas de verdad. Me incitaba a la militancia y el compromiso cotidiano. Era vida y estímulo, pero, sobre todo, era ejemplo.
Alsea, empresa feudal
Todos a casa, sin sueldo
Si se trata de defender sus intereses, la creatividad de los grandes grupos empresariales es infinita. Un ejemplo lo aporta Alsea, corporativo de comida chatarra, al anunciar, por medio de la Bolsa Mexicana de Valores, que debido al avance del coronavirus cerrará algunas unidades en el país y comenzará un programa para que sus trabajadores se retiren a sus casas sin goce de sueldo por al menos 30 días. ( La Jornada, Alejandro Alegría).
Eso sí, dice, en Alsea no se despide a nadie: sólo se van a su casa 30 días y sin goce de sueldo, pero con la garantía de que si las condiciones lo permiten, regresen a trabajar. Y todos contentos. Traducido al castellano simple, lo anterior quiere decir que despide a su personal, se pasa la ley laboral por el arco del triunfo y evita su obligación en la materia (liquidaciones, indemnizaciones y conexos), o si prefiere corre a los trabajadores y, si puede, los recontrata en un mes, todo bajo el disfraz de héroe, porque lo que el corporativo pretende, según dice, es preservar el empleo.
De hecho, en su comunicado Alsea detalla que reduce gastos generales con efecto inmediato, entre ellos un número importante de puestos en nuestro centro corporativo, al tiempo que trabaja con las autoridades en todas las geografías, sobre todo respecto de la compensación para las empresas y los empleados afectados por la cuarentena, a fin de acceder a todos los programas de ayuda que se anuncian. Por un lado, corre al personal, y por otro, extiende la mano para que el gobierno pague.
Y no se trata de una tiendita de la esquina ni de un establecimiento de medio pelo, sino del corporativo de comida chatarra más grande de México y otros países. Alsea se define como operador líder en establecimientos de comida rápida, cafeterías y comida casual de América Latina e Iberia. Opera en España, Portugal, Francia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo, Argentina, Chile, Colombia, Uruguay y Brasil.
Industria Automotriz. Mundo y México 2019
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La producción mundial de vehículos automotores de todo tipo decayó en 2019 por segundo año consecutivo ubicándose en 91.8 millones de unidades, 3.8 millones menos que en 2018 y 5.5 millones menos que en 2017 (Gráfico 1). De los tres países con mayor producción, China aporta el mayor impacto a esta reducción bianual con -3.3 millones, Estados Unidos una reducción menor de -1.3 millones en tres años (la baja de su producción inició en 2017), y Japón mantiene estable su producción interna desde hace una década tras su punto más alto de 11.7 millones de unidades en 2007.
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De esta producción mundial de 91 millones 787 mil unidades en 2019 (-4.0% inferior a la de 2018) China produce el 28.02%, Estados Unidos el 11.85, y Japón el 10.55, esto es, la suma de ellos representa la mitad (50.4%) del total mundial (Gráfico 2). En México la producción (ensamblaje) de automotores de todo tipo totalizó el año pasado 3 millones 987 mil unidades, -2.8% abajo de 2018.

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La producción en México de vehículos ligeros exclusivamente, fue en 2019 de 3 millones 750 mil 841 unidades (-4.1% inferior a la de 2018). De esta producción total, el 88.9% se exportaron (-3.4% respecto a 2018), y el 11.1% quedaron para el mercado interno (-9.7%) (Gráfico 3). Del total de vehículos producidos, General Motors contabilizó el 23.0%, Nissan el 17.9, FCA México (Fiat, Chrysler y Alfa Romeo) el 14.9, y Volkswagen el 11.8%, esto es, el 67.6% en conjunto.

De los vehículos exportados (3 millones 334 mil), 2 millones 81 mil, el 85.8% fueron a Norteamérica (2 millones 642 mil a Estados Unidos el 79.3% y 219 mil a Canadá el 6.6%), y sólo 472 mil u (14.2%) fueron enviadas al resto del mundo.
Rescates
Fue poco a poco y de repente que estalló esta crisis de salud, económica, social y policial. En el país más asustado del mundo, donde todo es amenaza, y a todo se le declara la guerra –sean otros países, pobreza, drogas, terrorismo y ahora otra vez a enfermedades–, el régimen de Trump por dos meses fue, efectivamente, colaborador y cómplice del enemigo, al declarar que todo estaba bajo control. Ahora el país está invadido y es demasiado tarde para todo menos dejar que los doctores, enfermeras, asistentes, equipos de ambulancia y otros en las trincheras en el frente hagan todo lo posible para rescatar al país, y eso sin el pleno apoyo del gobierno federal.
Casi toda la cúpula política ha colaborado en los hechos con el enemigo al no responder desde un inicio. Casi todos sabían de las posibles consecuencias que, como en todas las guerras, son padecidas por los más vulnerables.
Pero detrás y debajo del escenario, como siempre, empieza a brotar lo que es la verdadera resistencia al desastre y que junto con el heroísmo de los trabajadores esenciales, tendrá que rescatar al país.
Al implementarse las cuarentenas en Estados Unidos, por ahora parciales, las autoridades han elaborado listas de los exentos de las restricciones, los que llaman esenciales. No sorprende que en esa lista se incluya a todo personal médico y otros trabajadores de salud, así como los de transporte público, de farmacias y del sector de distribución y venta de alimento y en algunos lugares los periodistas.


Editorial
Este fin de semana se llevó a cabo en Mexicali, Baja California, una consulta para determinar si se permite la operación en esa ciudad de una planta en construcción de la cervecera trasnacional Constellation Brands. Aunque al cierre de esta edición no se habían difundido los datos de la segunda jornada de votación (ayer domingo), los resultados de la primera (realizada el sábado) permiten hacerse una idea de las tendencias: 68.3 por ciento de los votos emitidos fueron por el no, mientras el logró apenas 29.5 por ciento. La baja participación ciudadana (menos de 15 mil votantes de una lista de más de 700 mil) no refleja la intensa polarización que ha caracterizado el conflicto por la planta cervecera.

Enferma pide ayuda para volver a Argentina
Soy ciudadana y residente en Argentina y fui invitada a participar en una actividad de la UNAM. Tenía vuelo de regreso desde la CDMX con Aeroméxico para el 31 de marzo, el cual fue cancelado y reprogramado para el 2 de abril.

Las condiciones críticas en las que viven millones de personas en el mundo entero fueron difíciles de diagnosticar y, por lo tanto, de prevenir. Lo difícil de entender es que el gobierno de Estados Unidos haya ignorado las alarmas que las autoridades sanitarias del propio gobierno prendieron hace meses sobre la certeza de que la epidemia azotaría al país entero. Varias investigaciones publicadas en medios han hecho un recuento de los eventos que demuestran la irresponsabilidad del gobierno en el manejo de los instrumentos capaces, si no de evitar sus catastróficos efectos, sí, cuando menos, de atenuar su extensión y profundidad. Los propios medios señalaron que no existe la intención de alarmar a la población ni de atacar al presidente o a sus colaboradores ni tampoco de politizar un problema tan delicado. Pero que hay evidencias de clara omisión. De haberse atendido hubiera atenuado y, en muchos casos, evitado el sufrimiento de millones de personas, por no decir la magnitud de la crisis económica que se avecina. Como siempre ocurre en estos casos, por desgracia, millones de personas de bajos recursos y los que carecen de un empleo formal son los más afectados.
La irrupción, en diciembre pasado, y la propagación creciente del Covid-19 en lo que va de 2020, es un hecho inesperado, improbable y de alto impacto –un cisne negro, como los que describe en su libro con ese título el escritor libanés Nassim Nicholas Taleb– que está afectando, más allá de lo previsto originalmente, a la salud y la economía del mundo. No es un reto para México, es un desafío universal.
Con saldo de 11 mil muertos sobre una población global de unos 7 mil 800 millones, la denominada pandemia del coronavirus 2 (Covid-19) −síndrome respiratorio agudo grave, cuyos efectos sobre la vida social causan pánico colectivo y una situación de excepcionalidad, emergencia y alarma mundial− ha derivado en la virtual militarización de sociedades enteras, con la consiguiente aplicación de draconianas cuarentenas con vigilancia activa para intentar evitar el contagio.
Durante este siglo, prestigiosos científicos, centros de investigación y la Organización de las Naciones Unidas han alertado sobre los efectos que ocasiona el cambio climático en la salud pública. Todos ofrecen pruebas suficientes de que las actividades humanas contribuyen a elevar la temperatura en el planeta, lo que incide de diversas formas en los suministros de agua y alimentos, la distribución de los brotes de enfermedades infecciosas y la aparición de otras relacionadas con la alteración del ambiente.

La respuesta del gobierno de Andrés Manuel López Obrador a la propagación del coronavirus en el país ha sido certera, segura y responsable. En Italia esperaron hasta que hubiera 2 mil casos confirmados antes de cerrar las escuelas y en España hasta que hubiera mil infectados comprobados, mientras en México anunciamos el cierre del sistema educativo nacional cuando apenas había 100 casos.
Evitemos que el miedo se haga pánico. Necesitamos como nunca cabeza fría y corazón caliente.
Se aproxima aquí el periodo de gran dificultad para enfrentar la pandemia. La población está ocupada en protegerse del contagio y abastecerse de los bienes indispensables. Las empresas han enviado a sus empleados a trabajar en casa e interrumpen su operación, lo que repercutirá adversamente en el empleo. El gobierno deberá administrar las condiciones de los empleados públicos y de las empresas estatales.
Nunca pensamos que las ratas serían nuestras nuevas mejores amigas, y esa no fue la única cosa sorprendente de aquellos días tan largos y aquellas noches en duermevela sostenida, expuestos ya no al Sol sino a las pantallas luminosas de nuestra conciencia exterior. La interior la habíamos perdido, iba a dificultarse recuperarla. Tendríamos tiempo para ello, algo que no previmos ni de lejos. Los pronósticos meteorológicos ya venían gobernando nuestras vidas y el reiterado anuncio, por meses y semanas, se reducía al riesgo de inundaciones; los deslaves y derrumbes serían resultado de las sequías y los incendios que las siguieron, cada año más cerca de la ciudad. Pero la realidad no sólo depende del clima ni de los horóscopos. Hasta los poderosos algoritmos fallaron a la hora de la hora.

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