3/07/2020

El dinero o la vida

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Ciudad de México.- Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó, el 16 de enero, su Plan Nacional para la Salud, que comprende la creación del Instituto Nacional de Salud y Bienestar, “Mariana”* no sabía lo que le esperaba. Al parecer, los planes no estaban bien coordinados con las asociaciones privadas que brindan servicios de salud, como la Fundación Mexicana de Fomento para la Prevención Oportuna del Cáncer de Mama (Fucam). Cientas de pacientes como Mariana quedaron temporalmente en el aire, en medio de sus terapias.
La madre de 46 años, a pesar de la angustia que vive desde que se encontró un tumor de más de 2 centímetros en su seno, habla con voz firme y analiza con elocuencia. Cuando fue diagnosticada en noviembre del 2019, como otras 671 mujeres en este año, buscó el apoyo de la Fucam, fundación que en 2000 inició con folletos de información y desde 2008 tuvo un convenio con el Seguro Popular para el tratamiento especializado de cáncer de mama.
Recibió su carnet, le hicieron sus estudios médicos y el estudio socio económico. Al mismo tiempo, el personal le aseguró que la mayor parte de los costos seria cubierto por el Seguro Popular, y que “no iba a pagar ni un quinto del tratamiento.” En una junta con varias oncólogas y oncólogas, el 30 de diciembre, se determinó que tenía una variante muy agresiva de cáncer, “Her2”.
Cuando Mariana fue a su primera cita en la Fucam para recibir una quimioterapia, apenas siete días después de que AMLO presentara su Plan Nacional de Salud, la oncóloga le reveló que el Seguro Popular ya no existía, y que no había quien pagara su tratamiento. “Nada más recibir la noticia, la angustia es terrible”, explica Mariana, frotandose los brazos como si tuviera frío. “Tengo una hija de seis años, la quiero ver crecer, ella me necesita. O sea, te quedas en shock.
De repente, a las tres semanas te dicen, ya no hay quien pague tu tratamiento. Entonces ahí sí viene lo peor. Es, no solamente mi enfermedad, y no he podido iniciar y que esto está avanzando, sino aparte, ¿qué voy a hacer? ¿de dónde voy a sacar el dinero? Porque ni siquiera, ningún tipo de medicamento entraba a mi cuerpo. Y esto está propagandose de manera rápida. Es un miedo terrible, de estar impotente porque dices, Si no cuento con los recursos, ¿qué voy a hacer? Literal, es como un asalto, ¡Es el dinero o la vida!”

Cambiar a una institución pública, no es fácil

Muy pronto, ella y su familia tomaron la decisión de intentar y juntar el dinero y empezar con el tratamiento. Juntaron todos sus ahorros, pidieron ayuda a la familia, amigas y amigos, la comunidad de padres de la escuela a la que acude su hija y demás, y sí, consiguieron el dinero para la primera quimioterapia. Actualmente, está en proceso de transferir al Instituto Nacional de Cancerología (Incan). Pero no es fácil, explica: “Hay que tocar puertas, sacar citas de preconsulta, iniciar estudios, que corroboren que realmente se diagnosticó tu cáncer real. Tienen que volver a hacer los estudios. Es todo un proceso que lleva tiempo, por lo menos dos meses. Y el cancer no te espera, no? Y más el mío, que es súper agresivo y se está propagando rápidamente.”
Aún con esta preocupación encima, Mariana sintió pesar por las mujeres de bajos recursos, que recibieron la noticia que la Fucam ya no seguiría con sus terapias, el pasado 20 de febrero. Mariana estaba en la Fucam en estos momentos, y “se vio mucha angustia, las pacientes llorando”, cuenta. La protesta fue inmediata. El Insabi afirmó en un comunicado que “ninguna mujer con cáncer se quedará sin atención”.
Más tarde, precisó que bajo el convenio con el Seguro Popular, la Fucam recibió 191 millones 613 mil 383 para atender a 2 mil 811 casos de continuidad y 672 casos de nuevo ingreso con cáncer de mama en 2019. Por ello, la Fucam tendría “la obligación ética, moral y jurídica de continuar la atención de las pacientes” que ingresaron en 2019.
El viernes, 22 de febrero, un grupo de pacientes protestó en frente del Palacio Nacional. Ese mismo día, la Fucam publicó un comunicado, diciendo que “como resultado del acercamiento con el Insabi y gracias a su compromiso de reembolsar a la brevedad a Fucam los gastos pendientes por cubrir, podremos continuar brindando servicio gratuito a las personas que habían iniciado su tratamiento antes del 31 de diciembre.”
La Fucam atiende diariamente a 150 mujeres, dijo el presidente ejecutivo, Fernando Guisa Hohenstein, en entrevista con Radio Fórmula. Cimacnoticias buscó una entrevista con él para conocer más de la situación, pero a la fecha no ha respondido. Se espera que la fundación siga el tratamiento de las mujeres, con ciclos de quimioterapias que pueden durar un año y más.
En México, el cáncer de mama es la primera causa de muerte en mujeres mayores de 25 años. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la tasa de mortalidad ha crecido en los últimos años. En 2013, 13.92 por cada 100 mil mujeres mayores de 20 años murieron a causa de esta enfermedad. En 2016, fueron 16.12; sin embargo, no hay estadísticas actualizadas sobre la evolución de la enfermedad a 2020.
Desde el primero de enero, la Fucam ya no brinda el servicio gratuito a pacientes como Mariana, porque a pesar de que se hicieron sus estudios en 2019, no recibió su primera quimioterapia hasta en 2020. El tiempo para descansar, no lo ha tenido: “Tienes una hija, tiene que ir a la escuela, tienes que alistarla, todas las cosas, la rutina normal de la vida, súmale todo esto. Correr al estudio, correr al trámite, correr aquí, haz esto. Después de la quimio, aún con las pocas molestias que pudo haber tenido, tenía que estar moviéndome. Sin parar, y es lo que he estado haciendo todo este tiempo.”
*nombre ficticio para resguardar su identidad

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