Es un clamor a escala
mundial. No más asesinatos, maltratos, violación de mujeres, dentro y
fuera del hogar. A esa justa protesta las instancias oficiales no han
respondido adecuadamente, cuando el año pasado mataron en México a 976
mujeres. Del movimiento quieren apoderarse los que menos se han
interesado por ellas. Como el PAN y la nueva agrupación política bajo la
cual desean seguir medrando Felipe Calderón y su esposa Margarita. Es
necesario destacar la enorme contribución de las mujeres en pro del
medio ambiente y la conservación de la biodiversidad. Muchas han perdido
la vida en varios países a causa de los intereses de la minería, las
agroindustrias, la tala ilegal y las mafias que comercian con especies
protegidas. Me referiré a ellas el lunes próximo.
Mientras, quiero recordar a los lectores que el 15 de mayo de 2007 el
joven campesino Aldo Zamora fue asesinado por los talamontes que
devastan los bosques del Parque Nacional Lagunas de Zempoala y áreas
circunvecinas. Su hermano Misael fue herido. La familia Zamora llevaba
años denunciando ante las autoridades del estado de México a las bandas
criminales que destruyen un ecosistema fundamental para la producción de
agua de las poblaciones y los cultivos de la región. Luego en los
medios se publicaron las amenazas de muerte de los talamontes contra el
padre de Aldo, don Ildefonso, militante ecologista. Felipe Calderón,
entonces presidente de la República, prometió no descansar hasta detener
a los asesinos del joven.Nada hizo. En Zempoala y en otras partes del
país reinan quienes destruyen selvas y bosques, y en algunos casos,
están mejor armados que la fuerza pública.
Otros dos dirigentes sociales fueron asesinados ese año: don Armando
Villarreal, líder agrario de Chihuahua. Durante lustros encabezó
numerosas luchas en pro del uso racional y justo de los recursos
naturales, en especial el agua. Don Armando estuvo dos años preso en el
sexenio de Vicente Fox por encabezar a los campesinos que exigían
revisar las tarifas eléctricas en el sector agropecuario. El segundo fue
don Fernando Mayén Sánchez, abogado que defendía los intereses de la
comunidad de San Luis Ayucan, estado de México. Entre sus luchas destaca
impedir que en terrenos de esa comunidad se erigiera un tiradero de
desechos a cargo de la empresa Confinam, pues violaba la normativa
vigente entonces sobre el confinamiento de desechos.
Este siglo, han matado a más de 20 ciudadanos cuyo único delito fue
defender los recursos naturales de sus comunidades y luchar contra
megaproyectos que, a juicio de las poblaciones que resultarían
afectadas, dañan su ambiente y su salud. En todos los casos, las
autoridades prometen hacer justicia y llevar a la cárcel a los autores
materiales e intelectuales de los crímenes. Eso anunciaron hace un año
cuando fue asesinado Samir Flores, activista que encabezó la oposición
al cuestionado Proyecto Integral Morelos, que incluye una termoeléctrica
(Huexca) y un gasoducto que pasa a un lado del pueblo de Amilcingo. Sus
habitantes rechazaron mayoritariamente dichas obras. El presidente
Andrés Manuel López Obrador pidió aclarar el crimen, a fin de que, entre
otras cosas, no se lo carguen a su administración.
También por negligencia oficial se atenta contra el medio ambiente.
Como en Michoacán, y destacadamente en la región de Uruapan y
poblaciones vecinas. Allí cada año se eliminan entre mil 200 y mil 500
hectáreas boscosas para establecer huertas de aguacate. En esa entidad
el cultivo del ahora llamado oro verde por la gran demanda que
tiene en el mercado internacional, ocupa cerca de 170 mil hectáreas. Y,
al menos, 30 mil corresponden a siembras ilegales. El gobierno estatal y
el federal reconocen que la reducción de áreas boscosas afecta
severamente la producción de agua que requieren centros urbanos y
rurales y la agricultura. Además, ocasiona efectos negativos en el
clima, pues las temperaturas aumentaron notablemente y hay menos
humedad. Pero no basta reconocer, sino solucionar lo que está mal.
Cuando se anuncian problemas por la falta de agua y la tala de
bosques y selvas, siguen los atentados, algunos mortales, contra quienes
defienden la naturaleza. ¿Hasta cuándo?
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