Pedro Miguel
A fines de 2015, a una
amiga le detectaron un tumor de cuidado que ameritaba cirugía. Siendo
derechohabiente del IMSS, fue canalizada al Centro Médico Siglo XXI,
donde un especialista le confirmó el diagnóstico y le programó una nueva
cita para dos semanas más tarde. Ella estaba devastada y angustiada, su
situación económica era muy mala, tenía muchas dudas sobre su
condición, que parecía ser muy crítica, de modo que busqué información
sobre el médico asignado, descubrí que era un hombre joven pero con un
currículum impresionante y que tenía un consultorio en un centro
hospitalario privado. Me animé a escribirle un mensaje. Transcribo
literal, salvo nombres, lugares y padecimiento específico.
Estimado doctor Mengano: soy amigo de Fulana de tal, paciente de usted en el Centro Médico Siglo XXI, y candidata a cirugía por un tumor de tales características. El motivo de este mensaje es solicitarle una cita privada para ella en su consultorio del hospital Perencejo, a fin de que pueda comprender mejor su cuadro clínico y proceder a las acciones adecuadas. Entiendo que la situación es apremiante, por lo que le rogaría que le concediera la consulta lo antes posible.
En menos de 24 horas me llegó esta respuesta:
“Le agradezco mucho su atento correo. Platicamos este viernes qué
pasó con Fulana y comentamos ampliamente sobre su padecimiento y su
particular situación, lo cual me motivó a consentir con ella en platicar
con quienes considera las personas más cercanas a ella –a pesar de no
ser sus familiares por consanguinidad– para que pueda recibir el apoyo
integral de su entorno. Me es muy grato saber de su interés en Fulana,
el cual compartimos totalmente. Estaré a su total disposición para
recibirlo entre tales horas y días en el Hospital de Especialidades del
Centro Médico Nacional Siglo XXI para que podamos platicar ampliamente
sobre su situación, poniendo a su disposición toda la infraestructura
tecnológica y personal humano altamente calificado del tercer nivel de
atención en aras de brindarle la mejor opción de manejo para Fulana,
como lo hacemos con todos los pacientes del Seguro Social.
La política de nuestro servicio de neurocirugía es la de no combinar la práctica pública con la privada por motivos institucionales. Cabe recalcar, además, que la atención personalizada a cada paciente es exactamente la misma tanto a nivel público como privado, por lo cual le ruego nos reunamos lo antes posible en el Hospital de Especialidades. Será muy grato para mí recibirlo en los días indicados, excepto cuando físicamente me sea imposible por estar en quirófano operando. Esta semana tengo cirugías de martes a jueves. Mañana estaré a su disposición para platicar con mucho gusto sobre el caso de Fulana durante toda la jornada y le espero para vernos. En caso de no ser factible para usted acudir mañana, quedo a sus órdenes a través de la extensión del servicio tal a través de nuestra secretaria, en los horarios antes mencionados. Me despido de usted reiterándole mi consideración.
Conocía la excelencia del Instituto Nacional de Nutrición pero la
suponía una excepción en el sistema público de salud del país. El
intercambio con el doctor Mengano me hizo ver que la ética, el
profesionalismo y la solidaridad estaban mucho más extendidos de lo que
suponía. En este gobierno se fueron conociendo las dimensiones
monumentales de la corrupción que ha carcomido por décadas a las
instituciones del sector salud y de prácticas deshonestas como las que
tenían lugar en el Instituto Nacional de Neurología, recientemente
reseñadas por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell (https://is.gd/DuxFNE).
La corrupción llevó al sistema en general a una catástrofe que era
apenas atenuada por la entrega y la dedicación de una parte del personal
médico y paramédico pero que se tradujo en rechazo de pacientes,
esperas interminables, desabasto de medicinas e insumos, mal estado de
las instalaciones y muchos otros males, y tales situaciones se
desencadenaron de golpe a partir del 1º de diciem-bre de 2018.
Simplemente ocurre que a partir de esa fecha la mayor parte de los
medios, organizaciones civiles, partidos de oposición y bandas de
tuiteros imaginarios o reales empezaron a visibilizar esos problemas y
los presentaron, en su dimensión real o de preferencia magnificados,
como otras tantas fallas (
criminales,
genocidas, etcétera) de la Cuarta Transformación.
Reconstruir el sistema de salud pública es caro, toma un tiempo y es
imposible reducir a cero en el corto plazo las afectaciones a pacientes.
Pero existe la voluntad gubernamental de establecer servicios dignos y
eficientes en los hospitales del Estado, limpiar las instituciones y
robustecer los presupuestos del sector salud. Y hay muchos
profesionistas de todos los niveles y especialidades que, como el doctor
Mengano, hacen honor a la ética y al compromiso con los pacientes.
Y Fulana lleva ya más de cuatro años de tratamiento y va muy bien.
Twitter: @Navegaciones
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