3/05/2020

Tiempo de ajustes


La Jornada
Luis Linares Zapata

Este 2020 empezaba con tiempo calmo y un horizonte asequible para asumir decisiones públicas adecuadas y consolidar algunos resultados. De súbito, se ha nublado el panorama hasta el grado de dar cabida a pronósticos tan iracundos como terminales, reservados a los aguerridos opinócratas contestatarios. El severo movimiento femenino tomó por asalto la agenda pública y no la ha dejado reponerse para insertarse de nueva cuenta al manejo mañanero. La pandemia de coronavirus ocupa, por fuerza inevitable, algunas camas hospitalarias en momentos de serios reacomodos del sector salud. La organicidad de este problemático sector no pronostica atenciones y un manejo adecuado a corto plazo. Con realismo crítico se tiene que actuar pensando en que puede convertirse en problema mayúsculo. Aún en medio de esta situación, en mucho importada, la conducción gubernamental parece capear, con modestia y ajustes sobre la marcha, los desequilibrios concomitantes. Al menos por ahora, no hay porque, desde la Presidencia, dar señales de alarma y ánimos decaídos.
Tanto un asunto como el otro, exigen planteamientos adecuados a las nuevas circunstancias. Hay que reubicar la comprensión cupular con el enojo de las mujeres y la previsión de recursos, de variado tipo, para robustecer al sector salud. El historial de López Obrador, respecto a su postura solidaria con temas sobre el balance y la justicia de la cuestión femenina da buena cuenta de ello. El ingrediente de violencia –femenicidios e impunidad– que ahora mueve a la sociedad, introduce elementos adicionales a los esfuerzos para dar a la mujer cabida en paridad en el mundo social, laboral y económico. Se trata ahora de ensanchar el lugar y el respeto por su seguridad, aspecto de vital importancia. No quieren seguir viviendo con miedo y aceptar, resignadas, un destino que no es humano. Un gobierno de izquierda tiene el deber de emparejarse con esta ambición de bienestar y compartirlo con los hombres.
El arreglo que se viene intentando en el aparato de salud toca ángulos anquilosados desde varios decenios. La infraestructura cojea por todos lados: camas, médicos, enfermeras, personal de soporte, instrumental, logística, medicinas y demás. La calidad actual de la atención no alcanza patrones mínimos. Y en estas condiciones se tendrá que hacer frente a la amenazante pandemia. Ojalá y se haga un replanteamiento adecuado de recursos para impedir que tal amenaza se concrete y se expanda a otros órdenes de la vida organizada. No se puede quedar al margen de lo que está sucediendo en otras naciones.
Las preocupaciones colectivas, en estos movidos días, no olvidan lo que ya viene implícito en casi todo lo demás: la marcha de la economía y la violencia desatada. Hay que repetir que el mejor tratamiento del crimen es atender a las causas que lo originan y hasta alientan. Tal como se ha venido haciendo desde el principio de este sexenio de renovación. Pero los ángulos adicionales, de investigación, inteligencia y policiaco-represivos tampoco pueden minusvalorarse. La Guardia Nacional ya llegó a un nivel adecuado para empezar, al menos, a contener el avance del crimen organizado. Iniciar el cambio de tan agravada tendencia, se antoja imprescindible. El cuerpo de la nación, resentido por lustros pasados de malas políticas públicas y acciones equivocadas, exige sus dosis curativas. Bien puede esperarse que, en los próximos meses, la guardia pueda con solvencia encarar su encomienda para dar la tranquilidad que tanto se requiere.
En días pasados, el director del Banco HSBC ( La Jornada, 2/3/20) introdujo una acertada precisión a lo acontecido el año pasado. Aprecia que, aun en medio de la tormenta económica que se encimó sobre el país, se pudieron sostener finanzas públicas solidas que dan confianza a los inversionistas foráneos. La apreciación de este banquero disiente de la adelantada por los llamados expertos que se expresan con regularidad en medios. Visualiza también un panorama positivo para este 2020, sin que se llegue a proclamar crecimiento acelerado. Sí, en cambio, ayuda para situar la problemática enfrentada durante el año pasado por la accidentada negociación del T-MEC que introdujo obs­táculos a la inversión o a la marcha normal de los negocios. La misma baja en los índices de producción industrial del vecino del norte, tan ligado con la industria de transformación del país, sistemáticamente soslayada por críticos y opositores, fue factor grave. El banquero afirma que el gobierno federal ancló su política económica en asuntos importantes: deuda bajo control, usar recursos de manera diferente (programas sociales) y grandes proyectos de infraestructura. Es ahora necesario introducir ajustes preventivos, pues se empiezan a resentir los efectos de la pandemia en curso en los aparatos productivos de países con los que se tiene intenso intercambio.

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