Por: Edgar Rosas
(12 de mayo, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- La crisis de
seguridad y violencia que vive la nación esta relacionada directamente
con el creciente poderío de la delincuencia organizada del país. Los
cárteles han demostrado el alto nivel de equipamiento que han
alcanzado, además se ha hecho cada vez más evidente la extensión de sus
redes hasta el ámbito político.
En palabras del Dr. Edgardo Buscaglia, investigador de la
Universidad de Columbia, el motor de la delincuencia organizada en
México es la política y los partidos políticos.
El director del Internacional Law and Economic Develoment Center
señaló que en el país, durante los últimos años, se ha desatado un
tsunami de delincuencia organizada, incentivada por la corrupción de
Estado.
“La corrupción política mexicana es el corazón de la delincuencia
organizada. México es un país de más de 27 mil desapariciones, de más
de 1 millón de desplazamientos forzados debido a conflictos armados (…)
el país es una país de secuestros, extorsiones y trata de personas y el
que piense que no es así que me diga y yo se lo pruebo en pocos
minutos”, dijo.
El académico manifestó que derivado de lo anterior hoy en día México
se posiciona en el continente como un país exportador de inestabilidad
e inseguridad en la región.
Asimismo indicó que el problema de inseguridad de México no tiene
que ver con la falta de equipo para enfrentar a la delincuencia, sino
se trata de un asunto meramente de corrupción política.
“El problema de México no es un problema de armas o de equipamiento,
es un problema de corrupción política y empresarial que permite, por
ejemplo, que el cártel Jalisco Nueva Generación se haya expandido como
lo hizo por toda la república y más allá de México”, indicó.
Al respecto, Buscaglia manifestó que no debe llamar la atención el
poderoso arsenal que los cárteles tienen en su poder, pues dijo, desde
hace años lo poseen y desde hace tiempo los grupos del crimen han
atacado a militares con fuerza.
En este sentido se refirió en específico a los hechos ocurridos
semanas anteriores en Jalisco, en donde el crimen organizado derribo un
helicóptero castrense. “Lo que pasa que ahora derribar un helicóptero
se transforma en un símbolo de debilidad del Estado y es un shock
psicológico para cualquier institución. Derribar un helicóptero tiene
un efecto psicosocial importante”, puntualizó.
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