Trabajar “de sol a sol” no es cosa del pasado
Era
de madrugada cuando estalló la huelga de jornaleros agrícolas en San
Quintín, Baja California, organizados en la Alianza de Organizaciones
Nacionales, Estatales y Municipales por la Justicia Social (AONEMJUS),
el pasado 17 de marzo por la madrugada se declararon en paro y
bloquearon la carretera Transpeninsular que conecta Tijuana con Cabo
San Lucas.
San Quintín es un enorme valle agrícola, en el que se
encuentra concentrada una vasta producción de frutillas (fresas,
frambuesas, arándanos y zarzamoras) y varias especies de hortalizas y
legumbres que son cultivos altamente rentables, pues al mismo tiempo
que generan miles de empleos con salarios de hambre, favorecen la
acumulación de riqueza en unas cuantas manos. Las frutillas son
sembradas en diversos ranchos de la región, cuyos dueños son miembros
de unas 15 familias de terratenientes y rancheros locales (burgueses).
El 80% de las cosechas se exporta principalmente a Estados Unidos (EU)
por medio de las compañías comercializadoras como Driscolls, BerryMex,
Freshkampo y Andrew & Williamson.
Es en esos ranchos
donde, hasta por 14 horas y bajo temperaturas de más de 40°C, sembrando
y trasplantando, poniendo guías, aplicando pesticidas sin protección,
cosechando fruta en cubetas y removiendo rollos de plástico y
mangueras, trabajan los más de 80 mil jornaleros huelguistas, sus
principales demandas son:
1.- La revocación del contrato
colectivo de trabajo firmado por la CTM y la CROC (agrupaciones
sindicales pertenecientes al PRI) con la asociación de rancheros
locales.
2.- Afiliación masiva al IMSS.
3.- Un día de descanso a la semana.
4.- Jornada de ocho horas y pago de horas extras y días festivos conforme a la ley.
5.- Aumento de salario, pago de jornal de $300 pesos mínimo.
6.- Cese de la discriminación y maltratos.
7.- Cese del acoso sexual a las mujeres por los capataces y patrones.
8.-
Que no se obligue a las mujeres a llevar a sus hijos a los campos a
trabajar y que se respete la incapacidad por maternidad.
9.- Alto a la represión contra los que se organizan y se reúnen.
Los huelguistas mantuvieron el bloqueo durante 26 horas, hasta el 18 de
marzo por la tarde, cuando fueron reprimidos salvajemente por elementos
de la Policía Federal y Estatal, que contaba con el apoyo logístico de
elementos del Ejército Mexicano. Este hecho represivo arrojó más de
doscientas personas detenidas, cientos de huelguistas heridos y además
se giraron órdenes de aprehensión contra los dirigentes de la AONEMJUS.
Durante los días siguientes hubo manifestaciones de solidaridad, como
la movilización a ambos lados de la frontera del 29 de marzo, en San
Diego y Tijuana.
Las condiciones laborales de los
jornaleros de San Quintín no son el único caso de sobre-explotación
laboral, son las mismas condiciones de trabajo de la mayoría del
proletariado agrícola en México . En los campos de Sinaloa, Sonora y
Chihuahua, en las plantaciones de mango, aguacate y cítricos de Colima,
Michoacán y Nayarit también se explota a los jornaleros, con jornadas
extenuantes de trabajo, salarios de hambre y sin seguridad social. Si
un trabajador muere o enferma por trabajar en estas condiciones
simplemente se le sustituye por otro, en este sistema capitalista lo
importante es la acumulación de ganancias y no las vidas humanas.
Muchos jornaleros son migrantes de Oaxaca, Guerrero, Puebla y Veracruz
que han sido expulsados de sus comunidades por medio de la violencia y
el despojo, ya que las políticas neoliberales han arrasado el campo y
convertido a millones de campesinos en proletarios agrícolas. La vida
de estos transcurre entre la sobre-explotación y la falta de servicios
elementales como agua y drenaje en los barrios y casas improvisadas que
habitan, a lo que se suman los riesgos por la exposición constante a
agroquímicos, pesticidas y fertilizantes tóxicos.
Hay otro sector
del proletariado agrícola, que está conformado por los técnicos de los
ranchos y las empresas comercializadoras, muchos de los cuales son
egresados de las instituciones de educación agrícola superior (como
Chapingo o la Universidad Autónoma Agraria “Antonio Narro”) o de las
universidades estatales. Al tener mejores salarios y condiciones de
vida, muchas veces creen que a ellos no se les explota, muestran
indiferencia hacia la lucha de los jornaleros o se ponen del lado de
los patrones. Este sector no alcanza a darse cuenta de la necesidad de
luchar por mejores condiciones de trabajo para todos los trabajadores
agrícolas, incluyéndolos a ellos que también llegan a realizar jornadas
de hasta 14 horas, sin días de descanso en temporadas de cosecha y sin
equipo de protección contra pesticidas o para trabajar en los
frigoríficos; de mucha ayuda sería su incorporación a la lucha.
Mientras escribimos este artículo, la huelga de los jornaleros
agrícolas de San Quintín continúa. Las agroempresas y los dueños de los
ranchos sólo han accedido a un aumento salarial de 15% por jornal, es
decir 20 a 15 pesos sobre su salario actual y no los 200 pesos que los
jornaleros exigen. Han sido liberados casi todos los jornaleros
detenidos el 18 de marzo (faltan 25) han logrado que se respete su
derecho a construir un sindicato independiente y obtendrán la
afiliación masiva a la seguridad social.
El respeto a los
acuerdos y su cumplimiento por los patrones y el gobierno sólo se
garantizará en la medida en que los jornaleros continúen organizados y
luchando, no sólo por el cumplimiento de sus reivindicaciones
económicas inmediatas, sino uniendo su lucha a la lucha por la
transformación de la sociedad y la abolición de la explotación. “¡Si
hemos aguantado tanta hambre, podemos aguantar más, no tenemos nada que
perder!” decía un jornalero mientras se desarrollaban las mesas de
negociación y tiene razón, el proletariado no tiene nada que perder en
la lucha, más que sus cadenas
NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección CAMPO del No. 7 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 29 de abril de 2015.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario