Voto mayoritario? ¿Voto dividido? ¿Nulidad? ¿Abstención? Cada categoría tiene un significado político y social.
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Estamos
a punto de turrón. En unas cuantas semanas serán las elecciones
intermedias en México; y aunque históricamente esta condición las hacía
menos importantes o menos relevantes o de menor impacto político y
social en México, en esta ocasión no es así. Digamos que esta vez
perfilan una nueva etapa política del país y no precisamente porque los
hombres de pipa y guante o los del águila lo hubieran decidido…
El domingo 7 resumirá en unas cuantas horas la historia reciente de
México. Ese día sabremos qué pasó aquí en los años recientes, pero muy
particularmente en lo que va del gobierno del presidente Enrique Peña
Nieto apenas a dos años y medio de su gestión y, también, qué sigue
para él, para su gobierno y para todos nosotros en nuestra vida activa.
Una copiosa votación decidirá por mayorías a quienes habrán de
gobernar; un numeroso voto nulo será un castigo humillante para el
sistema político mexicano y para el gobierno –los gobiernos--; la gran
abstención será muestra de que no se está de acuerdo con lo que aquí
pasa, ni en política ni en lo social o económico: Todo junto.
Los presagios son malos. De hecho no se necesitan dos dedos de
frente para ver el tipo de campañas que la mayoría de los candidatos y
sus partidos llevan a cabo: Insulsas, sonsas, irresueltas, sin
contenido y sí muy frívolas y hasta ridículas y ofensivas… Esto es así
porque los mismos candidatos son ‘cháchara política’, levantada al
vuelo por la necesidad de los partidos políticos de cubrir listas, por
sus compromisos políticos y porque no se toman en serio ni ellos. [Un
ejemplo a la vista, al portador, es el caso del Distrito Federal…]
Todo esto en medio de un ambiente nacional de gran violencia, en la
que el crimen organizado se alebresta y reta al gobierno federal y a
estatales, en tanto que la ostentación de fuerza y el discurso político
del gobierno mexicano no corresponden con los resultados que en ley
debieran ocurrir para atajar ya este estado de temor y enojo
nacionales. Las escenas de violencia y agresión con heridos y muertos
se incrementan cada día y con frecuencia el poder de los criminales
parece superior al de las fuerzas de seguridad nacionales.
Las agresiones a candidatos de distintos partidos son cada vez más
frecuentes; los enfrentamientos físicos violentos entre grupos de
partidos políticos adversos también. Problemas sociales estallan aquí o
allá; inseguridad y debilidad económica a la vista. El no anuncio de la
extrema situación económica del país no se anuncia por razones
electorales mientras que sí se percibe en los salarios, en la economía
informal –desempleo disfrazado- en el desempleo formal y en el alto
costo de la vida y los servicios…
Todo hace que los 83 millones 563 mil 190 ciudadanos que podrán
participar en los comicios intermedios del 7 de junio de 2015 en los
que se renovará la totalidad de las 500 curules de la Cámara de
Diputados, 9 gubernaturas, 641 diputaciones locales en 17 entidades,
993 alcaldías en 16 estados y las 16 jefaturas delegacionales en el
Distrito Federal, tengan frente a sí una gran responsabilidad: ¿Su
decisión será la medida del país que sigue a partir del 8 de junio?
Una micro-micro parte de ese número de electores fue la que decidió
a quienes habrían de ser candidatos y, por tanto, los electores no son
responsables de sus actos: Los partidos políticos sí, aunque se sabe
que una vez que cada uno de esos candidatos a quienes apoyaron comete
un acto de corrupción o desgobierno, los líderes de su partido y su
estructura desaparecen del panorama y no se corresponsabilizan.
¿Con el resultado electoral cambiará México a partir del 8 de junio?
No. La inercia en la que estamos moviéndonos lleva a que el conflicto
social en México siga aun. La violencia criminal se apaciguará más o
menos, porque ya no tendrá su tono electoral; esto es así porque hay
políticos que manipulan desde ahí sus intereses particulares.
¿La crisis social y económica será resuelta? No. Ya se ve que
estamos cada día peor y será peor según presagian los mismos
integrantes del gabinete económico del presidente Peña Nieto. El
problema de la educación está ahí y los niveles educativos de México
siguen a peor cada día, agravándose en estados del sureste mexicano,
particularmente en Oaxaca en donde la sección 22 de la CNTE ha anulado
al gobernador y su gabinete…
Y, bueno, el resultado sí nos dirá una cosa muy clara: ¿Qué si
quieren los mexicanos para el futuro? y qué no quieren. El 8 de junio
próximo los mexicanos habrán de plantarse y sacarán las piedras del
buche: ¿Voto mayoritario? ¿Voto dividido? ¿Nulidad? ¿Abstención? Cada
categoría tiene un significado político y social: A partir del 8 de
junio lo sabremos y esa será la nueva etapa política del país.
Los partidos, por su parte, llevarán a tribunales de lo electoral
resultados. Lamentable, pero muy probablemente seguirán los actos de
violencia en contra de actores políticos, no siempre debido a razones
políticas, quizá a que han tenido sus queveres con miembros de estas
organizaciones delincuenciales.
Los electores, mientras tanto, seguiremos en la brega. En la lucha
por el sustento cotidiano y por un poco de solaz individual y familiar
mientras seguimos aspirando a que un día seamos nosotros, la mayoría,
quienes elijamos a quienes sí deben gobernar a este país.
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