Legislación restrictiva mientras las mujeres siguen muriendo
Janida
tiene 14 años, pero evita el contacto visual con las personas y
prefiere mirar para abajo y mover la cabeza si alguien se dirige a
ella. Es una de las consecuencias que esta niña sufre, como otras
muchas en Kenia, por el trauma de haber sido abusadas sexualmente.
Antes, Janida (nombre ficticio para proteger su identidad) era sociable
y alegre, pero eso acabó cuando su padrastro comenzó a violarla y
después dio a luz a un bebé que ahora tiene cuatro meses.
El trauma y la depresión de Janida son similares a las que sufren miles
de niñas con la infancia robada por los abusos sexuales en este país
africano.
“La pequeña (Janida) sufrió tortura física y psicológica”, dijo a
IPS/Cimacnoticias la directora ejecutiva y de programa de la Federación
de Abogadas (FIDA, en inglés) de Kenia, Teresa Omondi.
“La mejor opción hubiera sido interrumpir el embarazo y que no sufriera
la tortura mental y física, pero no pudo afrontar el costo de un aborto
seguro”, se lamentó.
Según el artículo 26 de la Constitución de Kenia, “está prohibido el
aborto a menos que, en opinión de un profesional de la salud
capacitado, se necesite un tratamiento de emergencia o esté en peligro
la vida o la salud de la madre o si lo permite otra ley”.
En septiembre de 2010 el Ministerio de Salud divulgó una guía nacional
para la gestión médica de casos de violación o violencia sexual, que
habilita la terminación del embarazo como opción en caso de concepción,
pero se requiere una recomendación y evaluación psiquiátrica.
Luego, en septiembre de 2012, el Ministerio de Salud divulgó estándares
y pautas para la prevención y el manejo de abortos inseguros dentro de
los que permite la legislación keniata, pero terminó retirándolos tres
meses después en circunstancias poco claras.
Según Omondi, “la ley todavía no es totalmente operativa y muchos
proveedores todavía no recibieron capacitación, lo que hace que muchos
de los abortos inducidos siguen siendo inseguros y son comunes las
complicaciones”.
El Ministerio de Salud es responsable de no permitir que los médicos y
las enfermeras se capaciten para la interrupción de embarazos, indicó
Omondi; “es ridículo que mientras acepta que la atención tras un aborto
es un asunto de salud pública, los profesionales tengan las manos
atadas”.
La cuestión de los abortos en condiciones inseguras en Kenia volvió al
tapete en septiembre de 2014, cuando el enfermero Jackson Namunya Tali,
de 41 años, fue condenado a muerte por un alto tribunal de Nairobi por
asesinato, tras la muerte de Christine Atieno y del feto a raíz de un
aborto ilegal mal hecho.
Kenia participó en varias reuniones en África sobre cómo reducir la
muerte materna (MM) ofreciendo condiciones seguras para el aborto, y
varios ministros de Salud coincidieron en que los datos revelan que los
países que ofrecen las condiciones adecuadas para la interrupción del
embarazo redujeron el número de mujeres que mueren a consecuencia del
embarazo o el parto.
Un análisis de Saoyo Tabitha Griffiths, responsable de derechos y salud
reproductiva de FIDA, señala que a pesar de que Kenia adoptó una
Constitución que consagra los derechos en materia de salud reproductiva
y el acceso a un aborto seguro, siguen muriendo mujeres en este país
por abortos inseguros, una causa de la MM que se puede evitar.
Para el especialista Ong’ech John, úteros e intestinos perforados,
fallas renales y cardiacas, y anemia que requiere transfusiones de
sangre, son sólo algunas de las complicaciones derivadas de abortos
practicados en condiciones inseguras.
“Las complicaciones de un aborto inseguro no involucran sólo los restos
de la concepción que no se eliminaron totalmente. Uno puede evacuar,
pero el útero perforado debe repararse o se extirpa el órgano, que está
putrefacto”, explicó Ong’ech a IPS/Cimacnoticias.
“Cuando el Ministerio de Salud emitió una pauta en febrero de este año
indicando a los trabajadores del sector, ya sean privados, públicos o
de organizaciones de beneficencia, que no participaran en ninguna
capacitación sobre prácticas para abortos seguros y abortos médicos,
quedaron muchas preguntas sin respuesta”, remarcó Omondi.
Un profesional muy respetado en Kenia, el doctor John Nyamu estuvo un
año preso en 2004 tras un allanamiento en su consultorio luego de que
aparecieran 15 fetos en importantes calles de la capital junto a
documentos de un hospital en el que había trabajado, pero que había
cerrado.
Tras conversar de su calvario con Mary Fjerstand, asesora clínica de
Ipas, una organización civil dedicada a poner fin a las muertes
evitables y discapacidades a causa de abortos inseguros, Nyamu dijo que
la conmoción pública por su detención ayudó a la gente a “darse cuenta
de la magnitud y las consecuencias de los abortos inseguros en Kenia;
moría un gran número de mujeres. Antes de eso, no se hablaba de aborto
en público”, remarcó.
Kenia quiere alcanzar la meta de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, de reducir 75 por ciento el número de mujeres que mueren a
causa del embarazo, parto y puerperio, respecto de las cifras
registradas en 1990, pero “no se puede lograr si no hay posibilidades
de abortos seguros”, remarcó.
Una actualización de mayo de 2014 de un documento de la Organización
Mundial de la Salud indica que unas 800 mujeres mueren por día en el
mundo por causas evitables relacionadas con el embarazo y el parto, y
que 99 por ciento de las MM ocurren en los países en desarrollo.
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
CIMACFoto: Yunuhen Rangel Medina
Por: Robert Kibet*
Cimacnoticias/IPS | Nairobi.-
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