QUINTO PODER
Por: Argentina Casanova*
El
pasado 27 de abril se conmemoró un aniversario, el quinto, del
asesinato de Beatriz Cariño. Nada hubo en los medios oficiales.
En cambio se le recordó en medios alternativos y en eventos organizados
por la sociedad civil, por su familia, por otras activistas y
defensoras que continúan con el legado de lucha de una mujer que no fue
enterrada, sino sembrada para renacer como las semillas en los ideales
de lucha por la defensa de la tierra, por los Derechos Humanos y de
todas las mujeres.
Su asesinato, al igual que el de otras defensoras y defensores pretende
ser acallado, silenciado por el mismo sistema que las asesinó, no
nombrarlas constituye aliarnos con quienes pretendieron silenciar su
trabajo, su lucha, sus ideales y convicción de defensa de la tierra.
Su familia organizó un homenaje a Bety Cariño, en el que participaron
los amigos, la familia, la gente que conoció el trabajo de Bety, y
algunas organizaciones de la sociedad civil que a pesar de la distancia
se sumaron a esta fecha en forma simultánea y a través de distintas
formas que las redes sociales, los medios alternativos y los recursos
multimedia permiten a las defensoras.
En Campeche, el homenaje fue secundado por el Observatorio de Violencia
Social y de Género, que realizó un video en el que participaron las
integrantes, pero también con la colocación de una placa conmemorativa
en la sala de trabajo colectivo con el nombre de Bety Cariño, quien
estará así acompañada por otra luchadora, Marisela Escobedo.
Ambas mujeres que siguen vivas en la memoria de quienes continúan con la defensa de los Derechos Humanos.
Te nombramos compañera Bety, compañera Marisela, porque al nombrarlas,
al colocar sus nombres, al publicarlos y difundirlos evitamos que el
sistema que las asesinó consiga lo que buscaba, borrar sus luchas, sus
aportes, sus sueños de justicia para las mujeres y los hombres de este
país que se conduelen en silencio.
México es un mapa que se mide por los nombres de sus desaparecidas y
desaparecidos, donde las instituciones promueven el olvido con
eufemismos y argumentos que justifican la desaparición de más de 25 mil
personas.
México es el mapa donde se documentan y registran los asesinatos de
mujeres que buscaban justicia, de hombres solidarios que acompañaban
caravanas de ayuda como ocurrió con Jiry Jaakkola, de defensores de la
tierra que son víctimas del crimen organizado, de indígenas que
defienden sus derechos, y esa es razón suficiente para ser asesinados.
México es el país donde se documenta gráficamente el exterminio de la
diferencia, por ser mujeres, por ser indígenas, por ser pobres, por ser
defensoras y donde se le apuesta al olvido por parte del Estado para
que libremente pueda seguir acumulando cadáveres que entierra para
borrarlos.
Se olvidan que en este país de luchas la muerte no borra a quien
sembraba sueños de libertad, de justicia, de igualdad y respeto para
las mujeres y hombres. Se olvidan que Bety era semilla y que ha
germinado en las jóvenes mujeres que construyen con sus propias manos,
con sus convicciones y resistencias un país mucho mejor, más digno y de
integridades que creían apagadas.
Cada que una defensora o un defensor, un periodista, es asesinado se
apaga una luz pero se encienden mil que saben que son la esperanza de
que esas palabras, esos ideales no se borren. México es un país donde
las familias pobres han puesto a los muertos desde tiempos de la
Colonia, donde los indígenas eran exterminados como parte de limpiezas
étnicas que nunca han sido reconocidas.
Pero no es casual que los asesinatos de los jóvenes, de las mujeres y
de los defensores sean particularmente de mujeres morenas, hombres
pobres que resisten como parte de un pueblo que se sabe amenazado por
una política de exterminio.
Por eso en cada una de las mujeres que abrazamos el recuerdo de Bety
Cariño reclamamos justicia para ella y su familia, para cada una de las
familias que han sido víctimas de un Estado incapaz, omiso y permisivo
con la violencia, con gobiernos tolerantes con grupos paramilitares que
han asesinado a mujeres y hombres defensores.
No has muerto camarada Bety, tu lucha seguirá en cada mujer, en cada
joven que defienda su derecho a la tierra, a la autodeterminación y a
la libertad.
*Integrante de la Red Nacional de Periodistas y del Observatorio de Feminicidio en Campeche.
CIMACFoto: César Martínez López Cimacnoticias
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