7/30/2015

La tecnocracia nos está enterrando a todos


    
revoluciontrespuntocero.com

peñaDOMADOS (1)

La cúpula empresarial comienza a darse cuenta de que el “gobierno” de Enrique Peña Nieto nos está enterrando a todos, incluidos los miembros del reducido grupo de oligarcas que han sido beneficiados ampliamente desde que la tecnocracia sepultó el régimen de la Revolución Mexicana. Aunque para ellos los perjuicios no son de vida o muerte como lo son para la población mayoritaria, sí están preocupados porque pasan los meses y los discursos que desbordan demagogia del inquilino de Los Pinos, no se concretan en hechos.

Así lo patentizan las declaraciones emitidas por los dirigentes de los principales organismos empresariales del país, luego de que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), informó el jueves pasado que el número de pobres en el territorio nacional aumentó en 2 millones de personas, entre 2012 y 2014. Están conscientes de que así como vamos no sólo se reducirán sus beneficios, por el debilitamiento generalizado de la economía y del aparato productivo, sino que aumentarán dramáticamente los riesgos de graves estallidos sociales.

El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp), dependiente del principal promotor de las reformas estructurales, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), afirmó: “Las reformas podrán generar resultados pero la pobreza y la reducción del ingreso no pueden esperar años para que esto suceda. Requerimos una política económica que genere empleo de manera inmediata”. Sin embargo, no hay visos de que el “gobierno” de Peña Nieto tenga intenciones de abrir una válvula de escape a la terrible situación de desigualdad que se vive en el país.

La alta burocracia no está dispuesta a variar un ápice su dogmatismo neoliberal, no mientras no reciba órdenes de Washington en sentido contrario. La élite oligárquica debería tomar muy en cuenta esta situación y proceder de manera lógica: a quienes deben convencer de que se han rebasado los límites de la sinrazón económica, es a los jerarcas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM). Aunque tampoco serían escuchados porque para dichos organismos globales es fundamental seguir adelante con su proyecto devastador, porque están decididos a eliminar del planeta a un mínimo de 4 mil millones de “estómagos prescindibles”.

El otro método para alcanzar ese diabólico objetivo sería una tercera guerra mundial, pero nadie podría garantizar que los efectos de la conflagración atómica no afectaran los territorios geográficos del Grupo de los Siete. De ahí el fundamentalismo neoliberal, del que los tecnócratas mexicanos son firmes adalides, motivo por el que son muy bien vistos, y aplaudidos, en la Casa Blanca en la capital estadounidense, en Londres, Berlín y París. Por eso la élite burocrática de Los Pinos se muestra siempre tan soberbia y segura de su fuerza.
Sin embargo, la cúpula oligárquica mexicana está siendo afectada por tanto abuso contra el país de parte de los tecnócratas, por eso reclama y alza la voz para pedir que se le tome en cuenta. La pérdida de poder adquisitivo, el aumento de la economía informal, la desigualdad y la violencia extrema se han convertido en un pesado lastre que también está afectando los negocios de quienes no pertenecen a la cúpula financiera, la única realmente beneficiada con el fundamentalismo neoliberal. Así lo demuestra la preocupación externada por los dirigentes de las principales cámaras empresariales mexicanas.

El presidente de la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin), Manuel Herrera Vega, demandó incentivar el empleo formal, adelantar las compras gubernamentales programadas para el último trimestre de 2015 y ejecutar en tiempo y forma el presupuesto de egresos para este año. Desgraciadamente no será escuchado, porque el “gobierno” de Peña Nieto no se saldrá del guion que anunció desde principios de año. Seguirá implementando políticas súper restrictivas, con el pretexto de que el entorno económico mundial así lo exige. Los recortes presupuestales son una decisión inalterable y se pondrán en práctica, sin duda, otras medidas absurdas y fascistas que nos acarrearán grandes males.


La única manera de hacer cambiar a la ultra derecha reaccionaria en el poder, vendida a intereses extranjeros, es mediante la formación de una fuerza popular capaz de cambiar el régimen entreguista, tan consolidada que obligue a la élite de Los Pinos a pensarlo dos veces antes de lanzar contra el pueblo una represión genocida. Esta es la gran tarea de la izquierda, por encima de mezquindades absurdas.

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