Por: Emma Martínez
(29 de julio,
2015. Revolución TRESPUNTOCERO).-Los delincuentes dijeron a los
pasajeros que se bajaran y que no les iba a pasar nada, cuando Manuel
iba a descender, lo agarraron y lo bajaron en forma violenta, el
suplicó “¡no me maten, no me maten, no he hecho nada malo!”… después de
callar le dieron 3 disparos, 2 en la cabeza y uno por la espalda.
Manuel López Pérez, integrante del
grupo de las Abejas Acteal, se dirigió a la cabecera municipal de
Pantelhó, a realizar unas compras como lo hacía con regularidad, poco
tiempo después siendo aproximadamente las diez de la mañana, tomó el
transporte público de regreso a su casa, acompañado de su hijo Juan
López Guzmán de once años.
A casi un kilómetro de de la cabecera
municipal de Pantelhó, en el puente Sibaluk’um, siete personas hombres
encapuchados, vestidos con ropa tipo militar y portando armas de fuego
emboscaron el vehículo en donde iba Manuel, de forma que lo detuvieron
por completo, Marcelo D., es uno de los testigos que iba en el vehículo
y narra a Revolución TRESPUNTOCERO, la forma violenta
en que abrieron la puerta y entre el grupo de encapuchados algunos
afirmaron que Manuel se les había escapado porque no se encontraba
entre los pasajeros.
Aunque todos dentro del vehículo
guardaron silencio por miedo a que les dispararán se les observó a
todos y finalmente uno lo descubrió y aseguró que ahí estaba Manuel
señalándolo para identificar su sitio, advirtieron que todos podían
bajar y que nos les pasaría nada, así los pasajeros sin dudarlo
descendieron, callados todo el tiempo, por lo que asegura, que siendo
la voz tan clara de los asesinos, el hijo de Manuel, pudo identificar
que uno de los encapuchados era su propio hermano.
Después de un rato llegó el juez
municipal, quien encontró a gente en estado de pánico, quienes rodeaban
el cuerpo de Manuel quien yacía muerto frente a los ojos de su hijo
menor, que se encontraba atónito ante el suceso, sin poder creer que
había presenciado la muerte de su padre.
Aunque la gente desde que se dieron a
la fuga los delincuentes quisieron tomar fotos no se les permitió,
asegura Marcelo que es una situación que no está permitida a fin que
puedan ‘proteger’ las autoridades la escena y poderla “manipular a su
antojo, evitando forma alguna de probar algo que no les convenga y los
perjudique”.
Cuando un familiar de Manuel pidió al
juez que dejaran intacto el cuerpo hasta que pudieran llegar los
miembros de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, el hombre la vio de
forma despectiva, a decir por el testigo y le dijo “pues ay véalo”, y
se fue, aunque finalmente se llevaron el cuerpo, sin que ningún miembro
de la organización pudiera llegar al lugar de los hechos ya que a ellos
les avisaron hasta las seis de la tarde.
Fue así como Las Abejas no pudieron
tener pruebas del lugar de los hechos y tampoco sobre la forma en que
se levantó el cuerpo y fue trasladado por elementos del Ministerio
Público. La organización asegura que el juez de Pantelhó había
amenazado a Manuel en fechas anteriores, además uno de sus comandantes
de la policía municipal le ordenaron a su hijo, Juan López declarar,
“debes decir que tu papá viajaba en otro carro distinto al donde tu
ibas, también debes decir que tu papá iba en un transporte adelante del
carro en el que tu viajabas, porque si dices la verdad no nada más se
van a la cárcel los asesinos, sino que tú también te vas a la cárcel,
mejor declara así como te decimos”. lo anterior sirve para que la
organización afirme que “este acto, evidencia la complicidad de las
autoridades oficiales frente a este asesinato”.
“Las matanzas de Acteal no solamente
fueron en el 97, han continuado, uno a uno de los luchadores que buscan
defender a nuestro pueblo del gobierno represor ha sido asesinado a
sangre fría, nos han querido desalojar, lo han logrado en muchos casos,
en Acteal sigue corriendo sangre, misma que tiene manchadas las manos
los priistas”, asegura Marcelo.
En 2013, Alonso López junto con las
autoridades de la comunidad San Joaquín y “en complicidad con el actual
juez municipal de Pantelhó, Pedro Girón López originario de esa
comunidad, expulsaron a Manuel López, junto a su esposa y 4 hijos, sin
motivo aparente…
Por lo que la familia se trasladó a la
comunidad San José Bochtik municipio de Pantelhó, decidiendo vender el
terreno que le correspondía, a pesar que las autoridades aceptaron por
medio de un acta que Manuel vendiera, al poco tiempo cambiaron de
opinión y prefirieron que no lo querían así”, narran miembros de la
Asociación las Abejas Acteal.
Alonso López hijo de Manuel, se apropió
del terreno y lo vendió sin respetar el acta de acuerdo firmado entre
las autoridades de San Joaquín y su padre. Aunque la Procuraduría
Agraria se enteró no hizo nada, a pesar de que la mesa directiva de Las
Abejas mandó una carta a esa institución para que resolviera el
problema.
El problema llegó al trasladarse al
Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, para dar a
conocer que se le estaba violando sus derechos y el Frayba buscó a las
autoridades de San Joaquín, para abrir el diálogo, ante el caso omiso
recurrieron al presidente de Pantelhó Miguel Entzin Cruz, pero tampoco
se hizo caso a dicha solicitud.
“Poco después llegó el hostigamiento,
no solamente por el problema e involucrar a organizaciones pacifistas
que ayudan a las poblaciones indígenas, sino por su lucha social con
las Abejas; ante los hechos el Juez Municipal de Pantelhó, el
comandante de la Policía Municipal y el presidente municipal de
Pantelhó son responsables de las amenazas de muerte hechas a la familia
de Manuel, esto lo hacen para que no sigan hablando del caso”, comenta
Marcelo.
Hoy las evidencias que podrían dar
pistas acerca de los responsables de la muerte de Manuel ya no existen,
los habitantes aseguran que cuando se lleva a cabo un asesinato, las
autoridades no permiten que se fotografíe, ni se tomen videos, ni que
vean durante mucho tiempo el cuerpo, es mejor que nunca lo vean, lo
cual lo asemejan al 22 de diciembre del 97, cuando el subsecretario de
Chiapas Uriel Jarquin Galvez, le ordenó alteradamente a los policías
que levantaran tan pronto como pudieran los 45 cuerpos en Acteal, lo
que se buscaba era evitar que la prensa tuviera datos e imágenes de los
hechos que pudieran incriminar a las autoridades.
Aquel 22 de diciembre de 1997 en Acteal “las
balas se veían como agua. Más abajito hay un lugar para esconderse.
Ahí fuimos, pero se veían como los tiros pasaban, levantaban la
tierra donde pegaba. Los niños hacían mucho ruido, todos estaban
llorando. Fue cuando nos escucharon y los agresores fueron donde
estabamos. Fue cuando nos empezaron a disparar por parejo todos los que
estabamos ahí. Nos mataron a todos. Yo me salvé porque me escondí en
una barranco con mi hermanito.
Yo y mis compañeros estábamos en la
iglesia porque ahí tenemos nuestro campamento de paz… Aquí todos
permanecíamos tranquilos y nunca imaginamos que algo estuvieran
planeando en nuestra contra, sobre todo algo tan horrible… En la
iglesia sólo nos reuníamos para discutir y hacer pequeños acuerdos
de coordinación de grupo y principalmente para hacer oración y
rezarle a Dios para que los problemas del municipio se resolvieran,
pero alrededor de las once de la mañana, sin saber nada, escuchamos
una gran cantidad de balazos que se hacían en la parte baja dirección
de la iglesia, y se movió hacia más cerca de la iglesia, y es que era
una lluvia de balas espantosa…
Casi todos los agresores vestían de
negro o de azul, a la usanza de la policía de Seguridad Pública, y
llevaban paleacates rojos puestos en la cabeza. Los disparos duraron
hasta aproximadamente las 6:00 de la tarde. Fueron asesinados 45
campesinos: 15 niños, 21 mujeres, y 9 hombres. Además, quedaron 25
heridos, de éstos nueve en condición grave y cinco delicados.
Según testigos, el camión de la
presidencia municipal de Chenalhó, fue enviado por el presidente
municipal priísta, Jacinto Arias Cruz, a recoger a parte de los
agresores y trasladarlos a Acteal… (Testigo).
Hoy se mantienen pruebas contundentes
que la masacre fue ejecutada por paramilitares mientras eran cubiertos
y resguardados por policías y cuya orden provino del secretario de
gobernación Emilio Chuayffet, durante el sexenio del priista Ernesto
Zedillo.
A semanas de la muerte de Manuel las
autoridades ni siquiera han tomado la investigación “en serio” ha decir
por sus cercanos, aseguran que planean mantenerla retrasada para que
finalmente se olvide el caso, “así se consolidará la impunidad de los
gobernantes locales, estatales y federales, ya que es seguro que Peña
Nieto ni enterado esté lo que lo convierte en culpable, al no conocer
lo que pasa en su país, aunque él sea de la idea que los pueblos
originarios que luchamos en contra del mal gobierno debamos morir”.
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