Jorge Emilio González Martinez, senador del PRI-PVEM. Foto: Germán Canseco |
MÉXICO,
D.F. (apro).- La historia del Partido Verde Ecologista de México (PVEM)
es muy emblemática y refleja en buena medida lo que ha sido el PRI en
sus últimos años, en los que ha decaído tanto que ha necesitado de
vejigas para flotar en medio de la crisis electoral que sufre desde
1988, cuando Carlos Salinas de Gortari ganó con un descomunal fraude.
Jorge Alcocer, un experto en la historia de los partidos, recuerda
que el PVEM nace en 1989 por una decisión de Salinas de Gortari para
apuntalar al PRI y le encarga a Manuel Camacho Solís y a Marcelo Ebrard
que ayuden a Jorge González Torres (expriista) a formar este nuevo
partido que llenaría el hueco del tema ecológico que hasta entonces no
había sido tomado en cuenta.
Es así que por las venas del Partido Verde corre sangre priista y nace con una misión que hasta ahora sigue vigente.
Cuando González Torres tuvo los suficientes requisitos para
registrar a su partido, lo hizo con el nombre de Verde Ecologista
Mexicano, pero entonces el PRI se inconformó manifestando que el único
partido con derecho de usar el color verde eran ellos, los priistas,
así que el primer nombre que recibió fue Partido Ecologista Mexicano y
así participó en las primeras elecciones.
Después pasaría a ser ya el PVEM y González Torres, conocido como
“El Tucán”, participó como candidato presidencial en 1994, realizando
una campaña que más bien parecía una gira turística, pues andaba de un
lado al otro del país luciendo su ropa blanca de lino y bronceándose la
piel.
Por su papel de distractor y comparsa, el PVEM recibió más ayuda del
gobierno: La familia González Torres se ha enriquecido con la industria
farmacéutica –las farmacias Simi son de Víctor González Torres—;
Virginia González Torres asumió el control de los psiquiátricos, y el
sacerdote jesuita Enrique González Torres se posicionó en la
Universidad Iberoamericana, refugio de salinistas en su peor etapa.
Jorge González Torres heredó el partido a su hijo Jorge Emilio
quien, en 2005, nuevamente recibió ayuda de Roberto Madrazo para que lo
apoyara en su campaña presidencial y, al mismo tiempo, de Elba Esther
Gordillo, que pensaba hacer del PVEM parte de su proyecto político
electoral junto con Nueva Alianza (Panal).
Hijo bastardo del PRI, el Verde siguió siendo útil en 2012 y ahora
en este 2015 para los proyectos de Enrique Peña Nieto y su grupo.
Bajo la égida presidencial, el PVEM violó las leyes electorales con
una campaña millonaria en medios, en complicidad con Televisa, con tal
de ayudar al PRI a ser mayoría en la Cámara de Diputados. Hasta el
exentrenador del seleccionado nacional, Miguel “Piojo” Herrera,
participó en la campaña.
Ahora, en las recientes elecciones de Chiapas para renovar el
Congreso y las presidencias municipales, el gobernador Manuel Velasco,
priista y del PVEM al mismo tiempo, hizo lo que quiso para ganar.
Heredero de las viejas prácticas priistas, superó a su progenitor:
urnas robadas, actas dobles, boletas con impresión en ambos lados,
folios de boletas en casillas que no correspondían, fallas en el
sistema de cómputo y PREP inoperante, así como despilfarro en gastos,
acarreo, propaganda política disfrazada de informes, compra de votos
con dinero y con programas sociales.
Hechura del PRI a su imagen y semejanza, el PVEM seguirá jugando el
papel para el que fue creado: compinche del sistema y cómplice de la
corrupción.
Twitter: @GilOlmos
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