Ocho
días después de las elecciones locales en Chiapas para renovar el
Congreso local (41 curules) y las presidencias municipales (122) –el
pasado 19 de julio– ya tenemos los resultados casi en su totalidad.
Una de las elecciones más disputadas es por la capital del estado,
Tuxtla Gutiérrez, donde el Partido Acción Nacional (PAN) y la coalición
de los partidos Verde Ecologista de México-Revolucionario
Institucional-Nueva Alianza-Chiapas Unido (PVEM-PRI-Panal-PCU).
En la madrugada de este lunes 27 de julio, el Consejo General del
Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana de Chiapas (IEPCC) le
dio la constancia de mayoría a Fernando Castellanos Cal y Mayor,
candidato por la alianza PVEM-PRI-Panal-PCU.
¿Irregularidades? Sí. Durante el proceso y durante la jornada
electoral. Fui testigo directo del robo de la urna del Parque
Bicentenario.
En conferencia de prensa, el IEPCC aceptó el robo de cuatro urnas “en
La Hacienda”, sin precisar la anterior. Me explicaron que un hombre
llegó con normalidad, pidió su boleta mostrando su credencial para
votar, votó y nada más lo hizo se llevó la urna consigo; alguien salió
detrás de él, pero dos hombres armados ya lo esperaban. Y huyeron con
la urna.
No me detengo, sin embargo, en esta fuerte disputa por la presidencia
municipal de Tuxtla Gutiérrez, las anomalías y el movimiento social
generado en torno a los dos candidatos, ni en el desánimo que cunde
entre los seguidores del PAN y su candidato Francisco Rojas.
Desánimo que se extiende a ciudadanas y ciudadanos sin partido, pero
deseosos de una democracia real en la que el voto se respete, el voto
cuente y se cuente bien.
En este difícil contexto político resalta el fenómeno de más mujeres presidentas municipales.
La Red Chiapas por la Paridad Efectiva (Repare) había contabilizado 38
presidencias municipales ganadas con base en los resultados del
Programa de Resultados Preliminares (PREP). Sin embargo, el PREP dejó
de funcionar casi inmediatamente después de la jornada electoral.
Los conflictos postelectorales se presentaron en varios municipios y, al parecer, esto influyó en aquel retraso.
Podríamos abundar en una comparación entre el trabajo realizado por el
Instituto Nacional Electoral (INE) y los órganos electorales locales
desde la perspectiva del profesionalismo, y el cumplimiento efectivo de
los principios rectores de la legalidad, la máxima publicidad, la
certeza, la objetividad, la independencia y la imparcialidad, con base
en los procesos federal y local, respectivamente, pero tampoco es el
interés de esta aportación analítica.
Se presentaron conflictos y las rivalidades entre los partidos políticos se recrudecen, quizá particularmente entre PRI y PVEM.
Uno de esos municipios donde el conflicto estuvo muy fuerte fue Chanal,
una localidad indígena. Muchas horas pasaron sin saber qué ocurría con
la ganadora por el PRI, Olga Gómez López.
Al parecer había el riesgo incluso de no ser reconocida, pero
finalmente el pasado sábado por la noche se le entregó su constancia de
mayoría.
Otras 35 mujeres habían recibido también su constancia, según la
contabilización de la feminista y periodista Candelaria Rodríguez. Con
el triunfo de una ganadora más en Chilón sumarían 37 alcaldesas en
total.
Mientras tanto, en tres municipios se realizarán elecciones
extraordinarias: Tapilula, Nicolás Ruiz y Belisario Domínguez. En este
último el conflicto territorial por los Chimalapas que se mantiene con
Oaxaca impidió la instalación de casillas.
En Nicolás Ruiz no se instalaron tampoco las cuatro casillas
correspondientes porque, previamente, la planilla del PVEM no fue
registrada en el IEPCC debido a que no cumplía con la paridad de
género. Los comuneros que apoyan al PVEM decidieron no instalar las
casillas.
Adicionalmente, 13 diputadas por mayoría relativa serán parte del
Congreso local. Y hoy se definen las diputaciones de representación
proporcional.
Los resultados no son nada desalentadores desde la perspectiva de la
paridad. Y esto es motivo de celebración. Sin embargo, la meta de la
paridad efectiva no termina aquí.
En diversos foros hablamos de la paridad efectiva en todos los ámbitos
de la vida pública. La paridad no es una acción afirmativa ni es una
medida temporal. Es un mandato constitucional que llegó para quedarse
y, por qué no, para ser llevada hasta sus últimas consecuencias por
todas las mujeres y los hombres que creemos en una sociedad justa, por
todas y todos quienes abogamos por la igualdad sustantiva en todos los
órdenes.
Y, quién sabe, todo ello sería el trasfondo de la igualdad en la esfera
privada. Sin ésta, seguirá siendo difícil que las mujeres
incursionemos, permanezcamos y ascendamos en la esfera pública.
Un arcoíris se dibuja en el horizonte. No lo dejemos difuminarse.
*Investigadora titular del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica. Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
CIMACFoto: Yunuhen Rangel Medina
Por: Inés Castro Apreza*
Cimacnoticias | México, DF.-
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